Diócesis de Petare realizó su primer “Hallacazo” para gestar la fraternidad junto a los más necesitados y vulnerables
El pasado viernes 9 de diciembre Monseñor Juan Carlos Bravo, primer Obispo de la Diócesis de Petare, junto al clero diocesano, religiosos y laicos se organizaron para repartir 322 hallacas en el Barrio Unión de Petare, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, con el apoyo de Cáritas Parroquial
Fabiana Ortega – RCL:
El próximo 10 de enero se conmemora el primer año de la creación de la Diócesis de Petare. En el marco de su programación aniversaria —que inició el pasado 3 de diciembre con el Gran Parrandón Diocesano en la Iglesia Catedral de Petare—, el pasado viernes 9 de diciembre se realizó, por primera vez, “El Hallacazo”.
Se trató de una iniciativa impulsada por Monseñor Juan Carlos Bravo, Obispo de la Diócesis de Petare, junto al clero diocesano, religiosos y laicos, donde se organizaron para repartir 322 hallacas en el Barrio Unión de Petare, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, con el apoyo de Cáritas Parroquial, a fin de transmitir el sentir de Iglesia servidora y servicial.
“En ese marco de celebración, algunos sacerdotes inquietos han querido tener esta actividad para compartir entre nosotros pero también para crear y generar fraternidad. Además de eso, ‘el hallacazo’ tenía el sentido de crear sensibilidad con aquellos hermanos más pobres y más necesitados”, señala Mons. Bravo a RCL.
Dicha iniciativa, explica Bravo, estuvo enmarcada en los principios que rige la Iglesia local, tomado de la bula de creación de la Diócesis: actuar “como una buena Madre que se desvive por evangelizar, para que los pecadores se reconcilien con Dios; y a su vez entendiendo que “toda acción que no genere fraternidad no es del Reino”.
Gestar la fraternidad
La actividad tomó cerca de un mes organizarla y bajo un esquema de casi 10 días, los involucrados llevaron a cabo su planificación en esta laboriosa tarea de elaborar el plato tradicional del venezolano en la época decembrina.
De forma espontánea, varias parroquias y congregaciones religiosas aportaron los ingredientes así como también bienhechores.
En total lograron reunir cien panes de jamón y todos los ingredientes como la harina precocida, pollo, carne de res, cochino, entre otros.
Limpiar las hojas de plátano en la que es envuelta la hallaca, arreglar todos los aliños, preparar el guiso y la masa fue parte de la tarea en la que participaron todos. Para ello se dividieron por equipos: unos engrasaron las hojas con el onoto; otros estiraron la masa; otros incorporaron el guiso y otros los adornos como el pimentón, las pasas, las aceitunas, entre otros. También se distribuyeron el amarre con pabilo y finalmente: los encargados del fogón.
“A pesar de que fue la primera vez, fue una maravillosa experiencia la que se tuvo”, comenta el Pbro. Yarwin Machado, Vicario parroquial de Nuestra Señora del Carmen, uno de los encargados de levantar la base de datos de los beneficiados.
Machado explica que previamente se visitaron y seleccionaron a las personas más necesitadas en la parroquia. También se visitaron personas enfermas y solas.
“Sus condiciones son desfavorecidas porque no cuentan con muchos recursos económicos y sus integrantes son numerosos. La respuesta de ellos fue positiva porque se estaban tomando en cuenta. Se les avisó que los mismos sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos irían hasta sus casas para llevarles el almuerzo y poder compartir y escucharlos en sus inquietudes y necesidades; y sobre todo, llevarle la Palabra de Dios”.
La dinámica consistió en tres grupos, que repartieron cerca de 100 platos de comida que contenían hallaca, ensalada, pan de jamón y jugo.
El primer y segundo grupo visitó varias familias de escasos recursos, alrededor de la Parroquia el Carmen de Petare; el tercero recorrió el boulevard de la parroquia donde se atendieron más de 100 personas en situación de calle (estos últimos son atendidos en el comedor Padre Pío y cada segundo sábado de mes, se les ofrece un desayuno, luego de escuchar la misa).
De esta forma, la Diócesis no solo acarició el alma de más de 300 personas en situación de vulnerabilidad, sino que fomentó la venezolanidad y fortaleció a través del encuentro fraterno y el trabajo en equipo, la comunión entre los miembros del clero y la vida religiosa de nuestra Diócesis.
Desde ya, la Diócesis de Petare planifica su 2023 para lo que será su segundo parrandón navideño (el primer sábado de adviento) y el segundo «hallacazo» que, según adelantó Monseñor Juan Carlos Bravo, será en la Vicaría Nuestra Señora de Coromoto del barrio San Blas.
De momento, continúa el recorrido con la imagen del Dulce nombre de Jesús para dar a conocer al patrono de la Diócesis por todas las parroquias. Dicha actividad terminará el próximo 29 de enero con la gran celebración diocesana en el Santuario Diocesano Dulce Nombre de Jesús.