Francisco pide ayuda humanitaria para Gaza y reclama un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania
Un Papa firme y renovado preside la bendición 'Urbi et Orbi' ante 60.000 fieles
El Papa dedica su bendición pascual a las «víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo», recuerda a quienes pasan «un período de dificultad económica» y rechaza el flagelo de la trata y el terrorismo
«Que Cristo guíe a todas las personas de buena voluntad a unirse en la solidaridad, para afrontar juntos los numerosos desafíos que conciernen a las familias más pobres en su búsqueda de una vida mejor y de la felicidad»
«¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?»
En una bendición «A Roma y al mundo» cargada de mensajes para toda la humanidad, el papa Francisco volvió a erigirse hoy como una voz global indiscutida en su reclamo de paz verdadera para el mundo y, desde le balcón central de la Basílica de San Pedro, y ante 60.000 fieles, lamentó las «pesadas rocas» de la actualidad y, en concreto, pidió que haya un «intercambio general» de prisioneros entre Ucrania y Rusia, reclamó a Israel que permita la entrada de ayuda humanitaria en Gaza y renovó su pedido para que los extremistas de Hamas liberen a los rehenes secuestrados el 7 de octubre.
Un Papa firme y renovado luego de haber saltado el Via Crucis del viernes para cuidar su salud enmarcó su bendición de este domingo en las «rocas pesadas» que, como la gran piedra que había sellado la tumba de Jesús, afligen a la humanidad y cierran sus esperanzas: «la roca de la guerra, la roca de las crisis humanitarias, la roca de las violaciones de los derechos humanos, la roca del tráfico de personas, y otras más».
En particular, y en primer lugar, el Papa se dirigió «a las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania».
¡Todos por todos!
«Que Cristo resucitado abra un camino de paz para las martirizadas poblaciones de esas regiones. A la vez que invito a respetar de los principios del derecho internacional, hago votos por un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania: ¡todos por todos!», lanzó, en un pedido inédito para poder dar un paso concreto en pos del fin del conflicto iniciado el 24 de febrero de 2022.
«Además, reitero el llamamiento para que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja», reclamó el Papa luego.
En ese marco, Francisco sostuvo: «No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y principalmente a los niños».
«Cuánto sufrimiento vemos en sus ojos», lamentó Francisco frente a los miles de fieles que siguieron la bendición desde la Plaza San Pedro.
«No se ceda a la lógica de las armas y del rearme» ya que «la paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón»
Una vez más, ante el estruendo de las armas que resuena cada vez más cerca, el Papa aseveró que «la guerra es siempre un absurdo y una derrota. No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo», al tiempo que reclamó «que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme» ya que «la paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón».
Siria, Líbano… un mundo plagado de guerras
En su repaso por los principales conflictos abiertos en el mundo, el Papa llamó a no olvidarse de Siria, «que lleva catorce años sufriendo las consecuencias de una guerra larga y devastadora» en la que «muchísimos muertos, personas desaparecidas, tanta pobreza y destrucción esperan respuestas por parte de todos, también de la Comunidad internacional».
«Mi mirada se dirige hoy de modo especial al Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel. Que el Resucitado consuele al amado pueblo libanés y sostenga a todo el país en su vocación a ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo», siguió luego.
Ya en un conflicto que preocupa cada vez más a Europa, el Papa recordó «en particular a la Región de los Balcanes Occidentales, donde se están dando pasos significativos hacia la integración en el proyecto europeo».
«Que las diferencias étnicas, culturales y confesionales no sean causa de división, sino fuente de riqueza para toda Europa y para el mundo entero», pidió.
En una bendición en la que pidió además por el fin de conflictos entre Armenia y Azerbaiyán, así como por la paz para Haití, los Rohingya y los enfrentamientos abiertos en países de África como República Democrática del Congo y Mozambique, el Papa rezó además para «que Cristo resucitado abra un camino de esperanza a las personas que en otras partes del mundo sufren a causa de la violencia, los conflictos y la inseguridad alimentaria, como también por los efectos del cambio climático».
Consuelo a las víctimas de todo terrorismo
«Que dé consuelo a las víctimas de cualquier forma de terrorismo. Recemos por los que han perdido la vida e imploremos el arrepentimiento y la conversión de los autores de estos crímenes», fue su pedido.
Más allá de los conflictos, el Papa recordó también a los migrantes y a «todos aquellos que están atravesando un período de dificultad económica, brindándoles consuelo y esperanza en los momentos de necesidad».
«Que Cristo guíe a todas las personas de buena voluntad a unirse en la solidaridad, para afrontar juntos los numerosos desafíos que conciernen a las familias más pobres en su búsqueda de una vida mejor y de la felicidad»; desarrolló.
Antes de renovar su condena al «flagelo» de la trata de personas, Francisco se detuvo de forma especial en todas las amenazas que enfrentan los niños de hoy. «¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?», se preguntó.
En su duodécima Pascua como Papa, Francisco recordó así los caminos que solo Dios pudo abrir, confiado en que ahora sea la humanidad quien se esfuerce en ellos: «el camino de la vida en medio de la muerte, el camino de la paz en medio de la guerra, el camino de la reconciliación en medio del odio, el camino de la fraternidad en medio de la enemistad».-