Opinión

¡Limpiemos el Ambiente !

Roberto Fermín Bertossi:

Especialmente durante todo el mes de septiembre, se lleva a cabo la campaña internacional “A limpiar el mundo”, para inspirar, infundir  e iluminar a la población global a que “limpien, reparen, descontaminen, restauren y conserven el medio ambiente”, a través de información específica y la realización de distintas iniciativas.

Una de ellas -quizás la más relevante por su importancia y significación-, después de cómo y con qué desmesura hemos ensuciado y contaminado nuestro mundo, luce fundamental implementar desde la niñez en adelante, una cabal educación ambiental sobre descontaminarlo, limpiarlo, mejorarlo y conservarlo para  usos y usufructos razonables de sus recursos naturales,  sin abusar de los mismos.

La educación ambiental es transversal y subsidiaria a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, Agenda 2030´ propuestos por Naciones Unidas.

“A Limpiar el Mundo” surgió de una idea sensible y visionaria desde el puerto de Sydney, precisamente del éxito de “Clean Up Australia” en 1989, cuando el deportista náutico australiano Ian Kiernan, convenció a un grupo de amigos y seguidores a limpiar la Bahía de Sydney, mostrando los efectos de la polución y otros desórdenes en los océanos del mundo.

El evento fue un éxito, atrayendo a miles de voluntarios de diversos países, quienes ya 34 años atrás, recogieron 5.000 toneladas de todo tipo y clase de basura contaminante. Desde 1993´ con el apoyo del Programa Mundial de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la campaña cobró alcance mundial.

Concomitantemente, para preservar un ambiente sano ante fenómenos meteorológicos, incrementalmente raros,  más violentos y perjudiciales,  la recuperación y saneamiento del ambiente como un robusto equilibrio ecológico, hacen al nuevo nombre de la vida y de la paz, porque no habrá vida, desarrollo ni derechos humanos sin las  condiciones básicas e intangibles para ello.

Luego, eso mismo implica proponerse mancomunadamente sin demora, ´urbi et orbi´, una mejora ambiental continua de nuestra base natural originaria (secularmente muy deteriorada); lo cual sugiere ingenio, gradualidad, creatividad e innovación, tenacidad, firmeza y heurística conservacional, con soporte universalmente suficiente de financiamiento verde.

Hemos venido cobrando conciencia dándonos cuenta vg., que una prolongada y prevaleciente combustión fósil, como que tanto desecho circularmente no reciclable (“de residuos a recursos”); no son signo de progreso sino una manera de destruir el planeta.

Efectivamente,  ante una crisis climática global sin precedentes, provocada por codicias, consumismos, desaciertos y desatinos humanos, luce apropiado impulsar e incentivar una activa y profunda conciencia ecológica integral para limpiar nuestro mundo, fundamentalmente mediante una paulatina reconversión cultural ambiental, una masiva e inmediata utilización de energías limpias sostenibles (vg., solar, eólica, hidráulica),  y unos usos y consumos más corresponsables, más inteligentes y sostenibles; entendiendo esto último como un compromiso común cooperativo, supranacional e intergeneracional, para asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, ello sin renunciar a la protección permanente e inmediata del medioambiente ni al crecimiento económico con rostro humano.

Sobre tal conciencia ecológica,  ya a finales del siglo pasado Umberto ECO  destacaba que en muchos países su población ha llegado a conocer la amenaza de la contaminación a través de los medios de información en tanto medios capaces, masivos, idóneos y decisivos  para sensibilizar al público no solamente sobre los problemas de la contaminación sino para aceptar, por ejemplo, racionales limitaciones al consumo de agua potable, a la circulación de automóviles como a prestar debida atención y cuidado al  problema y destino final de los desechos.

Por último y a propósito, con su habitual lucidez, el  autor de “El nombre de la rosa” durante el congreso: “Los desafíos del III Milenio”, que reunió en Valencia/España (1997´) a medio centenar de expertos, premios Nobel e intelectuales para debatir propuestas para lograr un futuro más habitable, mordazmente se mostró preocupado por el aniquilamiento del medio ambiente: «Los chinos empiezan a conocer el papel higiénico; cuando en un futuro próximo todos los chinos quieran acceder a esas ventajas, habrá que arrasar el Amazonas». El reto de la sostenibilidad del planeta, dijo, nos aboca o bien al exterminio o a un esfuerzo utópico pero necesario, concluyó.

Roberto Fermín Bertossi

Experto en Cooperativismo de la Coneau

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