Virgen de La Paz y José Gregorio Hernández
Francisco González Cruz:
La Virgen de la Paz es el primer elemento de la identidad trujillana, y debería ser el eje central de su estrategia de desarrollo integral. Si se suma a este eje a José Gregorio Hernández con sus virtudes de persona talentosa y solidaria, tendríamos los trujillanos los mejores resortes espirituales para ser el lugar de lugares de bienestar.
El viernes 24 de enero pasado la diócesis de Trujillo celebró de manera multitudinaria la festividad de Nuestra Señora de la Paz, patrona de la ciudad capital y del estado Trujillo y una de las actividades más emotivas fue el encuentro de la imagen de la Virgen con la del Beato José Gregorio. La muchedumbre rompió en aplausos, estremeciendo los corazones.
La Virgen de la Paz estaba ataviada con un hermoso vestido que por tradición le regala alguna familia devota, en un anda adornada con flores naturales traídas de los campos de las tierras frías. El Médico de los Pobres, con su elegante traje negro y su sobrero, venía de Isnotú. María representa el amor maternal, el cuidado, la ternura y los infinitos bienes que de allí emanan. José Gregorio la persona que se formó para hacer el bien y desplegar sus innumerables virtudes.
El Monumento a la Paz Mundial, una de las esculturas más altas del mundo, destaca en el paisaje trujillano allá en las alturas de la cercana serranía. Es la representación de la Virgen de la Paz con sus manos extendidas. El Santuario de Isnotú es uno de los mayores destinos de peregrinos del país, allí también está José Gregorio con las manos extendidas. En ambos lugares se respira la paz y el sosiego, la esperanza y la fe.
¿Necesitamos algo más los trujillanos para darnos cuenta del tesoro que tenemos para desplegar las energías positivas que nos lleven a un mejor nivel de vida? Allí están las fuentes de inspiración que no lleve a ser un paraíso espiritual, ejemplo de amor y de trabajo, de cuidado y talento al servicio de la gente y de su entorno natural.
Lugar de lugares es Trujillo, gracias a su enorme diversidad. Cada lugar con su personalidad propia, con su identidad y todo el estado Trujillo la gran síntesis de esa heterogeneidad geográfica y humana. Todos unidos por la fuerza del amor y del trabajo a los demás y a los lugares donde vivimos.
De la Virgen de la Paz y de José Gregorio Hernández debemos obtener la iluminación para ser mejores, para el bienestar de todos los que compartimos esta geografía entrañable. Una comunidad orgullosa de ser, hacer y tener el Trujillo posible. Esa enorme energía que se manifiesta en la gran fiesta de la Paz y en el Santuario de Isnotú, puede y debe ser aprovechada para transformarnos en una comunidad exitosa que vive y convive en armonía, con nosotros mismos, con los que vengan y con el variado entorno natural que nos sirve de asiento.
Trujillo tiene dos grandes tesoros en su Santa Patrona Nuestra Señora de la Paz y nuestro santo José Gregorio Hernández.-