Habla D. José Ángel Casero Linares, presidente de la Federación Mundial de las Obras Eucarísticas de la Iglesia

Entrevista al presidente de la FMOEI, D. José Ángel Casero Linares.

¿Qué es y que promueve la Federación FMOEI?

​La Federación Mundial de las Obras Eucarísticas de la Iglesia es una confederación de Asociaciones seglares, vinculada al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, reconocida como Asociación pública de Derecho Pontificio, miembro de la comisión pontificia para los Congresos Eucarísticos Internacionales, e inscrita entre aquellas de carácter internacional con las que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos mantiene una particular relación y colaboración.

​Son sus fines principales, el fomentar, impulsar y propagar el culto al Santísimo Sacramento del Altar, promoviendo una formación doctrinal, litúrgica y espiritual sobre el misterio de la Eucaristía, cultivando el espíritu de hermandad y mutua ayuda entre todos sus miembros, sirviendo de cauce para la comunicación y apoyo mutuo de todas las obras eucarísticas de la Iglesia, siempre de acuerdo con la Autoridad Eclesiástica del territorio correspondiente.

¿Por qué razón fueron convocadas unas Jornadas en León?

    La vocación de la Federación no es otra que ser instrumento de comunión entre todas las asociaciones y realidades eclesiales particularmente señaladas por la vocación eucarística a la comunión. Por este motivo, viene organizando las jornadas eucarísticas que definimos como una reunión entre movimientos y asociaciones con el fin de que cada movimiento, cada asociación, cada cofradía, cada orden religiosa no vaya por su lado y solo piense en sus cosas, en sus actividades, sino que nos conozcamos, nos amemos, tengamos esa amistad perfecta, maravillosa y seamos instrumentos de comunión en todo ámbito de la vida.

    La relevancia del culto eucarístico en torno a San Isidoro, la importancia de sus Asociaciones y Cofradías, y el gran amor a la Eucaristía representado en el privilegio inmemorial de la exposición permanente del Santísimo Sacramento, hacen de la ciudad de León el lugar idóneo para la celebración de estas jornadas.

¿Qué balance puede hacerse de las mismas?

Esas jornadas han cumplido con creces las expectativas previstas, si bien el número de participantes no ha sido tan importante como lo esperado.

Mons. Luis Ángel de las Heras, Obispo de León, que desde el primer momento mostró su entusiasmo porque estas jornadas se realizasen en la ciudad de León se puso a nuestra disposición haciendo ante todos los participantes la presentación de las jornadas y presidiendo la Santa Eucaristía del sábado en la Catedral de León.

Los ponentes de las distintas conferencias nos ofrecieron unas magistrales lecciones sobre la Eucaristía, en sus diversas facetas, “Eucaristía y Apostolado Seglar”, “Eucaristía en León – San Isidoro” y “Sinodalidad en perspectiva Eucarística”.

Uno de los puntos clave de estas jornadas: «Paneles de Asociaciones» quedaron ampliamente cubiertos con la participación de “Adoración Nocturna Española”, “Real Oratorio del Caballero de Gracia”, “Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento” y “Adoración Nocturna Femenina Española” que nos expusieron sus carismas, anhelos y futuro.

​La Real Colegiata de San Isidoro puso en todo momento a nuestra disposición, tanto la Basílica como Capillas y Salones para la realización de las Jornadas, con alojamiento en el Hotel de esta Colegiata.

¿Qué planes tiene el Consejo de la FMOEI para ampliar el radio de su influencia EN LAS ASOCIACIONES EUCARÍSTICAS DEL RESTO DEL MUNDO?

​La Federación, actualmente cuenta con cuatro Vicepresidencias: Italia, Estados Unidos, República Dominicana, República de Panamá y República de México, y asociaciones en Argentina, Colombia, Puerto Rico, Filipinas, Guinea Ecuatorial, en total veinticinco asociaciones están unidas presencialmente a la Federación, aunque independientemente de que sean miembros o no, representamos a todas las asociaciones eucarísticas cuya finalidad es la adoración, fomento y/o práctica del culto al Santísimo Sacramento y que estén aprobadas por la Jerarquía Eclesiástica.

​Seguimos trabajando, dentro de nuestras posibilidades, y contando con la colaboración de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, en hacernos presentes en los distintos países, invitando a las asociaciones eucarísticas a unirse a esta gran familia eucarística, como era el deseo de San Juan Pablo II.-

En un mundo tan desacralizado como el actual, ¿tiene vigencia la devoción eucarística?

Es cierto que vivimos una globalización de la incredulidad, del escepticismo, del relativismo, que no favorece la aproximación a religión alguna. Pero también es cierto que, en este mismo momento histórico, se observa una enorme necesidad de compañía, de alguien que nos haga escapar del agujero negro de la soledad. Una soledad que no se supera simplemente teniendo gente alrededor, ni pudiendo acceder a redes sociales. Esta búsqueda, esta sed, lleva, también a muchos, a redescubrir el valor de un silencio en el que resuena la Palabra y se hace sentir la Presencia. Se experimenta la llamada de aquel que afirmó ”Venid a mí los que estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” y que también afirmó “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

De hecho, desde hace algunas décadas, se viene observando lo que el Papa Benedicto XVI llamó sunami eucarístico en la Iglesia. Es decir, un fenómeno incontenible que hace que florezcan asociaciones y espontáneas iniciativas para asegurar a los fieles tiempos y espacios de encuentro en el silencio con Jesucristo Eucaristía. Un fenómeno que muchos pastores de la Iglesia ven con recelo pues piensan que va en detrimento de la recuperación de la participación plena en la Eucaristía a través de la celebración y la comunión. Por eso, este redescubrimiento de los valores de la Adoración Eucarística y del silencio dentro y fuera de la celebración del sacramento, se presenta con todos los rasgos característicos de un fenómeno laical y carismático.

Toca a los pastores de la Iglesia discernir con cautela, no apagar el fuego prendido por Dios y, al mismo tiempo, evitar que surjan a su calor fenómenos desviados por individualistas o alienantes. Sigue siendo vigente que la adoración debe brotar y conducir a la celebración y que ambas deben vivirse cada vez más en el corazón de la Iglesia que tiene en la Eucaristía su fuente y su cima.

¿Cree usted que a los jóvenes les sigue atrayendo la Eucaristía y que dan respuesta al llamado que siempre el Señor les hace? ¿Cómo motivarlos?

Creo que los jóvenes viven con especial sensibilidad y padecen de modo particular la situación de crisis o agonía de nuestro mundo actual. Buscan ansiosamente modelos para fijar su propia identidad e intentan apasionadamente experimentar la vida, con sus proyectos, emociones y retos, pero no encuentran fácilmente el cauce para satisfacer estos profundos requerimientos. Familia, Iglesia, sociedad civil les están muchas veces fallando, aún involuntariamente. Pero es evidente que la Eucaristía, donde realmente se hace sacramentalmente presente y sensible Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, puede ejercer una atracción y satisfacer realmente unas nobles aspiraciones en todo joven al que se le acerca a ella por medio de testigos que viven realmente de la misma Eucaristía. Al joven le atrae aquello que se presenta como auténtico y absoluto, es decir, por lo que uno vive y está dispuesto a sacrificar todo lo demás. Hemos de procurar que nuestras comunidades cristianas y cada uno de nosotros vivamos la Eucaristía (celebración, comunión y presencia permanente). Solo así, el joven podrá descubrir, en este sacramento, su verdad más íntima: Jesucristo, Amigo y Maestro, Hombre y Dios.

Cortesía de José Alberto Rugeles Martínez, de la Conferencia de Laicos de Madrid