Testimonios

Santa Teresa, modelo para futuros empresarios

Su "Camino de Perfección" forma parte de las lecturas obligadas en la Escuela de Negocios de Harvard

Quienes tienen una visión simplista, y hasta grotesca, de la figura del empresario como depredador, y de la economía como un mar de tiburones únicamente capaces de pensar en el propio beneficio, se sorprenderán al descubrir que el libro de Santa Teresa de Jesús «Camino de perfección» forma parte de las lecturas obligadas de la Harvard Business School, como parte de la preparación de los nuevos emprendedores.

A quien no le extraña esto es al abogado y consultor empresarial Eugenio Palomero, autor de LiderArte. Todas las claves para dirigir y motivar a tu equipo, católico practicante y conferenciante habitual en foros empresariales y universidades.

Eugenio Palomero
Eugenio Palomero.

«A fin de cuentas, el liderazgo es un camino de perfección y eso santa Teresa lo expresa perfectamente», explica Palomero. Y aún podríamos añadir que la experiencia «emprendedora» de la religiosa en la fundación de conventos la acredita como persona versada no sólo en los asuntos del espíritu, sino también en los del mundo.

Dimensión espiritual

Los consejos que la mística daba en «Camino de perfección» a sus monjas del convento de San José, en Ávila, para impulsar su vida contemplativa, valen también para entrenar la vida interior y la dimensión espiritual de quien está abocado a afrontar grandes retos y desafíos.

CAMINO
«Camino de perfección» en italiano.

Y es que, para Palomero, el empresario es una persona abocada a gestionar riesgos e incertidumbres, «algo así como uno de aquellos descubridores que se encontraron con un mundo enorme por delante y sin apoyos de ningún tipo.»

Por eso está convencido de que ejercer correctamente el liderazgo de equipos y la responsabilidad de llevar un negocio es una tarea muy exigente que requiere personas «consistentes», y «equilibradas» en la medida de lo posible. Y también con un sistema de valores morales que fundamente su autoridad.

El líder tiene una alta vida interna

«El líder tiene normalmente una alta vida interna, aunque esto es algo que mucha gente no lo quiere entender. Ser líder es tener la capacidad para desarrollar tus dotes, las habilidades que vas adquiriendo en la vida, hasta llevarlas a su máximo.»

Y eso no depende de las carreras que se tengan -que muchos grandes líderes no tienen ninguna- sino de la existencia de una «efervescencia interna que lanza al líder hacia afuera y que le obliga a replantearse las cosas. Por eso para una persona con madera de líder afrontar procesos de transformación, que pueden desazonar a otras personas, no resulta grave.«

La visión que este consultor, como otros, tiene de la actividad empresarial está directamente ligada con un sistema de valores y de principios, porque los empresarios son personas movidas por una diversidad de motivaciones, no sólo la de ganar dinero.

¿Por qué lo haces?

«La pregunta es por qué haces algo, qué esperas de ello. Y no hay una única respuesta para esa pregunta. Nosotros lo explicamos a través de una serie de vectores», explica el autor de LiderArte.

«Si tú tienes un vector mercantil en tu mente, actúas para obtener una rentabilidad. Pero yo podría dar muchos nombres de personas que no actúan por ganar dinero, sino por trascender, por dejar huella. Y ahí aparece un vector social

«Pero también haces algo para que tus hijos perpetúen lo que tú has hecho; y ahí aparece un vector familiar. Y para servir de ejemplo a los que te rodean, y ahí aparece la ejemplaridad. Otra motivación es actuar de modo que tu espíritu esté en paz, y ahí tienes un vector espiritual«, añade Palomero.

Equilibrio

«La persona, el empresario, al final, trata de conjugar todos los vectores. Algunas veces lo consigue y otras, desgraciadamente, no lo logra. Si lo consigue, obtendrá no la felicidad, sino algo mucho más difícil, que es el equilibrio. Por eso estar con personas equilibradas no es fácil. Desgraciadamente cada vez veo más personas desequilibradas a mi alrededor.»

«El equilibrio es el que te aporta la paz de espíritu y la certeza de que estás haciendo lo correcto. Que es el concepto de deber, que debería usarse también en el mundo económico.»

Palomero conecta de forma natural el mundo de la moral con el de la responsabilidad empresarial y coloca el origen de esa convicción en una experiencia personal.

«Cuando terminé mis estudios de Derecho en Valladolid me marché a Barcelona a completar mi formación con un máster. Y allí, lo primero que me encontré en mi casilla fue un libro que me ha acompañado siempre, aunque yo me considero católico practicante: Ética protestante para el mundo capitalista. Ahí comprendí que el capitalismo, en su origen y desarrollo, está guiado por unos principios éticos.»

Los principios

«Es muy difícil poder servir a los demás si no tienes principios y si no eres absolutamente responsable con esos principios», explica. Y pone un ejemplo que sorprenderá a muchos.

«Una cosa que te enseñan los americanos, y que yo comparto, es que la vida consiste en un win-win (gano yo, ganas tú), no en un 50%-50%. El error es confundir ambos. Se trata de que todos ganemos, pero no necesariamente al 50%. Si yo soy empresario y gano, pero la sociedad no gana, el cliente no gana, el trabajador no gana, nadie gana, y sólo yo gano, eso no es sostenible. Por eso hay tantísimos negocios efímeros”, explica Palomero.

A quienes temen que la economía y el cristianismo sean difícilmente compatibles, este consultor les remite al mismísimo Evangelio. «La parábola de los talentosdespeja todas las dudas al respecto. No tenemos que acudir nada más que a la fuente.»

«Por otra parte, cuando te metes en la economía y disfrutas del mundo de la empresa, es interesantísimo ver qué gran empresa montaron los Templarios, a los que no se puede acusar de no ser católicos” añade.

En la situación económica actual, tan abundante en incertidumbres, «hace falta que el empresario sea una persona muy solvente, moralmente y psicológicamente. En estos momentos ya no podemos ser individualistas, necesitamos foros y asociacionismo.»

Los 3 rasgos del buen líder

Y, además, un sistema de valores. Porque hay tres rasgos que definen a un buen líder, según Palomero: su capacidad para influir en su equipo y hacerle crecer y la disposición a delegar responsabilidades, no solamente tareas.

«Y para hacer eso un líder necesita un sistema de valores. En ese sistema están la transparencia, la honestidad, el trabajo bien hecho, y el afán de servicio a los demás como motor de todo. Y esto todos los días del año, las veinticuatro horas. Por eso ser líder es algo agotador”. Y por eso Santa Teresa es una buena ayuda espiritual.-

Vidal Arranz – publicado el 18/02/23-Aleteia.org

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