Todo cristiano: misionero y evangelizador
Esta exigencia implica la superación de una concepción de la Iglesia como una institución como sectorizada entre activos-agentes y pasivos-seguidores

Mons Ovidio Pérez Morales:
Dado que la misión o quehacer de la Iglesia en el mundo es evangelizar, los términos misionero y evangelizador pueden considerarse como sinónimos. Advirtamos que misión suele usarse como término polivante, y así, además su sinonimia con tarea, puede designar la primera dimensión evangelizadora o anuncio kerymático, al igual que el ámbito “ad gentes” (la formación de Iglesia en donde se está prácticamente en los inicios, es decir, la evangelización de quienes no han recibido aún el primer anuncio de la fe). El primer documento del CPV explica esta pluralidad de sentidos de misión (PPEV 97-101).
En ese mismo documento que versa sobre la primera dimensión u objetivo específico de la evangelización enfatiza: “La Iglesia es misionera o no es Iglesia. Todo bautizado debe ser misionero” (PPEV 97). Esta tarea o compromiso abarca la evangelización en todas sus dimensiones si bien se va precisando en su concreción según sectores eclesiales, condición de las personas, circunstancias; el documento recoge, como se dijo más arriba, la especificidad de la misión ad gentes; se refiere también a lo expuesto por Juan Pablo II sobre nueva evangelización o reevangelización en relación a los que “han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio” (Cf. RMi 33).
El Desafío 1 que plantea el CPV en el Actuar del referido documento dice así: “A la Iglesia en Venezuela se le exige una proclamación decidida y profética de la Buena Noticia de la Salvación que genere conversión y vida coherente con el Evangelio, que renueve la vocación misionera de todo bautizado y aliente su compromiso para transformar la realidad”.
Esta exigencia implica la superación de una concepción de la Iglesia como una institución como sectorizada entre activos-agentes y pasivos-seguidores. Pensemos en la acostumbrada interpretación marginal del laico y la reinterpretación que subraya el CPV al afirmar su protagonismo en el presente milenio (ver LCV 3).
Es interesante, por no decir curioso, comprobar como la primerísima difusión de la buena nueva la hicieron los cristianos que se dispersaron “por todas partes” a raíz de la persecución desatada a la muerte de Esteban (Cf. Hch 8, 1-4).
Por la fe y el bautismo, fortalecido por la confirmación, cada cristiano está enviado a misionar, participando de forma variada en el pluridimensional quehacer evangelizador. Ello no excluye la estructuración de servicios, grupos, instituciones dedicadas más por entero a un compromiso eclesial, a la misión ad gentes y a otras tareas específicas. Tomando en serio las cosas debe decirse que el cristiano es misionero o no es genuinamente cristiano.-