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Luis Xavier Grisanti: Arístides Calvani esbozó una política exterior para la sociedad del conocimiento

De cara al siglo XXI, la visión de Calvani adquiere hoy vigencia a la luz de las nuevas diecisiete metas de desarrollo sustentable adoptadas por las Naciones Unidas en 2015

PALABRAS DEL ECON. LUIS XAVIER GRISANTI EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE SU AUTORÍA: ARISTIDES CALVANI Y LA POLITICA ECONÓMICA EXTERIOR 1969-1974, ESBOZO DE UNA POLÍTICA EXTERIOR PARA LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

SEDE DEL IFEDEC, CARACAS, 25 DE ENERO DE 2024

Distinguidos invitados, Señoras y Señores,

Permítanme en primer término agradecer vuestra presencia.

Es poco lo que me resta añadir a las palabras de los Dres. Eduardo Fernández, Rafael Arraíz Lucca y Carlos Hernández Delfino; a ellos mi sincera gratitud.

La generación a la que perteneció el Dr. Arístides Calvani fue la primera que nació y desplegó su actuación vital en la Venezuela petrolera, industrial y urbana que dejó atrás a la nación de caudillos regionales, rural y agropecuaria, del siglo XIX, y se decantó por la instauración de la democracia en Venezuela. Pero sus ancestros corsos, italianos y españoles, llegados en nuestra era pre-petrolera, traían de sus países de origen la disciplina del trabajo, los valores familiares de la cristiandad y un sinigual espíritu de superación centrado en el amor a Venezuela, dedicando sus honestos esfuerzos al progreso económico, social, científico, cultural y democrático del país.

A sugerencia del Dr. Pedro Pablo Fernández Reyna, permítanme relatarle dos breves anécdotas que marcaron mi vida. En mi infancia, más de una vez, mi padre, Héctor Grisanti Luciani, me llevaba a las oficinas del centenario Escritorio Grisanti Calvani en la Esquina de Veroes, y a las del historiador Ángel Grisanti, a una cuadra de la Casa Natal del Libertador. En aquellos recintos, llenos de venezolanidad, se forjó mi vocación de servicio a la Nación.

En 1972, mi madre, Yolanda Cano Febres-Cordero, preparó una cena en la casa que adquirieron mis padres en el No. 6412 Earlham Drive, Bethesda, Maryland, para un distinguido visitante: el Dr. Arístides Calvani, ministro de Relaciones Exteriores durante la primera presidencia del Dr. Rafael Caldera. Papá representaba al país en la Organización de Estados Americanos, que celebraba su Asamblea General en Washington, D.C. Quien les habla se disponía a iniciar sus estudios en la Universidad de Georgetown. Pues bien, el canciller Calvani casi descuidó al resto de los invitados y se dedicó a revisar con conmigo el libro de la universidad, el programa de estudios y las materias que debía cursar cada semestre. Pueden ustedes imaginarse lo que aquel momento significó para un adolescente de diecisiete años.

Cuando se instaló en esta misma sala, la Comisión para la Conmemoración del Centenario del Dr. Calvani, en 2018, su hijo, Francisco Calvani Abbo, quien hoy no nos puede acompañar por razones de salud, sugirió en su intervención que, más allá de relatar la historia de la vida y obra de su padre, tratásemos de analizarla desde la óptica del presente y proyectarla hacia el futuro. Le tomamos la palabra y es eso lo que hemos querido reflejar en nuestro libro.

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El subtítulo del libro reza: Esbozo de una política exterior para la sociedad del conocimiento. Pido vuestra venia para subrayar sus conclusiones:

“La Justicia Social Internacional y el Bien Común Universal se expresan en términos económicos por medio de la búsqueda de un nuevo orden internacional, de forma tal que el reto del desarrollo equitativo de las naciones se sitúe en el vértice de la política y la diplomacia internacionales.”

El presidente Caldera y su canciller Calvani deseaban desconcentrar la atención de la comunidad internacional de los avatares de la Guerra Fría y redirigirla hacia los temas del desarrollo de las naciones. De cara al siglo XXI, la visión de Calvani adquiere hoy vigencia a la luz de las nuevas diecisiete metas de desarrollo sustentable adoptadas por las Naciones Unidas en 2015.

“El desarrollo de las naciones es un prerrequisito inexpugnable para la consecución de una auténtica paz mundial. La paz será siempre “precaria” porque responde a la política de bloques y a la preservación de un orden económico internacional injusto en la distribución del ingreso y la riqueza mundiales…

“La preocupación del ministro Calvani sobre el “desarrollo de la humanidad, “ y en especial de los países pobres y atrasados, podría ser vista como un planteamiento ya superado a la luz del enorme desarrollo industrial que desde entonces han logrado los llamados Tigres Asiáticos (Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán y Singapur), y naciones emergentes como China e India. Sin embargo, las grandes disparidades en la distribución internacional del trabajo que prevalecen en el siglo XXI, dan validez a aquellas preocupaciones…

“En tiempos de globalización, transición energética, Revolución Digital, inteligencia artificial, impresión en 3D, robótica y vehículos autónomos, las desigualdades en la distribución internacional del trabajo parecen ensancharse, especialmente en aquellos países que, como Venezuela, siguen dependiendo de la exportación de materias primas y recursos naturales…

“La III y la IV Revolución Industrial podrían ampliar la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo, si los países emergentes no se insertan en la sociedad del conocimiento y si las naciones extractivistas continúan padeciendo la Maldición de los Recursos y la Enfermedad Holandesa, dolencias que acechan a Venezuela desde la bonanza petrolera de los años 70 del siglo XX…

“Si los países extractivistas, como Venezuela, mantienen una sumisión atávica a un comportamiento rentístico de los actores políticos, sociales y económicos de la sociedad, la brecha del atraso y el subdesarrollo será más difícil de superar, en tanto que las naciones emergentes que se incorporen a la sociedad del conocimiento y a la III y la IV Revolución Industrial, alcanzarán mayores niveles de ingreso y riqueza, crecimiento, desarrollo y bienestar social…

“La lección que se debe asimilar a tenor de los progresos científicos de la biotecnología, la bio-medicina y la digitalización y automatización de los procesos productivos y de la vida humana, es que el atraso y el subdesarrollo de los países extractivistas es causado esencialmente por las condiciones político-institucionales, histórico-culturales y socioeconómicas locales, no por una determinación planificada de las naciones industrializadas. La visión estructuralista de las relaciones internacionales ha perdido entidad ante los descomunales avances de la Revolución Tecnológica…

“No obstante, el pensamiento de Calvani preserva su validez en lo concerniente a la necesidad de ejercer constructiva presión sobre las naciones más avanzadas, a nivel bilateral y multilateral, para que los beneficios de la Revolución Tecnológica y de la sociedad del conocimiento alcancen un carácter universal e inclusivo…

Desde una perspectiva visionaria, sin duda vigente, el profesor Calvani ya advertía en la década de los años 70, que la ciencia y la tecnología estaban haciendo al mundo más accesible para millares de seres humanos a escala planetaria. Los avances científicos y tecnológicos de entonces y de ahora, ratifican la indivisibilidad de la especie humana. En consonancia con la Doctrina Social de la Iglesia Católica, la humanidad es una sola. Estamos en la Tierra con una misión, que no es otra que el desarrollo sustentable de todos los pueblos del mundo.

Adelantándose a su tiempo, Calvani propone una solidaridad superior que una a todos los pueblos en una “sociedad supranacional” y en una “economía universal” por medio de “sucesivos procesos de integración.”

Permítanme concluir con un pensamiento que define a Arístides Calvani como persona, como ciudadano y como estadista: “La historia nos demuestra que sólo las acciones humanas inspiradas en principios éticos han tenido trascendencia perdurable. Debemos, pues, defenderlos en el orden internacional con el poder persuasivo de la verdad para poder ser libres del poder coercitivo de la violencia”.-

Muchas gracias.

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