Elecciones UCV, Primarias opositoras y CNE ¿Cómo se conectan?
Alfredo Infante, S.J.:
La Universidad Central de Venezuela (UCV) está reivindicando el camino electoral, después de casi 15 años de mora, y tras un lamentable intento fallido el 26 de mayo, en poco tiempo su comunidad se reorganizó y llevó adelante –el pasado 9 de junio- la primera vuelta de sus elecciones de autoridades, decanos y representantes profesorales ante los órganos de gobierno y cogobierno universitario. La jornada mostró al país -logística y políticamente- que el ejercicio del voto es clave para recuperar la legitimidad y gobernabilidad institucional y, así, afrontar los desafíos que la democracia impone.
Ciertamente la participación no alcanzó al total de votantes convocados. Según cifras de la Comisión Electoral, unos 27.022 ucevistas ejercieron su derecho al voto de unos 221 mil electores registrados [1]. La emigración de alumnos y docentes y la desafección política que se vive actualmente pueden haber incidido en esta cifra. Sin embargo, las reseñas de la prensa sobre lo ocurrido ese día destacaron el ambiente de civismo, lo que indica que el espíritu democrático y el deseo de votar para dirimir las diferencias están vivos en la población.
Un dato significativo es que el chavismo ha seguido perdiendo fuerza en la preferencia del electorado porque “Juntos por el Patrimonio”, la plancha apoyada por el régimen de Nicolás Maduro, no consiguió pasar a la segunda vuelta con su candidato a rector, Miguel Alfonzo, “a pesar de todos los recursos invertidos en los últimos meses” [2]. En el balotaje, previsto para el 30 de junio, serán los profesores Humberto Rojas y Víctor Rago quienes se disputarán el favor de los votantes para convertirse en la máxima autoridad ucevista.
¿Qué nos dice este proceso electoral? La UCV es un reflejo, a escala, de lo que ocurre en el país, social y políticamente. Estos acontecimientos en pleno desarrollo revelan que cuando hay movilización, espacio para la expresión política y sentido de bien común, entonces el chavismo pierde terreno y poder.
Sin embargo, esto lo leyó muy bien la coalición oficialista y actuó rápidamente, torpedeando el proceso de diálogo que se estaba dando entre la Comisión Nacional de Primaria y el Consejo Nacional Electoral (CNE), con el fin de lograr la asistencia técnica del ente comicial en el proceso en el que se elegirá al candidato presidencial opositor para, así, garantizar una mayor cobertura y, al mismo tiempo, dar un paso en la recuperación del CNE como una institución de Estado, no de gobierno. Esta apuesta tendría un impacto importante en la credibilidad del ente electoral como árbitro para los procesos venideros de 2024 y 2025.
El chavismo juega y juega duro. Inmediatamente después de la primera vuelta electoral de la UCV, donde quedó reducido como fuerza electoral, sus representantes se movieron rápidamente para destituir -por vía de « renuncia» de los rectores- al actual CNE y dar al traste con una posible participación del ente comicial en las elecciones primarias de la oposición, pautadas para el 22 de octubre.
Además, en este mismo contexto aparece Diosdado Cabello, en su programa Con el mazo dando [3], advirtiendo y amenazando a la Conferencia Episcopal Venezolana para evitar que los espacios e instituciones de la Iglesia se conviertan en plataforma para el ejercicio constitucional del voto.
La Comisión Nacional de Primaria, dignamente y con cerebro, corazón y entrañas, sigue su empeño en hacer posible el proceso electoral interno. El Gobierno juega a impedirlo, el contexto es ampliamente adverso, pero lo que está sucediendo en la UCV es un signo de aliento y esperanza, y, sobre todo, deja claro que el régimen le teme a las primarias de la oposición y a medirse, en el 2024, con un candidato unitario que haya sido legitimado por la vía del voto.
[2] https://www.lapatilla.com/
[3] https://www.elimpulso.com/