Cristo Rey ha levantado su bandera
El reinado de Cristo en Venezuela está lejos, muy lejos

Fco. Javier Duplá sj.
“Y quiere todo el mundo conquistar. Nos invita a luchar siempre a su lado. A seguirle, cruzados, a triunfar”. Ese era (o es) el himno de la Cruzada Eucarística que aprendí cuando era un niño de 12 años. Presenta un concepto de la realeza de Cristo muy distinto del que hoy tenemos muchos en la Iglesia. ¿Cuáles son las diferencias? El himno presenta un rey batallador, conquistador por la fuerza, como lo hicieron hace bastantes siglos los cruzados, que querían rescatar los Santos Lugares del dominio de los musulmanes. Es el empleo de la fuerza como símbolo principal de la realeza. Hoy entendemos la realeza de Cristo de un modo totalmente distinto. Lo expresa muy bien José Antonio Pagola:
“Jesús no es rey. Y Dios no es rey. Jesús revela a Dios más que nunca cuando se pone a lavar los pies (yo, el maestro y el Señor), y más aún cuando muere despreciado y «vencido» en la cruz. Dios es así, lo vemos en Jesús. Dios es el que da la vida por las ovejas. La imagen del Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores, Altísimo, Señor de los ejércitos, Gobernador del Universo, nos interesa poco. Nos interesa lo que hemos visto de Dios en Jesús. Y hemos visto a Dios enamorado, trabajando por sus hijos, capaz de dar la vida, puesto al servicio. Mientras no nos cambiemos al Dios de Jesús, estamos lejos del Reino. El Reino de Dios está dentro, no fuera, está en la disposición de servir, está en la necesidad de agradecer el bien recibido”.
“Cristo tiene que reinar, es decir: las personas humanas tienen que ser liberadas del mal, tienen que vivir como hijos, tienen que conocer a su padre. Podremos poner una estatua de Cristo rey coronando nuestras ciudades, podremos entronizar a Jesucristo en nuestras casas cuando no haya pobres entre nosotros, cuando vivamos respetando la naturaleza, cuando los gobernantes sean pastores que se preocupan del pueblo, cuando nuestras relaciones se basen en el respeto y en el perdón. Ése es el reino que está por construir.”
La historia de la Iglesia nos presentó durante siglos un reinado de Cristo al modo de las realezas humanas y por eso los Papas tuvieron territorio, ejército, corte papal. Gracias a Dios eso ya es historia pasada. Los últimos papas han tenido gran autoridad moral por ser imitadores de Jesucristo despreciado por los grandes de este mundo, desposeído de fuerzas militares, constructores de la paz.
El reinado de Cristo en Venezuela está lejos, muy lejos. Como los contemporáneos de Jesús, muchos pensaron que un gobierno fuerte puede edificar una mejor sociedad. Pero no es así y nunca ha sido así. Hacer trampas para enriquecerse, obligar a pensar de la misma manera, meter en la cárcel a menores de edad, no tener trabajo digno, ha obligado a millones de venezolanos a emigrar. Si hoy viviera Jesucristo como hace dos mil años, sería un emigrante más o estaría en la cárcel. Sería crucificado de nuevo, como lo expresó Nikos Kazantzakis en una famosa novela.
Con la fiesta de Cristo Rey culmina el año litúrgico y comienza el Adviento en preparación de la Navidad. Dios se hace niño, necesitado de cuidados, desterrado a Egipto, admirado por su sabiduría y su compasión sanadora, perseguido, ajusticiado y muerto en la cruz. Es un periplo vital que poco tiene que ver con las vidas de los reyes, pero que quiere conducir a una sociedad fraterna, donde no haya ricos desmedidos y pobres de todo. ¿Escucharemos ese grito que clama por una mejor Venezuela?.-