Cama matrimonial y cocina familiar
Beatriz Briceño Picón:
Pep Borrell, uno de esos influencers católicos que surgieron de la pandemia, vino a Caracas, con su esposa, para hacer que novios y matrimonios descubrieran los secretos de bailar en la cocina, y así comprometer, a tope, a todos los que lean su libro y fundamentalmente a los que estuvieron en el primer Family Fest, en la iglesia Sagrada Familia, de La Tahona. Odontólogo de profesión, catalán de inmenso corazón, casado con Mercé, encantadora mujer con la que tuvo cinco hijos, todos ya grandes y también buenos bailarines de la vida.
Pero Bailar en la cocina, el libro de Pep, se acerca más al secreto de los matrimonios que disfrutan, que a la literalidad de mi título, que quiere aprovechar la oportunidad para unir lecho matrimonial con comida familiar. Y esto porque ambas cosas pueden redescubrirse, en toda su grandeza, en el carisma del Opus Dei, cuyo fundador, San Josemaría, llegó por primera vez a Venezuela hace 50 años y, precisamente, ese gran evento familiar era un homenaje aniversario.
La primera vez que escuché decir, a monseñor Escrivá, hoy santo, que el bendecía el lecho matrimonial con sus manos sacerdotales, me cambió el enfoque. Y cuando le oí comentar que en el Opus Dei hay un apostolado que tiene su eje en la cocina, me quedé enamorada: es el apostolado de los apostolados. La secularidad, como nota específica del bautizado de la puerta de al lado, tiene mucho que ver con la precisa comprensión de la sexualidad y con esa afectividad que se expresa, también, en el cuidado del hogar y todo lo que conlleva la vida familiar, que trasciende a la sociedad, la cultura, las artes y la política. Los trabajos del hogar, son los que construyen el arte de vivir, aunque la sociedad tiene una deuda social y ética con lo doméstico, lo propio del domus, la casa, el lar, el fuego, la intimidad, el cariño, lo entrañable de la existencia.
Es evidente que fuimos creados por amor y para amar, pero algunas ideologías han trastocado el sentido de esa gran palabra. En el capítulo Cosas pequeñas de Camino, publicado en Cuenca (España), hace 90 años, se esconde uno de los grandes secretos del Opus Dei. Recogió san Josemaría, en el número 813 del libro: Hacedlo todo por Amor.-Así no hay cosas pequeñas: todo es grande.- La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo. Toda la tradición de San Agustín, Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Teresa de Liseux, está recogida en ese todo por AMOR. Una anotación de 1931 nos lleva a ir más allá: Y el Amor misericordioso será nuestro ideal […[ queremos que Cristo reine, practicamos y propagaremos el Evangelio, procuraremos el amor entre los hombres y desde luego y siempre ¡todo por Amor de Dios!
Paloma Blanca prologuista de la 6ª edición de Bailar en la cocina nos saca de la vulgaridad : lo que hace todo el mundo o esa es la moda, para centrarnos en la verdadera felicidad, que como dice la RAE, es un estado de grata satisfacción espiritual y física que nada tiene que ver con el afán ansioso de tener, de triunfar, de divertirse, de descansar sin trascendencia horizontal (hacia los demás y la colectividad) y también la vertical (hacia los valores, ideales absolutos, hacia Dios.)
La conferencia de Pep puede beberse en su libro, aunque nunca será lo mismo. El es un influencer de la autenticidad, de la pasión por la vida y eso sale por los poros de una forma tan amable que parece de otro mundo. Pero no, es de acá y con un cariño y una sencillez por cada persona, con dos palabras claves cuidar y servir. Eso sí, desde ahora, bailar en la cocina incluye las artes y ciencias del hogar: el mantel y la flor, el buen uso de los cubiertos; el cuidado de los hijos y los abuelos, los cuentos para los pequeños, los juegos familiares, la limpieza y el orden de la casa, el pestillo del cuarto matrimonial para que los casados puedan tener en paz sus ratos de intimidad y de amor conyugal; la música apropiada, la visita a los vecinos, el cuidado de la ciudad. Recordando siempre que la Iglesia nos invita a los laicos a descubrir nuestra misión de primeros evangelizadores de las familias y las calles y ayudar a construir hospitales de campaña, porque hay que sanar heridas familiares, heridas de las guerras, dolores de todo tipo y recuperar a base de pequeños detalles, la unidad que todos deseamos. Solo así viviremos a tope, como todos queremos.
Gracias a todos los que hicieron posible este primer Family Fest.!.-
Beatriz Briceño Picón
Humanista y periodista