Opinión

Anarquía, caos y robos, sálvese quien pueda!

Egildo Luján Nava:
Las dos palabras y la frase que conforman el títular de este conjunto de reflexiones, de una u otra forma, implican las mismas consecuencias al aplicarlas en la definición situacional de un grupo de personas, sociedad, pueblo o país. Lamentable y tristemente, describen a  la Venezuela actual. De hecho,  si quedaba algún venezolano que, de alguna forma, creía  en el actual gobierno, difícilmente, puede mantener ese criterio.
No hay país ni gobierno alguno en el que  la corrupción sea inexistente. La frecuencia y magnitud  de la misma varía, de menor a mayor grado, dependiendo de los niveles de educación, del desarrollo ético y moral  del pueblo y, a su vez, de que esa misma ciudadamía, a su vez, tenga los conceptos claros acerca  de lo que implica ser -o no-  un buen ciudadano.
Ser ciudadano registra, como hecho implícito, lo que traduce ser responsable, evidenciar la máxima de tener responsabilidad, cumplir con deberes y de administrar éticamente de manera tales derechos, además de evidenciar amor y querencia por su país y, desde luego,  estar dispuesto a defenderlo, en caso de ser necesario.
Ahora, ¿ existen tales condiciones o características en el país?. ¿Se  les puede considerar existentes y funcionales en el territorio nacional?  OBVIAMENTE QUE NO. Por otra parte, todo gobierno debe gozar de algún grado de respetabilidad, credibilidad o de simpatías. Y, cuando no lo hace, ni tampoco supedita a la consideración de la sociedad algún atisbo de querer hacerlo, desde luego, hay un hecho real perdido o está en vías de que eso suceda.
Lo que aconteció recientemente en Venezuela, en cuanto a la acusación ¿y demostración? sobre el desenvolvimiento del libertinaje administrativo, sin duda alguna, es el colmo, y como tal, además de ser comprometedor,  obliga a que se le rechace.  Inclusive, lo usual, cuando se dan hechos de esa manera en cualquier país, es que todo acto de corrupción debidamente descubierto, sea develado con base en una denuncia ciudadana en forma directa, o por intermedio de algún medio de comunicación comprobadamente conocido por su dedesnvolvimiento apegado a lo que significa  funcionar ajustado al cumplimiento de  la verdad, no a la interesada manipulación de la misma para garantizarle espacio franco a la mentira .
Lo ocurrido en días recientes, con respecto a la administración desenfrenada de supuestos delitos sobre los que ya se conocían comportamientos y protagonistas, sin duda alguna, es insólito. No sólo por el  hecho de que  se destapa un albañal de denunciasy de  acusaciones y de unos contra otros dentro del mismo gobierno,  también como de antiguos ex funcionarios de alto rango y figuración. Es que el «adorno» amoral sobresale y se impone cuando los señalamientos llevan implicitas acusaciones con base en supuestos robos mil millonarios en dólares. Y porque, además, tales cifras tan elevada no son entendibles por su monto y números de ceros para cualquier ser.
Por otra parte, ¿qué esperar sobre lo que pueda acontecer a partir de ahora, después de tenerse alguna idea aproximada  de lo que se ha comprobrado que pudo haber sucedido?. A estas alturas, lo que el llamado pueblo deja sentir cuando se le solicitan opiniones, no titubea al afirmar que «no es dificil que muy pronto se comiencen a pronosticar acusaciones en contra de los llamados LIDERES de partidos de la oposición», porque es la manera «práctica y funcional de igualar daños y desprestigio».  Amanecerá y VEREMOS.
¿Será posible creer en que,  ante una situación tan complicada, el ciudadano de a pie, es decir, el que conforma a la casi totalidad de los habitantes de la Nación, e imbuído en un alto grado de desconfianza, inconformidad, incredulidad y desesperanza, pueda estar dispuesto a ir a un proceso electoral con miras a sumar base moral política, para rescatar la necesaria recuperación venezolana ?  ¿ Cómo llegar hasta allí, adicionalmente, cuando la experiencia, en, y durante las pasadas 23 elecciones, en su mayoría,  han sido cuestionadas y tildadas de fraudulentas?.
Lamentablemente, el solo hecho  de pensar en que cualquier elección  a futuro sería operada y regida por el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE) de esos anteriores 23 comicios, crearía enormes dudas.  Porque tener que depender de un Registro Electoral  desactualizado por años (ciudadanos muertos, jóvenes que han cumplido más de 18 años de edad durante los últimos 10 años y no registrados, nuevas ubicaciones, ciudadanos fallecidos,  etc) y, adicionalmente negarle el derecho al voto a una diáspora integrada por  más de 7 millones de despatriados venezolanos y a no menos de dos millones de jóvenes no registrados, sin duda alguna, configura una potencial evidencia de lo peor.
Sin duda alguna, no es posible soñar con libertad, Democracia y y entendimiento ciudadano, cuando, una vez más,  a Venezuela se le pudieran estar ofreciendo rasgos  para alimentar el feo rostro de «cómo es que aquí se bate el cobre, cuando la mayoría sabe que lo que está planteado es liberar a la Nación  de la reedición del feo rostro que traducen procesos electorales no transparentes, y eso no se aprecia por ninguna parte comicial».
Nuevamente, «Formato del Futuro» apuesta por la necesidad e importancia de atender el llamado de la población a exhortar  a todos los venezolanos a promover y realizar un acto de reflexión «CIUDADANA» y pensar en el país, como en el futuro de las nuevas generaciones.  Hay que construir futuro, y el inicio de ese exigente proceso pasa por aceptar que EL PAÍS ESTÁ EN PELIGRO, porque las bases de sus riesgos siguen fortaleciéndose, para «fiesta de algunos y anticipada celebración de otros».  Este no es el momento de competencias electoreras, tampoco de ambiciones personales entre candidatos repudiados o rechazados por desconfianza.
El país requiere ser «REFUNDADO», actualizado y dirigido por un conjunto de hombres y de mujeres preparados y capaces de encaminarlo por la senda del progreso.  Hay que dejar atrás los personalismos, como los intereses mezquinos. La demanda histórica  de la Nación gira hoy alrededor de la necesidad  de trabajar en favor del exigente deber de salvar a la Patria. UNIDAD Y MÁS UNIDAD ES LA SOLUCIÓN.-

Imagen referencial: Colección de caricaturas de Ricardo Rendón

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