Lecturas recomendadas

Penumbra

 

Alicia Álamo Bartolomé:

En la penumbra vaga /  de la pequeña alcoba /  donde una tibia tarde… Sigue una delicada alusión a un momento erótico. Es la canción Sombras, creo que peruana, que la canta bellamente, el gran tenor, igualmente peruano, Juan Diego Flórez. También la cantan muchos otros. La canción es muy hermosa y me sirve para abrir este artículo, justamente por la bonita y sugestiva palabra del castellano, penumbra, de sonido armonioso y acepciones variadas, más que todo por analogía, porque según el diccionario, sólo tiene dos acepciones que, en el fondo son una:

Sombra débil entre la luz y la oscuridad, que no deja percibir dónde empieza la una o acaba la otra.

En  Astronomía: en los eclipses, sombra parcial que hay entre los espacios  enteramente oscuros y los enteramente iluminados.

Siempre presente, esa iluminación a medias, esa oscuridad a medias, sitio apropiado para la oración y la meditación. Como las catedrales góticas, saetas de piedra disparadas para impetrar al cielo y la oscuridad de los muros penetrados por la suave luminosidad coloreada de los vitrales. Es el ambiente más propicio para hablar con Dios.

Bajo las naves de la Catedral de Colonia, toda ella un ascenso al cielo, experimenté la presencia de lo divino. No podía creer que el pesado material pudiera subir tanto en encajes de ojivas. Un desafío a la gravedad que sólo pudo ser concebido por hombres de robusta fe, que nos son desconocidos: generaciones de arquitectos, artesanos y albañiles -porque tardaron mucho años en construirlas- que dejaron su huella inmortal, pero no sus nombres. Santos anónimos.

La primera vez que estuve en Colonia -1956- la ciudad lucía aún los estragos de la II Guerra Mundial. La catedral era una mole gris que se veía a kilómetros antes de llegar a la ciudad. Allí, su mágica y esbelta presencia, era como un tótem en medio de escombros; yo giraba en torno a ella. Volví unos 8 años después. Otra visión de la ciudad: un tráfico tremendo de vehículos, había una feria del juguete. No conseguimos hotel. Nos costó más de una hora salir de la ciudad y  encontrar alojamiento a 25 km.  El indomable carácter alemán siempre renace.

Hay penumbra en el espíritu. Buscamos luz en los afanes terrestres, en los fuegos fatuos de los placeres mundanos. Nunca esas luces vencen las sombras. Las vence la fe, pero ésta es como el plato de la luna en el eclipse de sol: nos impide ver el astro rey en su esplendor total, que nos cegaría; sólo vemos los vestigios de sus rayos que se escapan por el borde de la circunferencia. Así la visión de Dios en la fe: sólo puede verse el escape de su esplendor, la totalidad sería ya la muerte.

La dictadura de Juan Vicente Gómez duró 27 años, la de hoy ya alcanza esta dimensión. Sin embargo, la de Gómez dejó algo bueno: la organización y limpieza de las finanzas del país, su pacificación. La actual sólo destrucción: de la economía, la producción, los servicios públicos, la educación, el bienestar social; sólo ha traído hambre, persecución, cárcel, torturas, éxodo, injusticias y ausencia de libertad.

Venezuela vive quizás la penumbra más dilatada  de su historia. La luz está esquiva. Y sin embargo, esta penumbra puede ser nutricia. Para los no creyentes, un espacio de reflexión y búsqueda de ataduras a la esperanza. Para los creyentes, un ámbito de oración profunda, plena de fe, para que no se nos hunda esta patria en la total oscuridad de nuestros anhelos de libertad.-

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