¿Es usted un hereje?
Tenga la seguridad, amable lector, de que no lo denunciaré
David Warren, ex editor de la revista Idler y columnista de periódicos canadienses:
Perdóneme por abordarle con una pregunta tan personal. Es muy improbable que yo le conozca a usted. De hecho, es casi seguro que nunca nos hayamos conocido y, si lo hubiésemos hecho, en este momento no puedo recordar las circunstancias.
Aún así, supongo que usted es— un hereje — o herético, si se me permite deletrearlo de la manera más llena, abundante y obsoleta. Tal vez no sea el hereje más vil de toda la cristiandad, porque eso requeriría mucha energía; pero si está usted entre los “librepensadores” que representan el término.
Tal vez solo sea usted un hereje mediocre.
Yo, sé que yo lo soy.
Un habilidoso formalmente practicante hereje del pasado podría ser un arriano, un gnóstico, un montanista o un docetista, adopcionista, nestoriano, monofisita, monotelitista. . .etcétera. Pero se está volviendo perversamente difícil ser uno de ellos, con alguna convicción. El hereje más empedernido puede dar un paso en falso y exponerse como hereje por su herejía.
Esto introduciría el tipo de complicación que desalienta a los cazadores de herejías, que deben mantenerse alerta.
Por ejemplo: Yo, junto con Hilaire Belloc y algunos otros, considero que el Islam es una herejía cristiana. Hemos estado afirmando esto desde el siglo VII, aunque estos modernos todavía tienen dificultad para entenderlo.
Pero el Sr. Salman Rushdie ha sido identificado por la autoridad religiosa de Persia como un hereje (y apóstata y blasfemo) contra el Islam.
En inspección más cercana, la cuestión se vuelve más complicada,. Porque los ayatolás son musulmanes chiítas; y, sin tratar de explicar esto, observo que los musulmanes sunitas consideran que todos los chiítas son herejes. De hecho, han masacrado mezquitas enteras llenas de ellos, en Pakistán y en otros lugares.
Bueno, los cristianos solíamos masacrar a los cátaros, podría hacer notar un hereje inteligente. Y, francamente, hubo otros grupos turbios con los que fuimos violentamente antipáticos a lo largo de los infelices siglos.
Este victimismo anticristiano es la característica de la herejía que se celebra más comúnmente entre los herejes orgullosos de varias denominaciones. La herejía ha sido popular como excusa para las ejecuciones judiciales, o asesinatos, por así decirlo. Lo mismo ocurre con los delitos conexos, en momentos en que la “ortodoxia” ha tomado un cariz revolucionario (o contrarrevolucionario).
Tenga la seguridad, amable lector, de que no lo denunciaré.
Si tuviera que intentarlo, probablemente sería refutado, en la situación de la vida moderna, por el caos del Occidente moderno. No puedo pensar en nadie que me tomaría en serio. Los católicos más tradicionales -que, en algunos casos, acusan incluso al Papa de herejías- no pensarían en presentar cargos.*
Ni siquiera en Escocia ha habido un juicio herético durante tres siglos (1697, creo que fue), y adivinará que no era católico.
En verdad, el cargo era Blasfemia, y el acusado era un estudiante de la Universidad de Edimburgo. Si lee la acusación, encontrará que un tal Thomas Aikenhead tenía puntos de vista que un típico ateo de moda expondría hoy: pensaba que Dios era una tontería y que toda la teología, en el mejor de los casos, era una forma de poesía.
La Reforma y las Guerras de Religión echaron a perder nuestro gusto por estos juicios, de modo que ahora nos sorprendemos cuando un “extranjero” ataca letalmente a una persona que ha sido acusada de herejía. Toda nuestra simpatía se inclina por el hereje.
Por consiguiente, se requerirá un inmenso esfuerzo de imaginación para volver a visitar momentos pasadoscuando la herejía se tomaba en serio; ya sea con o sin un motivo oculto. Menciono esto, porque la historia de la herejía, en el mundo cristiano y en otros, está irremediablemente mezclada con la historia del poder político.
Debemos recordar la historia del comunismo. Esto es lo más cerca que hemos llegado a lo que los herejes modernos llaman “teocracia”. El materialismo socialista estricto dejó más de cien millones de cadáveres en sus sucesivos estallidos histéricos. El wokeismo es su sucesor en ciernes; pero, recién comienza.
La inspiración satánica y fanática del comunismo es lo que ahora asociamos con el sabor de la religión satánica y fanática. En una escala mucho más modesta, podemos detectarlo en histerias religiosas vagamente comparables a lo largo del tiempo y, sin embargo, es desorientador, porque supone que la herejía es lo opuesto a la fe.
La fe, más bien, no cultiva opuestos. En el nivel más simple, se caracteriza por la confianza de que “esto es así”. Puede que uno no entienda todos los detalles de su fe religiosa, pero no le «molesta». Sabe que es cierto a un nivel muy por encima de lo ordinario, de los eventos pasajeros, o del último “estudio” científico. Y está seguro de que esta suprema verdad se resolverá en la plenitud de los tiempos.
No le molesta que otros no se suscriban a su «sistema de creencias», o cualquiera de sus pequeños detalles. ¿Cómo podría? ellos no son usted.
Porque sólo uno de esos “sistemas” puede ser verdadero. No hay múltiples verdades contradictorias más de lo que hay múltiples universos. ¿Qué puedo decir? Esto es así.
La herejía teológica pura es, para el observador paciente, contraproducente en última instancia. Lo que no tiene sentido en ella debe ser eventualmente revelado. Pero no es herejía; es más bien un error, con consecuencias posiblemente debilitantes, que al final no tocan las cuestiones religiosas.
Así lo establecieron quienes juzgaron innecesariamente a Galileo, “las primeras víctimas desconcertadas de la era científica”, quienes confundieron a alguien picarescamente anticlerical, con un subversivo anticatólico. Lea la historia y vea con qué facilidad podría haberse librado Galileo, si él mismo no hubiera estado buscando caerse.
Pero uno está fastidiado de ese caso y de la Inquisición española, que ha sido igualmente calumniada y tergiversada. Son un teatro de propaganda, puestos curiosamente al revés de su intención original; su mensaje ahora se volvió contra la Iglesia, que estaba defendiéndose.
Hoy todos somos herejes, incluyéndonos a mí y a usted, mi fiel lector. La ciencia contemporánea nos llena la cabeza de distracciones, como insectos que pican. Sin embargo, una cosa que hemos aprendido es que la verdad no se protege matando moscas u organizando elaborados juicios por herejía.
La verdad funciona respecto de la fe y de la discusión respetuosa y libre. Mira hacia Cristo; no, hacia otro lado.-
DAVID WARREN
VIERNES 26 DE AGOSTO DE 2022
Sobre el Autor
David Warren es ex editor de la revista Idler y columnista de periódicos canadienses. Tiene una amplia experiencia en el Cercano y Lejano Oriente. Su blog, Essays in Idleness, ahora se encuentra en: davidwarrenonline.com.