Otro Día del Idioma y del Libro: el mismo idioma, los libros de siempre
Horacio Biord Castillo, Presidente de la Academia Venezolana de la Lengua:
La celebración anual de días, a veces años y hasta decenios, dedicados a determinados asuntos y personas, convocados por organizaciones y gobiernos, se ha convertido en un medio extraordinario para promover la memoria de acontecimientos del pasado, honrar personajes y roles y enfatizar la importancia de determinados temas. A veces, pudieran parecer excesivos y su ciclo demasiado corto. Podemos cansarnos de ellos, pero casi siempre resulta importante recordar y enfatizar los contenidos asociados a cada conmemoración.
El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Idioma y del Libro, valga decir del idioma español aunque también se celebra el Día del Idioma Inglés. La fecha coincide con varias efemérides: la conmemoración de Miguel de Cervantes en el aniversario de su fallecimiento (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547 – Madrid, 22 de abril de 1616), autor del Quijote, extraordinario libro que habla del espíritu castellano, pero también de preocupaciones y situaciones universales, y de Gómez Suárez de Figueroa o el Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, 12 de abril de 1539 – Córdoba, España, 23 de abril de 1616), representante de las letras hispanoamericanas, en parte y en el más prístino sentido: de las letras mestizas que no desdeñan sus orígenes y persiguen una interculturalidad e incluso una lengua que pasa entonces a ser nueva por su capacidad de expresar lo diverso y de introducir novedosas palabras y estructuras semánticas.
Si lo queremos ver desde una óptica eurocéntrica, podemos hablar del príncipe de las letras castellanas y del príncipe de las letras hispanoamericanas; pero si lo vemos desde una perspectiva latinoamericana los podemos llamar amauta de las letras castellanas y amauta de las letras latinoamericanas. Príncipes, en la visión europea, por su trabajo extraordinario y apreciado a través de los siglos y amautas, en la visión americana (andina, en realidad) por la sabiduría que de sus textos emana.
Se celebra el Día del Idioma, del idioma español que la extraordinaria poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou así elogió:
“¡Oh, lengua de los cantares!
¡oh, lengua del Romancero!
te habló Teresa la mística,
te habla el hombre que yo quiero.
En ti he arrullado a mi hijo
e hice mis cartas de novia.
Y en ti canta el pueblo mío
el amor, la fe, el hastío,
el desengaño que agobia.
¡Lengua en que reza mi madre
y en la que dije: ¡Te quiero!
una noche americana
millonaria de luceros.
La más rica, la más bella,
la altanera, la bizarra,
la que acompaña mejor
las quejas de la guitarra.
¡La que amó el Manco glorioso
y amó Mariano de Larra!
Lengua castellana mía,
lengua de miel en el canto,
de viento recio en la ofensa,
de brisa suave en el llanto.
La de los gritos de guerra
más osados y más grandes,
¡la que es cantar en España
y vidalita en los Andes!
¡Lengua de toda mi raza,
habla de plata y cristal,
ardiente como una llama,
viva cual un manantial!”
ELOGIO DE LA LENGUA CASTELLANA
Cantar en España, canto de guitarra, canto de moros y gitanos, canto de judíos expulsos, canto, canto de poetas y trovadores. Vidalita en los Andes, canción de amor y tristezas, canción de vida y recuerdos, aire de buena esperanza.
Invocar la diversidad lingüística y sociocultural en el Día del Idioma, del idioma español, es pertinente porque el español es un idioma de diversidades, un idioma de fortalezas construidas a lo largo de siglos de interacciones que aún continúan con diversos pueblos y culturas. En el caso de América, el castellano sin los indigenismos no sería español. Pero no es algo solo del pasado. Su enriquecimiento aún continúa, a veces en comarcas apartadas y rurales, a veces en las ciudades mismas, en las grandes ciudades latinoamericanas donde, visibles o no, habitan indios. Un ejemplo muy cercano es la entrada “tepuy” del Diccionario de la Lengua Española (antiguo DRAE, por su acrónimo), editado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE): “Formación rocosa muy grande y elevada, aislada, de pendiente vertical y cima plana, propia del macizo guayanés”. Si América estaría incompleta y resultaría del todo incomprensible sin los pueblos indígenas, también el idioma español sería poco claro y su dimensión muy distinta sin los aportes de las lenguas indígenas. ¿Cómo decir chocolate o cómo llamar a las canoas y, por extensión, al canotaje? ¿Cómo llamar a los huracanes y en Venezuela a los tucusitos, jejenes, cocuyos y tuqueques? No deben olvidarse tampoco los africanismos que trajeron los africanos esclavizados y sus aportes culturales, además de su sólida y valiosa presencia actual.
La celebración del Día del Idioma es una celebración de todos los hablantes. No en balde decía Gabriela Mistral, la gran poetisa chilena, que ella quería escribir como hablaban los campesinos del valle de Elqui, en la hoy Región de Coquimbo, de donde era nativa.
Me precio de señalar que entre mis palabras y formas lingüísticas preferidas sobresalen formas populares, regionalismos y localismos como “dentrar”, que me parece de gran ternura e intimidad: pasar hacia dentro; “la calor”, que para mí denota más humedad, mayor temperatura y sofoco; “aripo” (budare o comal); “Costo” (denominación campesina de la costa del Orinoco) o “catuche” (nombre de la guanábana en varias lenguas caribes y en el Nororiente de Venezuela).
Día del Idioma, del idioma español, la patria/matria de los hispanohablantes en la frontera del río Bravo con policías que tratan de impedir el paso o en las fronteras cada vez más difusas de Europa, o en la grandes ciudades y apartadas localidades de Hispanoamérica, en las fronteras con el enorme Brasil, en Guinea Ecuatorial, en Israel y donde se hable el judeo-español o ladino (para mí otra variedad del español, porque las variedades lingüísticas no solo pueden ser diatópicas, sino también diacrónicas), y hasta en Filipinas donde debería renacer esta “lengua de miel en el canto, / de viento recio en la ofensa, /de brisa suave en el llanto”. También, empero, se celebra el Día del Libro, poderoso instrumento, en papel o formato electrónico, para difundir las palabras y sentimientos del idioma.
Día del Idioma Español y del Libro. El Libro enfrenta los retos de las nuevas tecnologías y formatos. El idioma español, como muchos otros idiomas, los embates de los movimientos sociales, de recientes significados que demandan nuevos significantes o la ampliación de otros ya existentes y ahora de la cultura digital y de la inteligencia artificial, cuyas implicaciones empezamos a vislumbrar y apenas a dimensionar.
Día del Idioma y del Libro. Día del hablante y del Lector. Día de quienes hablan español. Día del libro, de los libros, en plural absoluto, y de todo cuanto ellos encierran y, sobre todo, transmiten, directa o indirectamente.
¡Feliz Día del Idioma! para quienes hablamos español sin presunciones de exclusividad y exclusión. ¡Feliz Día del Libro!, en especial para quienes algunas vez hemos sido felices al leer páginas impresas.
Bendecido Día del Idioma y del Libro.-
San Antonio de Los Altos, Gulima, a 23 de abril de 2024.
Horacio Biord Castillo
Escritor, investigador y profesor universitario
Presidente de la Academia Venezolana de la Lengua
Contacto y comentarios: hbiordrcl@gmail.com