Opinión

Solidaridad e interés

En los últimos días, una nueva modalidad ha cobrado mucha notoriedad. Son las llamadas filtraciones de información

Elías Farache:

 

El Medio Oriente e Israel son escenarios de novedades siempre, en toda la historia. Tanto la antigua como la moderna desde algo antes de la fundación del estado judío. En las últimas décadas, los conflictos de Israel con sus adversarios y enemigos declarados han sido fuente constante de acciones muy creativas. Guerras donde los menos numerosos ganan, condenas a granel a una de las partes, la utilización del terror y el terrorismo como elemento de negociación y disuasión con el reconocimiento tácito de un mundo que, tarde o temprano, puede ser víctima de aquello que avalan o no condenan.

 

La guerra que se ha desatado desde el 7 de octubre de 2023 luego de la incursión de Hamas y el secuestro de rehenes, de los cuales hay aún 24 vivos en cautiverio y 25 sin vida, ha sido y es el escenario de situaciones que llaman la atención y no parece que llamen a la reflexión. A las extrañas solidaridades que se vislumbran entre quienes tienen alguna participación en el conflicto, a la falta de empatía con las víctimas de un terror desatado, deben añadirse las extrañas conductas que se ven día tras día.

 

Esta guerra es una llevada a cabo como si fuera un reality show en la cual la audiencia y el público parecieran tener una importante cuota de decisión. En Israel, las acciones y omisiones del gobierno se discuten sin censura en los paneles diarios y múltiples de los noticieros y programas de opinión, en la prensa escrita. No pareciera existir el secreto para nada. Las instituciones encargadas de la seguridad de estado, inteligencia y contrainteligencia están sometidas al escrutinio público como si de un guion te telenovela se tratase. Cada muy pocos días, se publican encuestas que arrojan los resultados de cómo quedaría una coalición de gobierno de celebrarse elecciones. También se hacen encuestas que se usan como argumentos al entrevistar a políticos de gobierno y de oposición, pues arrojan que porcentaje está de acuerdo con parar la guerra, con negociar a tal o cual precio el rescate de los secuestrados. Además, el primer ministro acude varias veces por semana al juicio que se le sigue por varios casos, en una interminable serie de sesiones, incriminaciones, excusas y comentarios. Todo lo anterior y mucho más acontece cotidianamente mientras transcurre la guerra.

 

Es increíble como un país sometido a siete frentes bélicos y sin fecha de caducidad, se da el lujo de vivir con tales conflictos internos. Entre gobierno y oposición, entre ortodoxos y laicos, entre los distintos poderes que reclaman su preponderancia cuando no su estatus por encima uno de otro. A esto se le puede sumar el poco respaldo de muchos países que son inclementes con Israel, sus acciones y omisiones.

 

En los últimos días, una nueva modalidad ha cobrado mucha notoriedad. Son las llamadas filtraciones de información. No se sabe ya si son producto de la incompetencia de algunos, de la falta de respeto a la institucionalidad, de la extrema polarización del espectro político o de todo junto y algo más. Lo cierto del caso es que la frecuencia de filtraciones de información delicada ha terminado por resultar el pan de cada día, algo que ya deja de escandalizar como quizás en algún pasado no tan lejano. Recuerda a una escena de alguna película de James Bond, el famoso agente 007, cuando a la jefe de inteligencia alguien le comenta que se enteran de los asuntos delicados gracias a CNN.

 

La última filtración de información ya tiene un carácter más internacional. El New York Times revela que un eventual ataque de Israel a Irán fue vetado por la administración Trump. En esencia, cualquier solución a un conflicto que evite las armas es bienvenido. Esta filtración pareciera tener otra intención, más allá de las acciones respecto a Irán.

 

Israel necesita de los Estados Unidos de América por varias poderosas razones. La primera es de su propia seguridad en la zona. La conexión entre Israel y los Estados Unidos se basa en una serie de valores e intereses comunes respecto a democracia y enfoques respecto al mundo en general. Son dos democracias de abolengo, y tienen además enemigos comunes y peligrosos. El apoyo americano a Israel ha sido siempre bipartisano, independiente de si son demócratas o republicanos quienes ocupan la Casa Blanca y el Congreso. Desde hace unos años, ha habido cierta erosión en este criterio. En las administraciones de Obama y Biden, el apoyo parecía menos sentido y de hecho así fue. Con Donald Trump pareciera que se volvía a una relación más confortable, y de hecho así ha sido. Pero ha de tenerse muy en cuenta que en la diplomacia y las relaciones entre países privan los intereses por encima de cualquier otra consideración.

 

Las solidaridades con Israel no son irrestrictas. Agradecidas y sentidas, no se pueden dar por descontadas. La pesadilla de un embargo parcial de armas en pleno enfrentamiento con Hamas fue calmada por las declaraciones de ensueño de Trump. Sin embargo, Israel vive de sueño en pesadilla, de pesadilla en insomnio. La filtración del New York Times puede tener la intención de advertir a Israel que existe la solidaridad, pero priva el interés por encima de ello. Si no tuvo esa intención, el efecto sí lo ha tenido.

 

Entre la solidaridad merecida, sentida y el interés necesario, este último prevalece. No hacen falta muchas filtraciones de información para saberlo y tenerlo muy presente. Después de todo, es algo muy viejo en la larga historia de los judíos y la breve historia del Estado de Israel.-

 

 

Elías Farache S.

20 de abril de 2025

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba