Chile en Riesgo
La Amenaza del Comunismo Gramsciano y la Urgencia de una Respuesta Democrática

Francisco Javier Vargas Galindo(*):
La reciente primaria presidencial ha dejado una señal inquietante para quienes valoran la democracia y el Estado de Derecho en Chile: la alta votación obtenida por la candidata del Partido Comunista en la Primaria. Este resultado, además de sorpresivo, levanta legítimas sospechas sobre la transparencia del proceso electoral, evocando recuerdos del fraude cometido por la Unidad Popular en 1973. Ante este escenario, se hace imperiosa una auditoría externa al padrón electoral y a las papeletas, con el fin de garantizar la limpieza de las elecciones de noviembre próximo.
Más allá de lo electoral, lo que está en juego es la salud de nuestra democracia frente a un proyecto político con raíces autoritarias. El Partido Comunista de Chile, lejos de renunciar a su tradición antidemocrática, continúa defendiendo abiertamente a regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, y promueve una inmigración descontrolada que solo agudiza la pobreza y el clientelismo. Esta estrategia no es casual, sino parte de una hoja de ruta gramsciana de hegemonía cultural y política, que busca capturar el Estado desde dentro, debilitando sus instituciones.
El gobierno saliente del presidente Boric, con amplia participación comunista, ha sido cómplice de esta deriva(1). Desde 2014, se ha consolidado una red de operadores políticos, ex convencionales y burócratas ideologizados que, más que servir al país, trabajan por preservar su proyecto político, incluso mediante la violencia. La impunidad ante el terrorismo en La Araucanía, la inseguridad creciente, y la ineficacia de organismos de seguridad, demuestran el deterioro institucional provocado por esta visión política.
El próximo gobierno, no debe amedrentarse. Debe aplicar con firmeza la Ley de Seguridad Interior del Estado, recuperar la autoridad perdida, y limpiar los ministerios de operadores marxistas. Particular atención merecen las carteras del Interior, Educación y Desarrollo Social. Sólo con reformas profundas y una administración eficiente se podrá recuperar el rumbo del país y ofrecer a las clases populares la educación de calidad que merecen, como herramienta real de superación y no como promesa manipulada.
Apoyado en pensadores como Carlos Rangel, Jean-François Revel y Giovanni Sartori, sostienen que los comunistas no creen en la democracia como valor, sino como instrumento de poder. Por ello, alerta que las elecciones, sin partidos democráticos ni estructuras institucionales sólidas, no garantizan por sí solas la democracia. El ejemplo de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia es un espejo en el que Chile no debe mirarse.
Finalmente, exigir tanto a la Fiscalía no retrasar los juicios contra la corrupción del desgobierno de Boric como rendición de cuentas por el despilfarro fiscal y las fallidas políticas públicas de los gobiernos de izquierda. Desde el Transantiago hasta el mal manejo de desastres naturales, pasando por el desinterés en modernizar el Estado y combatir el crimen organizado, los errores han sido costosos y persistentes.
Chile enfrenta una encrucijada. O se enfrenta con coraje y legalidad a quienes quieren continuar socavando su institucionalidad, o seguirá una senda de decadencia política, social y económica. La ciudadanía tiene en sus manos el deber de exigir responsabilidad y de defender, con convicción democrática, el futuro del país. –
30 de junio de 2025
(*) Francisco Javier Vargas Galindo, ex profesor Universidad Católica Andrés Bello(UCAB),Ejecutivo bancario y Magister en Ciencias Militares, Mención Conflictos y Negociación Internacional, Academia de Guerra del Ejército de Chile(ACAGUE 2006)