En defensa de la realidad
En el condado de Maricopa, en Arizona, un solo hombre tiene años enfrentando la furia negadora de la realidad promovida por ciudadanos MAGAS (vale decir, seguidores del actual candidato del partido Republicano)
Marcos Villasmil:
En el condado de Maricopa, en Arizona, un solo hombre tiene años enfrentando la furia negadora de la realidad promovida por ciudadanos MAGAS (vale decir, seguidores del actual candidato del partido Republicano).
Su nombre es Bill Gates (sí, como el billonario fundador de Microsoft), y es quien preside la Junta de Supervisores del Condado de Maricopa.
Antes de las elecciones de 2016 las actividades electorales a lo largo y ancho de los Estados Unidos se realizaban con clásico aburrimiento burocrático. Por supuesto, había algunos problemas en ciertos sitios, e incluso graves problemas (recuérdese el final de fotografía de las presidenciales de 2000, con el Tribunal Supremo concediéndole la victoria por pocos votos al candidato Republicano George W. Bush sobre el demócrata Albert Gore). Pero, en general, la violencia era casi inexistente, y se aceptaban los resultados emitidos incluso por los medios de comunicación, ya que en ese país no hay un órgano electoral nacional.
Pero llegó el 2016, y el Partido Republicano se convirtió en lo que es hoy. Y el pluralismo y el debate de ideas dieron paso a la voluntad omnímoda de quien -en palabras dichas no hace mucho tiempo por el actual candidato Republicano a la Vicepresidencia, JD Vance- es el “Hitler de América”.
La dinámica actual en el otrora gran partido conservador -hoy no es ni lo uno ni lo otro- que tuviera grandes líderes como Abraham Lincoln o Ronald Reagan, es que se ha convertido en una especie de territorio zombi donde si usted quiere sobrevivir debe aceptar la voluntad todopoderosa del expresidente y de nuevo candidato.
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Volviendo a Maricopa, Arizona, y al Bill Gates de esta historia, un dato curioso es que este señor es militante de toda la vida del partido Republicano. Pero no es MAGA; es un ciudadano normal.
Como lo son más de 200 altos cargos republicanos -expresidentes (George Bush), vicepresidentes (Dick Cheney y Mike Pence), excandidatos (Mitt Romney), la familia de un excandidato y notable senador fallecido (John MacCain), exrepresentantes, exsenadores, secretarios de Estado, y otros cargos de diversas administraciones republicanas que públicamente han declarado que no votarán por el actual candidato del partido. Algo nunca visto en la historia.
El candidato sigue pataleando que le robaron las elecciones del año 2020, aunque perdió más de sesenta juicios -incluyendo dos decisiones unánimes en la muy conservadora Corte Suprema actual- en los cuales nunca pudo demostrar alguna irregularidad; a pesar de que su otrora medio favorito, FoxNews, en abril de 2023, en un histórico caso por difamación, tuvo que pagarle a la empresa Dominion Voting Systems US$ 787,5 millones, reconociendo Fox News que “había transmitido informaciones falsas” sobre los resultados electorales. Todo por hacerle caso a los hoy caídos en desgracia abogados del por ahora perenne candidato, Rudy Giuliani y Sidney Powell.
Un solo ejemplo marca el grado de irresponsabilidad ética alcanzado: un ancla de Fox reconoce haber llamado a Sydney Powell, minutos antes de salir al aire, angustiada porque la abogada le había prometido datos ciertos que probaban el fraude electoral. La locutora, horrorizada, escuchó como Powell le decía “que seguía investigando, pero que por ahora le podía pasar el contacto con una vidente que le aseguraba que se había cometido fraude”.
Pero el perenne-candidato insiste en el robo, en su “negacionismo”, con el que infla a decenas de miles de seguidores MAGAS, promoviendo la violencia, ya que ellos le creen todo lo que dice, sin pedir una mínima prueba.
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Sobre Bill Gates, el de Arizona, se ha hecho incluso un documental, “Denial” (Negación). En medio de los gritos de elecciones «amañadas», un breve documental muestra el efecto de las conspiraciones electorales en una jurisdicción crucial.
Leamos ahora el texto de una escena del documental, publicada en “The New Yorker”:
Una mujer temblando de rabia insinúa una revolución violenta. Otra lee la Biblia, prometiendo que los piadosos caminarán «por los campos manchados de sangre de los hombres malvados masacrados». Un hombre dice a los funcionarios del gobierno sentados frente a él: «¡Ustedes son el cáncer que está destrozando esta nación!». En estas escenas de «Denial», un nuevo cortometraje documental, dirigido por Paul Moakley y Daniel Lombroso, vemos cómo algunos residentes de Arizona, convencidos de que las conspiraciones electorales se arremolinan a su alrededor, descargan su furia contra la Junta de Supervisores del condado de Maricopa. Y vemos cómo el supervisor Bill Gates, republicano de toda la vida y blanco de su ira, responde rotundamente a cada orador, agradeciéndoles sus comentarios.
«Denial» sigue a Gates durante la semana previa a las elecciones legislativas de 2022, mientras la junta de Maricopa se prepara para llevar a cabo la votación el día de las elecciones y para certificar posteriormente los resultados. La película capta la sensación de frenesí que ha rodeado lo que antes se consideraba un anodino ejercicio burocrático, y el desgaste emocional que supone para un hombre que se encuentra en su centro. A Gates no sólo se le encomienda la tarea de ayudar a celebrar unas elecciones, sino también, de alguna manera, aplacar a personas que, engatusadas por políticos oportunistas, nunca pueden sentirse realmente satisfechas. Y la lucha continúa.
Como señala la periodista del New Yorker Rachel Monroe en una introducción al documental, este año, antes incluso de que hayan empezado las votaciones, «varios de los candidatos ya han empezado a cuestionar abiertamente la legitimidad de las elecciones».
Y prometen guerra y violencia.
Todo sea por la ambición sin límites de un narciso, misógino, y criminal convicto por agresión sexual y por pagar a una prostituta y actriz porno $130.000 para que no fuera a los medios y destapara, semanas antes de las elecciones de 2016, el escándalo de su relación.
El mismo, por cierto, que afirma que expulsará a 11 millones de inmigrantes, ya que, en Springfield, Ohio, los inmigrantes se están comiendo a las mascotas de los vecinos, especialmente perros y gatos.
Con razón, en enero pasado, la revista The Economist destacó que “en 2024 el peligro mayor para la humanidad es Donald Trump”.