Datos poco conocidos del Beato Dr. José Gregorio Hernández
¿Sabías que en tres ocasiones Nuestro Beto estuvo a punto de perder la vida a causas de Accidentes?
Alfredo Gómez Bolívar:
¿Sabías que en tres ocasiones Nuestro Beto estuvo a punto de perder la vida a causas de Accidentes?
La Primera vez fue en el año 1888 estando en Isnotú estado Trujillo su tierra natal. Nos cuenta en su libro titulado “José Gregorio Hernández Obras Completas – Compilación y Notas del Dr. Fermín Velez Boza” escrita en el año 1968. Este episodio de su vida también lo narra su sobrino nieto el Ing. Marcel Carvallo Ganteaume en su obra titulada: “José Gregorio Hernández un hombre en busca de Dios” de 1995. El la titula: “Tempestad en la Montaña”
En una carta de Nuestro Beato dirigida a su amigo Santos Anibal Dominici dice así:
Isnotú, Noviembre 5 de 1888.
Sr. Santos A. Dominici. Caracas
…“Ya he comenzado a gustar de las bellezas que tiene la profesión por estos lugares, bellezas que, si comparamos con ella las que tiene Caracas, encontramos que las de allá son tortas y pan pintados. Figúrate que en días pasados me vinieron a buscar para que fuera a ver a un enfermo; eran la seis de la tarde, y el lugar en que éste se encontraba, distante de casa como seis leguas, es de los que se encuentran metidos en toda la serranía.
Con toda paciencia hice ensillar mi caballo- que dista mucho de ser bueno- y tomé rumbo hacia el pueblecillo, seguido del individuo que vino por mí, caballero en un magnifico caballo; habríamos caminado cosa así como dos leguas cuando la noche se nos vino encima, negra como pocas y tempestuosa: yo le hice notar a mi compañero que mi caballo tenía tendencia a encabritarse y que el suyo quería imitarlo, a lo que él me respondió: que nada tenía en particular, porque, como yo bien podía ver, dentro de poco desencadenaría una tempestad y que lo mejor que podíamos hacer era apresurar nuestras cabalgaduras para ganar camino y sobre todo tiempo.
Las palabras de mi compañero no era de naturaleza para tranquilizarme; sin embargo, yo seguí mi camino con cierto malestar, que al principio creí que sería la inquietud que tenía por el peligro, pero que pronto me convencí que era producida por la inmensa cantidad de fluido eléctrico con que iba cargado. Transcurrida media hora más cuando estalló el primer relámpago, inaudito, inmenso: parecía que nos habíamos sumergido en un océano de luz; se vio todo, los cerros, las hondonadas, el cielo que estaba lleno de agua; te digo que me quedé ciego durante cinco segundos aproximadamente, y sólo volví de mi estupor porque mi caballo, que se había encabritado y que no me tumbó milagrosamente, había arrancado a correr con furia siguiendo a el de mi compañero, que había manifestado de un modo idéntico su temor. A pocos segundos de intervalo vino el trueno, e inmediatamente grandes gotas que muy luego se hicieron chorros de agua nos inundaron y, lo que es muchísimo peor, humedecieron el piso del camino de tal suerte que nuestros caballos, en lugar de caminar, lo que hacían era rodar. Mi compañero, encendió una linterna e hizo que cambiara de bestia, montando él en la mía “porque- decía él- le parecía que yo no era muy buen jinete”.
Efectivamente, una vez en su caballo me sentí más seguro y continuamos él adelante y yo detrás, y el agua todo alrededor, como decía Núñez Cáceres; cuatro veces estuve a punto de que el caballo rodara conmigo; por fortuna que era un animal muy obediente al freno y bastaba sujetarlo un poco para que se detuviera, en un camino que parecía de jabón.
Llegamos a las dos de la madrugada; y yo me acariciaba las ternillas que estuve a punto de perder.
He visto muchas descripciones de tempestades, y todas me parecen débiles ante la realidad y frías; es cierto que las que he visto descritas por autores buenos nunca han tenido lugar en los Andes, donde todo tiene lugar en grande.”…
La Segunda vez fue cuando se vió obligado a salir de Boconó lugar del Estado Trujillo sitio donde quería ejercer su profesión, se lo impide dos médicos del lugar con gran poder político. Del libro titulado “Cartas Sectas” cuyo autor es el profesor Universitario Carlos Ortiz tomaremos este extracto: … La vida en los Andes era económicamente muy precaria y en ocasiones era él quien terminaba dando dinero a los pacientes que apenas tenían para mal comer. Además tuvo que lidiar con los celos profesionales de los médicos locales, reacios a tolerar a un competidor más joven y mejor preparado que ellos. A eso se sumó la mala voluntad de los políticos que detentaban el poder en la zona, por demás aliados de sus rivales, que lo veían como un enemigo.
En febrero de 1889 esta situación tomó un giro peligroso, como se aprecian en este extracto de una carta a Santos Aníbal Dominici… “me dijo un amigo que en el Gobierno de aquí se me ha marcado como godo, y que se está discutiendo mi expulsión del Estado, o más bien si se me enviaría preso a Caracas”. Contrariado por lo adverso de su suerte y sintiéndose ajeno de su meta, se embarcó para Oriente.
Pero la travesía terminó en naufragio frente a las costas de Carúpano, donde luego de permanecer los días necesarios para reponer fuerzas regreso a Caracas, siguiendo el consejo de su padre de que ésta, era la única ciudad que le permitiría ganar dinero como médico… El Doctor Hernández no era muy buen nadador, otras biografías dicen que fue ayudado por pescadores del lugar.
Ciudad de México 1917
La Tercera vez José Gregorio había acabado los estudios de post grado en la ciudad de Nueva York y decide visitar a su sobrino el médico Temístocles Carvallo que se encontraba residenciado en la ciudad de México. Nos cuenta su sobrino Ernesto Hernández Briceño la siguiente anécdota: “Cuando acababa de llegar a la ciudad de Méjico; estuvo a punto de ser víctima de un accidente, el coche que tomó para ir a la casa de nuestro primo, nos contó que durante el trayecto, observó que había mucho bullicio en las calles por ser día de Navidad, un automóvil desembocó a gran velocidad por una boca calle al mismo tiempo que desembocaba el coche en que viajaba, atropellando al caballo y volteando el coche, gracias a Dios no tuvo consecuencia que lamentar este incidente tanto para él como para el cochero.”*
* Fuente: Ernesto Hernández Briceño “Nuestro tío Jose Gregorio” Tomo II
El verdadero Auto que atropelló a Nuestro Beato Dr. José Gregorio Hernández
En el año 2011 publique un artículo titulado ¿Quién fue Fernando Bustamante? Parte de él dice así:
Fernando Bastamente
Seguramente muchos de ustedes no saben quién es este personaje; pero el accidente que cegó la vida del Doctor José Gregorio Hernández, tiene dos caras y una misma tragedia: por un lado la muerte del Doctor Hernández y por el otro, lo acontecido al señor Fernando Bustamante conductor del vehículo, quien durante más de sesenta años sobrevivió a este lamentable acontecimiento.
Fernando Bustamante había nacido en Maiquetía el 30 de mayo de 1891, contaba con 28 años de edad para ese momento, de profesión mecánico, era casado, padre de dos niños y uno que venía en camino.
El Doctor José Gregorio Hernández no era un desconocido para Bustamante, todo lo contrario eran buenos amigos. Ya que en varias ocasiones el Dr. Hernández había sido médico de su familia.
El diario caraqueño El Monitor, en su edición del 21 de abril de 1904 afirmaba que: “el lunes 18 de abril por la tarde transitó por las calles de Caracas por primera vez, un lujoso automóvil, el cual había sido traído por el señor Doctor Isaac Capriles”. Este hecho registra el primer automóvil que llegó a Caracas. “Lo manejaba un individuo extranjero, quien sin duda había venido para generalizar entre nosotros el uso del cómodo vehículo”, añadía el desaparecido rotativo. El vehículo en cuestión era un Cadillac B de 1904, pintado en marrón con detalles negros, como los otros 2.417 hechos en Detroit U.S.A., y su costo fue de 810 US$.
Cuando se produce el accidente que cobra la vida de José Gregorio, habían transcurrido quince años del acontecimiento reseñado por El Monitor; por tal motivo se estima entonces que para 1919 había en la ciudad de Caracas un gran número de automóviles.
Cadillac B de 1904
Vehículo similar que atropelló a Nuestro Beato fue:
Su dueño fue Manuel Pérez Abascal como figura en el expediente N° 32 que se le abrió al señor Fernando Bustamante.
Y en él se encuentra sus declaraciones como testigo no presenciales:
Lista por aparición ante el Tribunal de los testigos:
No Presenciales y Presenciales a Declarar.
No Presenciales:
Nombre | Profesión | Fecha | N° de
veces/pág. |
Francisco Ignacio Carreño | Médico | 29-06-1919 | 1ª- 4 |
03-07-1919 | 2ª- 16 | ||
Ramón Aveledo | Médico | 29-06-1919 | 1ª- 4 |
03-07-1919 | 2ª- 16 | ||
José Gregorio Hurtado (cuñado) | N.S.C. | 02-07-1919 | 1ª- 13 |
Ignacio H. Marín | Tipógrafo | 10-10-1019 | 1ª-46 |
Miguel Ángel Ramírez | Ingeniero | 10-10-1019 | 1ª-47 |
Luis Martín García | Estudiante | 10-10-1919 | 1ª-48 |
Rafael Latouche O | Farmaceuta | 11-10-1919 | 1ª-48 |
Manuel Pérez Abascal (Dueño del vehículo) | Comerciante | 11-10-1919 | 1ª-49 |
Gregorio José Riera | Empleado. Púb. | 11-10-1919 | 1ª-50 |
Juan Lorenzo Cordero | Empleado. Púb. | 11-10-1919 | 1ª-50 |
José Antonio Izaguirre | Comerciante | 18-10-1919 | 1ª-51 |
Delfín Ramírez | Empleado. Púb. | 18-10-1919 | 1ª-52 |
Miguel Izaguirre | Comerciante | 18-10-1919 | 1ª -53 |
Nombre | Profesión | Fecha | N° de veces/pág. |
Vicente Romana Palacio | Carpintero | 29-06-1919 | 1ª- 6 |
30-06-1919 | 2ª- 7 | ||
04-10-1919 | 3ª- 39 | ||
Mariano Eduardo Paredes | Motorista | 30-06-1919 | 1ª- 8 |
30-06-1919 | 2ª- 43 | ||
Vitelio Utrera | Farmacéutico | 01-07-1919 | 1ª- 9 |
04-10-1919 | 2ª-39 | ||
Alfonso Timaury | Colector | 01-07-1919 | 1ª- 10 |
07-10-1919 | 2ª- 42 | ||
Fernando Bustamante | Mecánico | 02-07-1919 | 1ª- 11 |
04-07-1919 | 2ª-18 | ||
Juan Antonio Ochoa Fernández | Industrial | 02-07-1919 | 1ª- 13 |
04-10-1919 | 2ª- 40 | ||
Angélica Páez | Del Hogar | 02-07-1919 | 1ª- 17 |
06-10-1919 | 2ª- 41 | ||
Eduardo Baptista | Militar | 08-07-1919 | 1ª- 20 |
09-10-1919 | 2ª- 46 | ||
Luis Monroy Abreu | Comerciante | 08-07-1919 | 1ª- 21 |
08-07-1919 | 2ª- 43 | ||
Diego Casañas Salóm | Empleado. Púb. | 08-07-1919 | 1ª- 22 |
Francisco Gazcue | Empleado. Púb. | 09-07-1919 | 1ª- 23 |
09-07-1919 | 2ª- 44 | ||
Luis Felipe Badaracco | Pedagogo | 10-07-1919 | 1ª- 24 |
10-07-1919 | 2ª- 45 |
…Recientemente en 1975, Doña Angélica Páez, bisnieta del General José Antonio Páez y sobrina del doctor Luis Razetti, resaltó, como testigo como testigo ocular, la muerte del doctor Hernández, pues, estaba asomada a la ventana de su casa de habitación, muy próxima a la esquina de Amadores, donde se produjo el trágico accidente:
Estaba allí –relata –esperando a mi novio con un ramo de jazmines envuelto en papel de seda para que se lo llevara a la tumba de su hermano que había muerto recientemente de tifus, cuando vi que al doctor entraba a la farmacia. Eran alrededor de las dos de la tarde, mi casa estaba situada de Guanábano a Amadores, a sólo unos pasos de donde ocurrió el accidente. Vi como en toda la esquina se detenía el tranvía y detrás venía el carro que dio muerte al doctor Hernández, Por cierto pertenecía a Josefina Guerrero de Pérez Abascal, hermana de mi cuñado Félix Guerrero. Ambos vehículos se detuvieron un rato consecutivo, pero en vista de que el tranvía no partía, el chofer aceleró para pasarlo y llegó a la farmacia en el preciso momento que salía el doctor Hernández… 2
- Antonio Sanabria “José Gregorio Hernández de Isnotú “ 1864-1919 Creador de la moderna medicina venezolana Segunda Edición 1977 Pág. 151
Alfredo Gómez Bolívar
2023
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