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León XIV

¿Qué es la “Paz”? No es la ausencia de guerra, no es una simple tregua, una pausa en procura del descanso. La Paz es un don que Cristo resucitado ofrece a sus discípulos: “Mi paz les doy”

Nelson Martínez Rust:

 

Desde su elección como Sumo Pontífice se me ha interrogado reiteradamente sobre mi opinión por el nuevo Papa. Mi reacción ha sido la de mantenerme a la espera de los primeros escritos y nombramientos.

Pues bien, al día de hoy tengo entre mis manos una homilía y un escrito, los cuales considero de gran importancia en el cometido de forjar un esbozo de respuesta a la inquietud anterior.

Los escritos a los que me refiero son: El dirigido al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y la homilía pronunciada con ocasión de la celebración Eucaristía de inauguración de su pontificado. En cuanto al primer nombramiento tengo en cuenta al que recayó sobre la persona de Su Eminencia Baldassare Reina como director del “Pontificio Instituto Teológico “Juan Pablo II”, organismo dedicado al estudio de las ciencias del matrimonio y la familia”. El cardenal pasa a ocupar el puesto de Mons. Vincenzo Paglia el cual ha sido objeto de críticas por parte del alumnado y Profesores debido a su actuación en la regencia del instituto. Analicemos los escritos.

 

A.- La homilía con ocasión de la inauguración de su pontificado.

Desde el punto de vista literario es un escrito sencillo, sin alarde de grandeza, teniendo en cuenta el momento y las circunstancias que se vivían. Es corto y va directamente al núcleo de lo que quiere trasmitir. En líneas generales, marca con claridad las grandes líneas de su pontificado.

En cuanto a su contenido, hay varias cosas sobre las cuales fijar la atención:

a.- Define la función papal de la siguiente manera: “Un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá para responder a los interrogantes, a las preocupaciones y a los desafíos del presente”…”quiero ser servidor de vuestra fe y de vuestra alegría, caminando con vosotros por el camino del amor de Dios, que quiere que todos estemos unidos en una sola familia”. Un breve comentario. ¿Cuál es la función papal? Ante todo, el ser custodio de la “Revelación” y de la autentica “Tradición”. Lo que conlleva el ser consciente de que no se trata de seguir ideologías o simple pareceres grupales o de buscar, a como dé lugar, una a-critica adaptación a las cambiantes modas de la época, sino que de lo que se trata es de la inquebrantable fidelidad que debe tenerse al “Evangelio de Cristo” que es la norma única a seguir en la Iglesia, no obstante, las diferencias culturales, temporales y locales. Todo ello presupone y exige seguir “por el camino del amor de Dios que quiere que todos estemos unidos en una sola familia”. León XIV no duda en poner en el centro “el camino del amor de Dios” que desea la unidad de los cristianos. Esta es la clave para todo discernimiento y actuación – vida pastoral – dentro de la Iglesia: el amor. Creo que se comete una gran injusticia al catalogar al nuevo Papa de “conservador” o “progresista”. Ello lo que refleja es o una gran simplicidad e ingenuidad – ¿ignorancia? – conceptual, pero nunca una apropiada actitud del verdadero cristiano; o la no-comprensión de lo que significa el Evangelio como don salvífico, aun cuando dichos calificativos vengan de “teólogos”.

b.- Una segunda idea que León XIV propone es la nacida de la exegesis sobre el texto de Jn 21,1-23 (Cf.: v. 16) y que viene a reforzar lo antes señalado. Cuando Jesús se dirige a Pedro utiliza el verbo griego “agapas” = “agapao” para indicar el amor que Dios-Padre ha tenido para con la humanidad al ofrecer a su Hijo – Jesucristo – sin reservas y sin cálculo por la salvación del género humano. En definitiva, lo que la homilía quiere trasmitir es lo siguiente: Para apacentar el rebaño del Señor – la Iglesia – es necesario haber experimentado ese inmenso amor. En efecto, con el paso del tiempo, Pedro ofrecerá su vida por el amor a Cristo y su Iglesia.

c.- “Él – Cristo – es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en la piedra angular” (Hch 4,11). Por tal motivo, el Papa afirma: …si la roca es Cristo, Pedro debe pastorear el rebaño sin ceder jamás a la tentación de ser un líder solitario o un jefe puesto por encima de los demás, haciéndose dueño del pueblo confiado a su cuidado (1 Pe 5,3). Al contrario, Esta llamado a servir la fe de sus hermanos, caminando con ellos: de hecho, todos somos constituidos “piedras vivas” (1 Pe 2,5), llamados por nuestro bautismo a construir el edificio de Dios en la comunión fraterna, en la armonía del Espíritu, en la coexistencia de las diversidades. Como afirma San Agustín: “La Iglesia está formada por todos aquellos que están en armonía con sus hermanos y aman al prójimo” (Discurso 359,9). El texto está indicando la prevalencia de Cristo por encima de las instituciones o particularismo que se puedan originar en la Iglesia. Estos deben estar al servicio del conocimiento de Cristo.

d.- Para finalizar el Pontífice presenta Cristo al mundo: “Queremos decir al mundo, con humildad y alegría: ¡Mira a Cristo! ¡Acércate a Él! ¡Acoge su Palabra que ilumina y consuela! ¡Escuchemos su propuesta de amor de convertirnos en su única familia: ¡en el único Cristo, somos uno! Este es el camino a recorrer juntos, entre nosotros, pero también con nuestras Iglesias cristianas hermanas, con quienes siguen otros caminos religiosos, con quienes cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz”.

 

B.- Salutación al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (Mayo 16; 2025)

Después de los saludos protocolares de parte del Cuerpo diplomático, León XIV inicia su salutación haciendo memoria del trabajo que en los últimos años ha llevado a cabo la Secretaria de Estado; al mismo tiempo se presenta como testigo de un mundo fatigado por la ausencia, consciente o no, de Dios y, por consiguiente, carente de un verdadero afecto: “En cierto sentido, mi propia experiencia de vida, desplegada entre América del Norte, América del Sur y Europa, pone de manifiesto esta aspiración de traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes”.  Es en estas circunstancias, el Sumo Pontífice, León XIV, propone “tres palabras claves que constituyen los pilares de la acción misionera de la Iglesia y de la labor de la diplomacia de la Santa Sede”.

a.- La primera palabra “Paz”.

¿Qué es la “Paz”? No es la ausencia de guerra, no es una simple tregua, una pausa en procura del descanso. La Paz es un don que Cristo resucitado ofrece a sus discípulos: “Mi paz les doy” (Jn 14,27). Pero este don presupone una actitud. El don ofrecido por el Resucitado es algo activo, apasionante, que afecta y compromete a cada ser humano que con corazón amplio acoge su presencia. No debe confundírsele con un hecho cultural ni siquiera religioso. La paz nace y crece en el corazón y a partir del corazón, al poner de lado el orgullo y las reivindicaciones. En este sentido es necesario cuidar el lenguaje para que se de la paz, porque también se mata con las palabras y no solo con las armas. Esta actitud exige y presupone un verdadero deseo de alcanzar el diálogo en donde el silencio y la escucha atenta del contrario es fundamental. Es necesario apartar del corazón la exclusión o la actitud de etiquetar o de revancha del contrario por el mero hecho de pensar diferente.

b.- La segunda palabra “Justicia”.

En la época en que vivimos la Iglesia tiene que hacer sentir su voz contraria a tantos desequilibrios e injusticias que afectan al mundo de hoy. No se puede ser indiferente frente a las condiciones indignas a las que se somete el trabajador que hacen de las sociedades realidades cada vez más fragmentadas y conflictivas. Las ideologías, tanto de derecha como de izquierda, no han satisfecho las aspiraciones del hombre, solo lo engañan ofreciendo un mundo que ellas mismas saben que no van a conseguir. Todo ello se convierte en el bienestar deshonesto de los gobernantes de turno.

Al hablar de la justicia no se puede olvidar la realidad familiar. “Es tarea de quienes tienen la responsabilidad de gobernar el aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacificas. Esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer, “bien pequeño, es cierto, pero verdadera sociedad y más antigua que cualquier otra”. Además, nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean ciudadanos o inmigrantes”.

c.- La tercera palabra Verdad.

No se pueden construir relaciones verdaderamente pacificas, incluso dentro de la comunidad internacional, sin la verdad. Allí en donde las palabras asumen connotaciones ambiguas y ambivalentes, y el mundo virtual, con su percepción distorsionada de la realidad, prevalece sin control la anarquía, es difícil construir relaciones auténticas, porque decaen las premisas objetivas y reales de la comunicación.

Por su parte, la Iglesia no puede eximirse de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo, recurriendo a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco, que inicialmente puede suscitar alguna incomprensión. La verdad, sin embargo, no se separa nunca de la caridad, que siempre tiene radicada la preocupación por la vida y el bien de cada hombre y mujer. Por otra parte, en la perspectiva cristiana, la verdad no es la afirmación de principios abstractos y desencarnados, sino el encuentro con la persona misma de  Cristo, que vive en la comunidad de los creyentes”.

Debo destacar su claridad de pensamiento, su experiencia de vida y su profundo amor por la Iglesia y el mundo. Con estas ideas León XIV da inicio a su pontificado.-

 

Valencia. Mayo 25; 2025

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