Entrevistas

«Da la impresión de que el único que está trabajando por la paz es el pobre Papa y que no le hace caso nadie»

El cardenal Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso se muestra preocupado de que «el continente europeo esté renunciado a sus raíces cristianas»

«Las religiones no son el problema en los conflictos del mundo sino parte de la solución»

El Papa espera «que el diálogo con el Islam sea factor decisivo para la paz en el mundo de hoy»

 

Desde pequeño, este sevillano de 69 años, quiso ser misionero, lo que le llevó a ingresar en los Combonianos. Miguel Ángel Ayuso Guixot (Sevilla, 1952) se licenció en Árabe en Italia y vivió más de veinte años entre Egipto y Sudan. En 2012, Benedicto XVI le hizo secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y más tarde, Francisco le aupó hasta la presidencia. Un dicasterio poco conocido de la curia vaticana, pero encargado del diálogo con «dos tercios de la humanidad», como recuerda Ayuso. Un diálogo que le facilita el dominar, además del español, cuatro idiomas como el árabe, el italiano, el inglés y el francés. Bético y blanquiverde, a sus hermanos les gustó verle vestido de rojo cuando el Papa le creó cardenal en 2019, un color que también se identifica con el otro equipo de la ciudad, el Sevilla.

«Los pobres son todos sevillistas —dice entre risas— pero no saben que también llevo siempre alguna prenda verde».  Abierto y cercano , el cardenal nos recibe en la residencia de los Combonianos en Madrid, a donde ha venido para participar en la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada.

Ha vivido como misionero comboniano más de veinte años en países de mayoría islámica buscando un continuo diálogo entre ambas confesiones. Ahora esa realidad se ha trasladado a Europa, donde cada vez es mayor la presencia de musulmanes. ¿Cómo se ve ese fenómeno desde el Vaticano?

Como experto en islamología muchas veces me dicen «que miedo, con toda esta presencia musulmana van a islamizar Europa». Suelo contestar que lo más me preocupa es que el continente europeo esté renunciando a sus propias raíces cristianas. No os preocupéis, les digo, porque si vivimos anclados en lo que es nuestra tradición y nuestra vida en la fe, no debemos temer. El miedo es el peor enemigo.

¿Será posible algún día una convivencia pacífica entre ambos credos?

Más que sea posible, es algo que ya existe, que se vive en la cotidianidad. He conocido muchas bonitas experiencias de vecindad, colaboración y amistad. Hay una visión negativa del otro que tenemos que sanar. Tenemos una percepción del islam errónea, y lo asociamos como una religión de violencia y a los musulmanes como terroristas. Sin embargo, yo he vivido en países de tradición islámica y he percibido algo distinto, porque. asocian a Occidente como el origen del mal. Occidente debería hacer un ejercicio para una compresión más objetiva de la realidad oriental y Oriente tener una percepción más correcta y equilibrada de lo que es Occidente. Aquí los medios de comunicación tienen un papel muy importante que ejercer.

Pero no faltan los ejemplos de musulmanes que reivindican la violencia…

El problema viene con los sectores que se han radicalizado. Manipulan los valores religiosos y los utilizan como un instrumento para ejercitar el fanatismo, la persecución, la amenaza hacia el otro y llegan hasta el factor terrorista, que manipula la religión. Las autoridades tienen que trabajar para que haya una integración racional y ordenada. Y también evitar que por medio de redes sociales o ‘dark web’ haya personas que se radicalicen y se conviertan en un peligro constante. El miedo que tenemos hoy en la sociedad no es el miedo del cristiano hacia el musulmán, es el miedo que todos, cristianos, extranjeros y musulmanes, tenemos hacia estas minorías manipuladas que están haciendo un daño a esta cultura occidental, que ponen en peligro la estabilidad de nuestra sociedad y que originan un temor que está a la raíz de tantas reacciones.

¿Cuándo surge esa actitud fundamentalista en el Islam?

El fundamentalismo islámico surge como consecuencia de esto. Es un adoctrinamiento basado en la idea de que la causa de los males de la comunidad islámica es haber acogido y aceptado los valores de la cultura occidental. Por lo tanto, según ellos, hay que combatir todo lo que es occidental para volver al auténtico islam. El movimiento de los Hermanos Musulmanes en Egipto es el que da pie a este fundamentalismo. Su ideólogo decía que «el mundo está enfermo y la solución es el islam». Hoy, en un mundo globalizado no podemos reaccionar así. Muchos islamólogos ahora afirman que el mundo está enfermo pero entienden que la solución es el diálogo. Aquí entra el trabajo del Papa Francisco, como en el documento sobre la fraternidad humana firmado en Abu Dhabi con el gran imán de Al-Azhar.

Ayuso Guixot en un momento de la entrevista
Ayuso Guixot en un momento de la entrevista – Ernesto Agudo

Ese es un documento que promovieron desde su dicasterio pero que también ha recibido críticas de algunos sectores del catolicismo por frases como que el pluralismo de las religiones es «expresión de la sabia voluntad divina». ¿Son iguales todas las religiones? ¿Promueve ese documento un sincretismo religioso?

Nosotros no decimos que todas las religiones son iguales pero si tenemos que reconocer que en el mundo hay muchas religiones y que todos los creyentes tienen que gozar de la misma dignidad. Somos creyentes y ciudadanos. Este pluralismo religioso no es sincretismo religioso. En realidad esa labor que está realizando el Papa Francisco con este proyecto de fraternidad humana es una continuidad desde el Concilio Vaticano II. El papa Pablo VI proponía un diálogo con el mundo, Juan Pablo II hablaba de un diálogo por la paz, Benedicto XVI añadía que hay que estar bien anclados en la verdad y de ahí abrirnos a los demás en un espíritu de caridad. Y ahora el Papa Francisco, siguiendo esta continuidad, propone hoy un diálogo de respeto y de fraternidad.

Sin embargo, en este diálogo con el Islam parece que falla la reciprocidad. Mientras en Europa no tienen problemas para vivir su fe, los cristianos en países de mayoría musulmana incluso lo tienen prohibido.

El diálogo no es un ‘do ut des’, no es una negociación, porque si así fuera, yo te doy algo, tu me das y adiós muy buenas. El diálogo es un proyecto de comunión, que tiene una orientación de futuro, de integración. Si es cierto que, gracias a la democracia, en la sociedades occidentales se favorece que se construyan lugares de culto, y al contrario, en otros países más radicales, es más difícil que esto ocurra. Pero se está caminando en ese sentido. Hay una mayor apertura en el mundo islámico al diálogo, a la fraternidad. Se han dado pasos en Qatar o en Emiratos. Gestos que hacen ver esta posibilidad de apertura. El ejemplo dado en el estadio Jeque Zayed de Abu Dhabi en una misa con más de 130.000 personas presidida por el Papa Francisco sirvió para dar visibilidad a tanta gente que pertenece a un credo diferente del que se vive en el país y que tiene el derecho a poder gozar de un lugar de culto.

Usted pertenece a una congregación eminentemente misionera. Pero hay países en los que el proselitismo está prohibido, en los que no es posible la evangelización. ¿Tiene sentido la presencia de la iglesia católica en estos lugares?

La evangelización tiene que ser entendida como un testimonio de vida. Nadie me va impedir, ni prohibir que sea un testigo del amor de Dios. Puedo estar en un ambiente religioso diferente al cristiano pero si actúo como el buen samaritano, los creyentes de otras religiones, sin conocer la parábola, van a percibir el bien y la atención que tengo hacia el otro. Hay mil modos de ser testigo del Señor. No olvidemos que la iglesia católica condena todo tipo de proselitismo, porque no se respeta la libertad de conciencia. Cuando pedimos la libertad religiosa no es solo la libertad de culto para exigir que nos permitan construir un templo. La libertad religiosa, sobre todo, es la libertad de conciencia para que cada uno pueda hacer su propia elección. La evangelización se hace con la palabra y el ejemplo. Donde la palabra no es posible se hace con el ejemplo.

¿Qué papel tiene la religión en los actuales conflictos en el mundo?

Desgraciadamente se acusa a la religión de ser la causa. Mi predecesor, el cardenal Tauran, repetía constantemente que las religiones no son el problema sino parte de la solución. La sociedad y los gobiernos tienen que saber activar una colaboración entre el poder político y las comunidades religiosas para que la religión pueda colaborar para sanar la realidad del mundo.

El Papa Francisco ha asumido esa responsabilidad…

El Papa siempre ha hablado de la Iglesia como un un hospital de campaña, trabajando para sanar las heridas del mundo. El día de Pascua, en la bendición urbi et orbe ha citado, entre otros, trece conflictos de guerra, lo que confirma lo que tantas veces ha dicho, que hay un guerra mundial a trozos. Ante esto, la mediación es muy importante y hay que alabar todo lo que está haciendo el Papa Francisco. Vemos las noticias y se habla de guerra, guerra y guerra y se tiene la impresión de que el único que esté trabajando en favor de la paz es el pobre Papa y que no le hace caso nadie. El ha dicho que va a Kiev siempre y cuando su presencia pueda aportar un beneficio. Pero ha aclarado que su viaje no tiene sentido si al día siguiente sigue la guerra. El Papa se está entregando al cien por cien para tratar de frenar el conflicto.

En los viajes de este Pontífice también vemos diferencias con sus predecesores. ¿Por qué visita muchos lugares donde la presencia de católicos es casi testimonial?

El Papa siempre va a las fronteras. Quiere una iglesia en salida. No va a los grandes países para tener un recibimiento extraordinario, sino a esos lugares donde cree que son más desfavorecidos, más pobres. A los últimos. Él va para llevar un mensaje de ánimo a la pequeña comunidad cristiana y por otra parte a encontrarse con personas de otras tradiciones, para ayudarles en humanidad. Un ejemplo de esto último lo veo en como mis amigos musulmanes me han apreciado todo lo que el Papa ha hecho y continúa haciendo por defender a la minoría Rohiyá, qué es musulmana. Me dicen «el Papa está haciendo más que los musulmanes para defenderlos».

En los últimos días hemos visto al Papa obligado a suspender actos por problemas de salud. Usted lo trata habitualmente ¿Debemos preocuparnos por la salud del Papa?

Esta pregunta me la hicieron hace unos días mis amigos y familiares. Y es verdad que tiene esos dolores en la rodilla. Pero unos días después fui recibido en el palacio apostólico y estaba completamente bien. Andaba de un lado a otro. Tiene una fácil explicación. Mi hermana es médico y cuando alguien le habla de un dolor en la espalda o la rodilla, siempre le pregunta la edad. Y si le dicen 82, por ejemplo, les contesta: «Bueno pues dé gracias a Dios y ánimo, adelante». Pues el Papa tiene 85 años y sufre los achaques propios de su edad, como el Papa emérito, que tiene 95. Somos humanos, no somos ángeles.

De todas formas, será inevitable que en Vaticano se viva ya un ambiente de fin de pontificado

No, no. Eso es sólo en periódicos, en medios de comunicación. Francisco ya lo comentó en una entrevista: «Siempre que el Papa está enfermo, corre brisa o huracán de cónclave». Pero en el Vaticano no se habla de esto, es como del tema de los problemas en la Curia. Nosotros estamos trabajando mucho, hay un buen clima de trabajo, aunque puntualmente surgen problemas que van a los medios de comunicación y se critican. La gente se hace un concepto, no digo distorsionado, porque son cosas que a lo mejor son verdad, pero sí parcial de lo que es una realidad de una comunidad que está trabajando. Si hay una manzana podrida lo que hay que tener es la capacidad de apartarla a tiempo, pero no por eso todo el cesto está contaminado.

Habla de la Curia y recientemente el Papa ha aprobado el nuevo reglamento, ¿Cómo le afecta al Pontificio Consejo que preside?

Prácticamente en nada. Pasa a llamarse dicasterio y mi cargo será ahora de prefecto, pero en la práctica poco más. Lo que ha hecho este documento es un agrupamiento en otros sectores y darle más importancia a los campos de la caridad, la evangelización, la economía y el desarrollo humano integral.

Una modificación que sí parece importante es que ya no será obligatorio que ser sacerdote para tener un cargo. ¿Veremos pronto a laicos y mujeres dirigiendo dicasterios en el Vaticano?

Eso es un avance bueno y muy importante. Aunque desde fuera parece novedad, pero desde dentro ya se daba. Esto no va a decir que mañana toda la curia sea femenina o laica, sino que va a ir en función de las capacidades. Las personas que tengan esas capacidades y la formación necesaria, ya sean religiosas, del clero, o mujeres laicas, irán ocupando esos cargos.-

José Ramón Navarro Pareja/ABC de Madrid

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