Opinión

El mundo al revés

Emilio Figueredo/Analítica:

El mundo nunca se ha caracterizado por el predominio de la justicia ni por el respeto a los derechos humanos. Siempre han existido regímenes antidemocráticos y a los que poco les importa esa idea liberal de la separación de poderes. Sin embargo, extrañamente a partir de en 1945, con la creación de la Organización de las Naciones Unidas, a la gran mayoría de los países miembros les gustaba proclamarse como democráticos, que acogían los principios contenidos en la Carta, es decir, el estatuto que debería regir en todos los países que forman parte de esta organización.

Ahora la tendencia va en dirección contraria. Algunos países, no solo los claramente autocráticos como Rusia y China, sin dejar de lado a Corea del Norte, Cuba, Venezuela y varios países del Golfo Pérsico, prescinden de todo sistema político que no garantice que el poder reside única y exclusivamente en la cabeza del ejecutivo.

Lo grave es que países en los que aún subsisten rasgos de la tan necesaria división de poderes, hacen lo imposible para disminuirla o atenuarla, como podemos observar que lo hacen o lo intentan en México, Argentina, El Salvador y tal vez, aún no está del todo claro, Brasil.

Eso implica que el orden mundial prevaleciente podría estarse disolviendo y se pretende crear uno nuevo. Sin embargo, existe una resistencia representada por el llamado G7, que reúne a países cuyo poder económico, financiero, tecnológico y militar, es aún predominante. Y otros, como la India y la mayoría de los países del sureste asiático, que económicamente están en plena expansión y prefieren que se mantenga el orden internacional actual. Lo mismo puede afirmarse del resto de los países que integran a la Unión Europea, y los que aspiran a ser miembros de esa organización como Ucrania, Georgia, Moldavia y algunos en los Balcanes y en el Báltico.

Lo que es terreno de caza, como lamentablemente siempre ha sido, es África, aunque allí la situación va cambiando y hay muchos países que están creciendo y se benefician del orden actual.

La pregunta que queda por formular es ¿quiénes terminarán imponiéndose, los que aspiran a un mundo liberal o los que prefieren un mundo autocrático o neo totalitario? ¿Surgirá ese mundo de una tercera guerra mundial o será el resultante de una realidad económica que la evite? Todo dependerá al final de lo que piensen y hagan los pueblos, los cuales, en fin de cuenta, son los que ponen o quitan a los gobiernos.-

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