Testimonios

De diez hermanos, tres son sacerdotes del Opus Dei: «Nuestros padres fueron ejemplo para todos»

Desde hace unos días, Pablo, Rafael y Pedro son mucho más que hermanos: los tres son sacerdotes, tras la ordenación de este último el 25 de mayo en Roma

El pasado 25 de mayo, en Roma, recibió la ordenación sacerdotal el octavo de diez hermanos. Pero quizás lo que más puede llamar la atención es que es el tercer hermano que se hace sacerdote. Sí, tres hermanos curas: Pablo se ordenó en el año 2000; Rafael en 2021 y Pedro hace unos días.

Sus padres, Eugenio y María Matilde, estaban llenos de felicidad el día de la ordenación y cuando celebraron juntos los tres hermanos la Santa Misa. «Se lo debemos todo a nuestros padres. En casa aprendimos a tratar a Dios y a la Virgen de modo natural», comentan los tres sacerdotes.

Pablo, Rafael y Pedro son sacerdotes del Opus Dei. Tras seis años en Letonia, Pablo se trasladó a Lituania. Rafael vive en Madrid y Pedro volverá a Camerún, donde ha pasado los últimos siete años.

«El amor y la entrega de nuestros padres, ha sido ejemplo continuo para todos los hijos y donde hemos encontrado fuerza para querer a Dios«, asegura Pablo.

El primero de los diez hijos (Eugenio) se fue al Cielo al poco tiempo de nacer. Tras el entierro del pequeño, sus padres, con el corazón en pena, pero llenos de confianza en Dios, hicieron esta oración: «Señor, desde ahora, todos mis hijos serán para ti«. Desde 1970 llegaron ocho chicos más y una hija.

Pablo, Rafael y Pedro, concelebrando misa.

Los tres hermanos, concelebrando. 

«Todos los hermanos, hemos crecido tratando también a nuestro hermano Eugenio. Siempre nos echa una mano. Nuestra ilusión es reunirnos todos con él en el Cielo. Nos está esperando. Ese día montaremos una buena fiesta», dice Pedro

Eugenio y María Matilde tienen ahora veintitrés nietos y procuran también transmitirles lo que han vivido en primera persona.  «Entre los hermanos, procuramos estar siempre muy unidos y tratamos de devolver a nuestros padres todo su cariño por nosotros», añade Rafael.

El vídeo de las ordenaciones: 

La de Pedro fue una de las 29 ordenaciones a diáconos del Opus Dei que confirió el pasado 25 de mayo Paul Toshihiro Sakai, obispo auxiliar de Osaka-Takamatsu (Japón). La ordenación tuvo lugar en la basílica romana de San Eugenio, repleta de familiares y amigos de los nuevos sacerdotes.

Durante la homilía, Mons. Sakai recordó que el sacerdote es alguien que vive para los demás: “A partir de mañana, comenzaréis el camino de convertiros no en lo que queréis ser, sino en lo que los que os rodean quieren que seáis”.

“Testigos, pastores y ovejas”

Siguiendo las lecturas de la liturgia, el obispo señaló que un sacerdote “está llamado a ser testigo”. Además, “debe vivir ya no para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Cor. 5, 15)”. Y “ha de ser un buen pastor, como Cristo, pero también una buena oveja”, una oveja “que escucha la voz del Buen Pastor y la sigue”.

Antes de la ceremonia, el obispo había regalado a cada uno de los nuevos sacerdotes un pequeño burro de papiroflexia, que él mismo confeccionó durante su viaje a Roma. Y en la homilía comentó unas palabras de los apuntes íntimos de san Josemaría, para inspiración de los nuevos sacerdotes: “Soy tu borrico, Jesús… Y de tu borrico, Niño Dios, haz cuanto quieras (…) Quiero ser tu borrico paciente, trabajador, fiel”.

También comentó a los nuevos sacerdotes este proverbio japonés: “Cuanto más crece un grano de arroz, más se dobla”. “Cuanta más experiencia adquieras como sacerdote a partir de ahora, más importante es que te vuelvas más humilde. Si eres humilde, darás más fruto»; explicó.

En su homilía, el obispo deseó “las más ricas bendiciones de Dios sobre el Opus Dei, la familia espiritual que ha nutrido a estas 29 personas hasta este momento, y también sobre cada uno de vosotros, los padres, los familiares y los amigos”.

El obispo concluyó expresando el deseo de que “todos unidos, con el Papa, sepamos ir a Jesús por María: Ella nos invita, como en su Anunciación, a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz, para concluir siempre con la obediencia de la fe”.-

Jesús M.C.

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