Entrevistas

“El Papa colocó la pelota en la cancha del Gobierno”

Este es un aspecto que hay que recalcar, lo que se está cometiendo con el obispo Álvarez es una tremenda injusticia, una violación flagrante de los derechos humanos, de él y de la Iglesia"

Carlos Chamorro:

El mensaje del papa Francisco sobre Nicaragua este domingo en Roma, después de la oración del Ángelus, llamando a un “diálogo abierto y sincero” en Nicaragua, ha colocado “la pelota en la cancha del Gobierno”, considera el exministro de Educación Humberto Belli.

El sociólogo, exdirectivo de Funides exiliado en Estados Unidos, admite que el mensaje del Papa “puede haber decepcionado a gran parte de la audiencia que esperaban algo contundente y directo”, pero ahora la Iglesia está llamando al diálogo, y “le toca al Gobierno dar una iniciativa, como soltar a los presos como una expresión del diálogo”.

En una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Belli analizó la crisis de las relaciones entre el régimen autoritario de Daniel Ortega y la Iglesia católica, tras el arresto de monseñor Rolando Álvarez y otros siete religiosos, y advirtió que “la ambigüedad (de la Conferencia Episcopal) más es contraproducente, en el fondo indica miedo,  y no hay cosa que vuelva más agresiva una fiera que tenerle miedo”.

Monseñor Álvarez es un reo de conciencia

El régimen justificó el asalto policial contra la Curia de Matagalpa,  en la madrugada del viernes,  y el secuestro de monseñor Álvarez y sus acompañantes alegando que lo hizo para “recuperar la normalidad” de los ciudadanos en Matagalpa ante supuestas actividades “desestabilizadoras” del obispo de Matagalpa. ¿Qué significa esta confesión oficial?

Es un lenguaje digno de (George) Orwell, que llamaba guerra a la paz, y paz a la guerra, todos los términos los invertía el Gobierno.  Quien  estaba causando zozobra en Matagalpa era la presencia de tantos policías rodeando la Curia, Matagalpa estaba sumamente tranquila antes de eso. Entonces, son ellos los que siembran zozobra,  los que siembran opresión,  los que intimidan.  Es ridículo que digan que ahora están devolviendo la normalidad a Matagalpa,  si ellos fueron los que la habían alterado.

Ese mismo comunicado oficial dice que monseñor Álvarez se encuentra bajo “resguardo domiciliario” en su casa en Managua, pero su casa está ocupada por policías, y él ha sido privado de libertad.  ¿Cuál es la condición hoy de monseñor Rolando Álvarez?

El  que no puede salir de su casa o de algún local porque está rodeado de policías, está preso, ya sea en un campo de concentración o en su casa,  está preso, no es resguardo domiciliar. Resguardo domiciliar es el que te da un CPF (Cuerpo de Protección Físico) para que no te asalten la casa,  pero vos podés salir y entrar tranquilamente.  Esta  es una tergiversación del lenguaje,  demagógica, que ojalá no sea utilizada por nadie, más que por el Gobierno que trata siempre de endulzar la ponzoña que tiene.

¿Cuál  es la condición de monseñor Álvarez, como preso?  Él está preso por predicar por ejercer su ministerio. ¿Cae dentro de la categoría de un reo de conciencia o de un preso político?

Las  dos cosas, preso político y reo de conciencia, víctima de una injusticia atroz.  Porque nadie tiene derecho,  ningún Gobierno tiene derecho a echarte preso por expresar tus opiniones, sobre todo en una sociedad libre, que debería seguir las reglas democráticas. Es  un derecho humano expresar tus pensamientos,  hacer críticas al Gobierno y no tiene por qué echarte preso o perseguirte por ello,  ni mucho menos,  expulsarte del país. Y este es un aspecto que hay que recalcar,  lo que se está cometiendo con el obispo Álvarez es una tremenda injusticia, una violación flagrante de los derechos humanos, de él y de la Iglesia.

Hace  una semana, en este mismo programa, vos señalaste que ante el cerco policial, que entonces había contra monseñor Álvarez, la Conferencia Episcopal debía hacer algún gesto dramático para sacudir la conciencia nacional e internacional. ¿Cómo valoras la reacción de la Conferencia Episcopal ante el asalto policial?

Es una situación incómoda para un católico, que estamos llamados a respetar a las autoridades de la Iglesia, los obispos, tener que enfrentar este tipo de situaciones donde es imposible disimular la verdad. El hecho de que la Conferencia Episcopal de Nicaragua se ha estado comportando en una forma sumamente floja, hasta diría, cobarde. Todos los comunicados, por ejemplo,  cuando sacaron a las monjitas de la Caridad, que fue un hecho terrible haber expulsado a 16 misioneras dedicadas a servir a los pobres, esto es un acto que debería de provocar indignación, reclamo.

Entonces,  lo que hace el obispo de Managua, es decir que,  “lamenta profundamente el dolor que están sufriendo”. Yo lamento profundamente el dolor que está sufriendo alguien, si tiene un cáncer.  Si  vos tenés un cáncer, se murió tu mamá, yo lamento, me duele, te acompaño en tu dolor. Pero esto no es un cáncer; es una bofetada,  una agresión de un Gobierno. Entonces hay que llamar a las cosas por su nombre. Monseñor Álvarez no está sufriendo una enfermedad, está sufriendo una injusticia, y eso hay que decirlo porque la verdad es importante proclamarla.

Decía  una santa, de mis santas preferidas, Santa Catalina de Siena,  –basta de callar, decía, gritad con cien millones de lenguas, veo que por callar el mundo está podrido.

Este  tipo de silencio, este tipo de ambigüedades este tipo de suavidad es contraproducente, en el fondo indica miedo,  y no hay cosa que vuelva más agresiva una fiera que tenerle miedo. No logran nada,  al contrario, el Gobierno se siente engallotado, piensa – me tienen miedo, los tengo fregados-,  y se vuelve más agresivo. A los obispos les falta virilidad, plantarse y decir la verdad. Cristo jamás fue blandengue. Cristo les dijo de frente a los fariseos sus cosas,  les llamó sepulcros blanqueados, él nunca tuvo pelos en la lengua.  Entonces,  ¿por qué vemos esta actitud tan sonsa,  tan floja, tan poco viril? No tiene nombre.

Miedo y complicidad

El  comunicado de la Conferencia Episcopal, en el que se solidarizan con monseñor Álvarez, repite, incluso, el término que utiliza la Policía, de decir que -el obispo está bajo “resguardo domiciliar”, y, por el otro lado,  dicen que los otros sacerdotes fueron “trasladados” a la Dirección de Auxilio Judicial, cuando sabemos que .  fueron asaltados y secuestrados por la Policía.

Eso no  es casi flojera, sino es casi complicidad, utilizar la misma terminología hipócrita y falsa del régimen para llamar “resguardo” a lo que es una cárcel. Que la misma Conferencia Episcopal o, incluso, algunos periodistas la usen,  es volverse cómplice del lenguaje,  de la terminología falsa del régimen.

Uno  de los deberes morales de toda persona, de toda organización y, particularmente de la Iglesia, es la veracidad, llamar a las cosas por su nombre, de forma que,  no solamente hay que estar actuando en formas diplomática. El pueblo necesita escuchar la verdad; el pueblo nicaragüense necesita que, quienes tienen autoridad moral, les digan que se está cometiendo una injusticia inaceptable; y no tratar las cosas como que fuera un dolor de cabeza o un cáncer.

Demandar la libertad de Mons. Álvarez

El Gobierno, a través del comunicado de la Policía, reconoce que le ha permitido acardenal Brenes,  al arzobispo de Managua, visitar a Monseñor Álvarez. Y  por el otro lado, un asesor de la Curia Romana dice que el Vaticano está metido en una “operación diplomática” en la que el cardenal Brenes juega un papel importante. ¿Hay una negociación con el Gobierno? ¿Cuál es el papel de monseñor Brenes en esta crisis?

Yo no veo mucho campo para negociar, lo único que se puede negociar decentemente es que liberen a monseñor Álvarez.  Si  se está negociando que lo saquen del país, esto sería una claudicación triste, cobarde,  porque es injusto que lo saquen del país, es totalmente injusto que lo manden al exilio, que lo destierren, cuando no tiene él delito alguno por lo cual ser castigado. Es  un hombre que ha hecho bien su labor,  y que tiene la valentía de expresar lo que otros no se atreven a decir.

Entonces, lo único que se podría negociar es que lo liberen, pedirle al Gobierno que lo liberen. En una negociación, yo te doy una cosa y vos me das la otra.  Pero, no veo qué puede dar la Iglesia a cambio. La Iglesia tiene que exigir que prevalezca la justicia.

Analicemos las posibles opciones de salida de esta crisis. Vos estás señalando una, la liberación de monseñor Álvarez,  el cese de la persecución contra la Iglesia católica;  pero,  el Gobierno alega que lo está investigando por supuesta promoción de la violencia,  y esa investigación puede también concluir a una condena en la cárcel del Chipote o a mantenerlo bajo el estatus de casa por cárcel, como está actualmente o a desterrarlo del país ¿Qué busca Daniel Ortega?

Yo  creo que para él lo ideal sería de que se repitiera el episodio con monseñor (Silvio) Báez, que el santo padre,  que es el único que puede ordenarle al obispo irse del país,  le ordene,  le diga -véngase a Roma o salga de Nicaragua-,  eso sería la solución ideal para el Gobierno,  porque se deshacen de un supuesto adversario, de una voz profética y no pagan el costo de ser ellos quienes lo expulsan.

La segunda alternativa, si eso no funciona, que ojalá no funcione, sería que el Gobierno lo expulse, que implica un costo político, es un golpe a los nicaragüenses, se deshacen de un profeta , pero, no lo tienen en la cárcel, que sería la opción más difícil para el Gobierno, porque va que despertar un dolor permanente en el pueblo nicaragüense y en la comunidad internacional, va a ser un espina dentro del zapato. Al Chipote dudo que lo lleven, por razones de costo político, aunque nuestro Gobierno ha demostrado que le importan muy poco los costos políticos.

Pero sí, veo como una posibilidad que lo mantengan por mucho tiempo en casa por cárcel, como es el caso de tantos presos hoy día.

Vos decías: ojalá el papa no intervenga para pedirle al obispo Álvarez que se vaya del país. ¿Puede  el Vaticano, a través de otros mecanismos de la diplomacia  intervenir, junto con el cardenal Brenes, para ofrecer alguna forma de anuencia a que monseñor Álvarez salga del país, y no directamente del papa Francisco?

Técnicamente, jurídicamente, es imposible. Solamente que monseñor Álvarez aceptara lo que le están diciendo, y por propia voluntad decida irse. Pero, el único que le puede ordenar, en contra de su voluntad, irse del país, es el Papa, no puede la Secretaría de Estado.  Lo más que pueden hacer es sugerirle, suplicarle, ofrecerle algún cargo fuera del país, pero no lo pueden obligar.

La voz de la Iglesia libre

¿Qué impacto tendría para la Conferencia Episcopal el destierro de monseñor Álvarez, ya sea por la vía de la fuerza del Gobierno o de alguna suerte de aval de la misma Conferencia Episcopal o del Vaticano?

El mensaje estaría muy claro: cualquiera de ustedes, sacerdote, obispo  que se atreva a defender los derechos humanos, a alzar su voz a favor de la libertad, de la democracia, o de alguna forma parezca estar criticando al Gobierno, se expone o a la cárcel o a irse del país.

Y lo que quiere el Gobierno son dos cosas, una es, callar a la Iglesia, y lo están medio logrando con la Conferencia Episcopal,  tener una Iglesia sumisa, acobardada, calladita, arrinconada, pasiva; y el otro objetivo es también descristianizar el país, atacar las creencias religiosas, evitar la función evangelizadora de la Iglesia. Por eso corrieron a las monjas de la caridad, por eso cerraron la Fundación Fabretto, porque tienen un doble agenda, una agenda política y una agenda ideológica anticristiana.

Pero el Gobierno se jacta también de que en algunas Diócesis, en particular, por ejemplo en León y Chinandega, las autoridades promueven las actividades religiosas. Vimos  al obispo Sándigo inaugurando una obra que construyó la Alcaldía de León en el costado de la Catedral, en la que incluso colocaron la bandera del Frente Sandinista, a la par de los símbolos de la Iglesia y la bandera de Nicaragua.

Sí, eso es lo que ocurrió en la década de los 80. Había aquel sector de la Iglesia identificado con la Teología de la Liberación, la llamada “Iglesia popular” amiga del Gobierno, que tenía acceso a los canales de televisión, tenía a los medios,  recibían  incluso financiamiento internacional sin ningún problema; y luego estaba la Iglesia católica jerárquica con el cardenal Obando, que era hostigada, le quitaron la televisión, no le permitían recibir donaciones.  Están repitiendo un poco lo mismo,  y eso ha sido la práctica de países comunistas como China, Rusia, de tratar de cultivar al lado de la Iglesia ortodoxa, católica, veraz, otra iglesia paralela, la llamada “Iglesia patriótica”,  le decían en China, que son sacerdotes cómplices del Gobierno, que reciben regalías, abrazos, y beneficios. Siempre, desde que nació el cristianismo, de entre los 12 discípulos de Cristo salía un Judas, siempre hay quien traiciona al maestro.

¿Qué representa hoy monseñor Álvarez en Nicaragua,  en la Iglesia católica, ante la ciudadanía,  bajo esta condición de reo de conciencia, impuesta por el Gobierno de Daniel Ortega?

Es la voz de la Iglesia libre, la voz de la Iglesia valiente, la voz de la Iglesia fiel, al llamado a decir la verdad y a llamar las cosas por su nombre. Un ejemplo ha sido él,  de valentía, como también monseñor (Silvio) Báez, y lo han sido otros sacerdotes,  y golpearlo a él es golpear esa estatura, esa esa fibra moral, valiente de la Iglesia.

Vos decías hace un momento,  al Gobierno pareciera que no le importan los costos políticos en que incurre al ejecutar este tipo de agresiones contra el obispo y contra la Iglesia. ¿Tiene algún impacto a mediano plazo, tomando en cuenta las repercusiones que esto puede tener en el país,  incluso en el seno de los mismos seguidores que apoyan al Gobierno?

Sí, es posible. Yo creo que cualquier persona que está dentro del Gobierno, pero tiene un poquito de conciencia, de independencia mental, ve con desagrado o con reserva lo que está ocurriendo, sobre todo si son católicos. No puede un católico estar contento de que estén persiguiendo a la Iglesia, no solamente a algunos jerarcas, sino también a monjas y a otras organizaciones católicas. Es incompatible con ser católico, estar contento con eso.  Y  además, puede ser que otro que, sin  ser católico, estén viendo que este tipo de acciones no le atraen ningún favor al Gobierno, sino que más bien le implica un costo en cuanto su impopularidad creciente, dentro y fuera del país. Claro, que aparentemente,  al Gobierno actual no le importa ser popular o impopular, está confiado en que tiene el control de las armas, la fidelidad del marxista leninista general (Julio César) Avilés, y la complicidad de China y Rusia.  Entonces dice: con esto es suficiente, tenemos a Avilés, el alto mando del Ejército,  tenemos Rusia, tenemos China, nos limpiamos con el resto del mundo.  Eso es un juego peligroso.

El asalto a la Curia Episcopal, y el que monseñor Álvarez es un reo de conciencia del régimen, también ha sido condenado a nivel internacional, no solamente por líderes políticos sino por la mayoría de las conferencias de episcopales que América Latina, de Estados Unidos, de España, y de otras partes, que están utilizando un lenguaje directo. ¿Qué impacto puede tener esta solidaridad en Nicaragua?

Impacto sobre la conducta del Gobierno, no es probable que tenga mucho, puede ser de que los haga pensar un poco más. Pero sí tiene impacto este tipo de pronunciamientos sobre la moral, el ánimo de los católicos y del clero nicaragüense.  Es reconfortante sentir, cuando estás bajo persecución, que hay gente que se solidariza con vos, que entiende tu causa, que protesta las bofetadas, los atropellos que te están haciendo, entonces estas manifestaciones de solidaridad y de respaldo son sumamente importantes.

Quería compartir con la audiencia, la importancia de este tipo de pronunciamientos, que ojalá que los tuviéramos internamente dentro de Nicaragua. Y esta Santa Catalina (de Siena), que te la mencioné, le reprochó incluso al papa Gregorio XI, en el siglo XIV. El papa estaba en Aviñón,  y ella estaba pidiéndole que se volviera a Roma,  y el papa le había dicho que tenía una promesa secreta de volver a Roma, pero no se atrevía porque le daba miedo,  y ella le dijo: ¡Sea hombre!,  -le dice-  ¡…largo tiempo desee ver un hombre viril y sin temor alguno, aprendiendo de Cristo que virilmente corre a la oprobiosa muerte de la de la Cruz!

Entonces, esta santa no tuvo pelos en la lengua para hablar clarísimo, y es algo que echamos de menos en Nicaragua, el hablar claro, sin miedo, diciendo la verdad, y no con esa actitud gallo-gallina, que más bien hace más agresivo al adversario.

El mensaje del papa Francisco

Esta mañana finalmente el Papa se pronunció desde El Vaticano y dijo que “seguía con dolor y preocupación la situación creada en Nicaragua que involucra a personas e instituciones”, sin mencionar cuál es esa situación ni a Monseñor Álvarez o a la Iglesia por su nombre, ¿Cómo valoras el impacto de este mensaje?

El mensaje hay que entenderlo que no es igual al de un obispo. Su posición es mucho más elevada, infinitamente más importante y es jefe de la Iglesia universal y al mismo tiempo encabeza el Estado. No sabemos en su caso, lo que se juega tras bambalinas. Él es la última autoridad que pudiera apelar o negociar directamente con el Gobierno.

Por ejemplo, no sería remoto que el hecho que Monseñor Álvarez no lo tengan en El Chipote, sino en casa por cárcel, puede haber habido alguna mediación vaticana. Entiendo que el pronunciamiento del Papa puede haber decepcionado a gran parte de la audiencia. Esperaban algo más contundente y directo, mencionando a Monseñor Álvarez, pero como te dije antes: la situación de él es diferente y podría echar a perder cierto tipo de iniciativa al menos desde su perspectiva, si fuera a pronunciarse en una forma muy abierta.

El Papa aboga también por un “diálogo abierto y sincero” para encontrar las bases de una “convivencia respetuosa y pacífica”, ¿está hablando de un diálogo entre el Gobierno y la Iglesia, o entre el gobierno y la sociedad civil? porque todos los líderes de la oposición están presos. 

Es un tema que se presta a expresiones genéricas; un poco carentes de suficiente garra. Pero la parte positiva que veo es que, al llamar al diálogo –que el Papa no puede dejar de hacerlo, ni nadie puede renunciar al mismo, sería al menos idealmente la solución de la mayor parte de la crisis–, le está poniendo la pelota en la cancha al gobierno.

La Iglesia ahora oficialmente está llamando al diálogo. Ahora le toca al Gobierno dar una iniciativa. Bueno, voy a soltar a los presos como una expresión del diálogo, voy a crear una nueva mesa de interlocución, voy a sacar (de prisión) a algunos representantes de la oposición para hablar con ellos.

Si el Gobierno se queda callado, está rechazando el diálogo y, si abre las puertas de una forma insuficiente, igual. Veo positivo que el Papa expresó preocupación. Es un término que no han usado nuestros obispos. Está siguiendo de cerca y preocupado por lo que pasa en Nicaragua.

Eso es bastante bueno, no es lo que la gente espera, de una forma más contundente. Pero puede ser –eso lo sabrá el Santo Padre– la forma prudente y sabia de abordar desde su perspectiva el problema de Nicaragua.

Volviendo a las opciones que se barajan sobre Monseñor Álvarez, ¿consideras que este mensaje apunta hacia su libertad o a una especie de apaciguamiento con la dictadura?

No creo que ningún apaciguamiento pueda ocurrir si la dictadura no tiene alguna apertura dialogal. El hecho que el Papa dijo que está preocupado y siguiendo de cerca a personas –ya sabemos que esos son los obispos y sacerdotes, e instituciones es la Iglesia– es una señal que le está doliendo esa situación.

Evidentemente, le está doliendo la situación de prisión, por muy benigna que sea, de Monseñor Álvarez y la no benigna de otros sacerdotes. Eso indica claramente un deseo de que eso se solucione. Que deje de sufrir. Es un llamado al Gobierno.-

Confidencial

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