Opinión

«Moral y Luces son nuestras primeras necesidades». Simón Bolívar, El Libertador

Egildo Luján:

El Colegio Emil Friedman fue identificado así en honor a su fundador. Formalmente,  fue un regalo de Dios para Venezuela y un gran amigo en lo personal. Vino a Venezuela desde Praga, República Checa. Fue descendiente de una familia Praguense y nació un 24 de mayo del 1908.

Desde muy corta edad, se inclinó vehementemente por la música. A sus 17 años, obtuvo el título de Profesor Ejecutante de Violín por el Conservatorio de Música de Praga. Como joven violinista, realizó giras por Europa y por  muchas partes del mundo. Como músico e intelectual,  luego se dedica simultáneamente al estudio, y obtiene varios títulos de Doctorado en varias Universidades del mundo. En 1939, ante la terrible y vergonzosa persecución antisemita y la inminente invasión del régimen Nazi, viajó a Polonia y luego a Londres, donde permaneció unos años, para luego iniciar, junto a otros 40 músicos, una larga gira por Centro y Sur América.

En 1945, llega a Maracaibo, Estado  Zulia, en Venezuela, y aquí decide quedarse por unos años, para continuar su peregrinaje, sembrando su gran legado y conocimientos musicales en gran parte del territorio nacional. Finalmente, en 1949 llega a Caracas, donde logra su sueño de introducir e iniciar como docente la instrucción, aprendizaje y desarrollo musical del estudiante desde los inicios de sus carreras estudiantiles, y funda el Kindergarten Musical Emil Friedman. Luego, en el año 1967, le cambia el nombre al Kinder, para convertirlo en el hoy excelente Colegio Emil Friedman. Es decir, en el Colegio y sus métodos, que sirvieron de inspiración para la creación del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.

Dicho de otra manera, en el desarrollo del Proyecto que luego da paso a una Institución de gran prestigio nacional e internacional, forjadora de grandes talentos, profesores y directores musicales de orquestas, con reconocimiento internacional y  de lo que todos los venezolanos nos sentimos orgullosos.

Es un verdadero honor asistir al Colegio Emil Friedman, concretamente a un concierto en honor a los Graduando de quinto año (2024) de bachillerato, todos integrantes de las distintas orquestas y organizaciones musicales del Colegio. En ese concierto, un grupo integrado por pequeñitos de primer grado, que algunos de ellos al estar sentados no tocaban el piso con los pies, nos deleitaron con sus impresionantes interpretaciones musicales.

Luego, a continuación, se integraron en un conjunto musical con los futuros bachilleres de quinto año y otros compañeros de grados inferiores, donde, para nuestra satisfacción y orgullo, uno de ellos quien lo hizo se trató  de nuestro menor y muy querido nieto Enmanuel Luján. Durante las distintas interpretaciones musicales y en obligatorio silencio, oramos  y le dimos las gracias a nuestro viejo amigo Emil Friedman, a quien Dios lo tenga en la gloria. Imposible no hacerlo. El hecho nos hizo sentir contentos, luego de apreciar que lo sucedido, en realidad, se trató de  que se pudiera haber realizado el gran sueño de sembrar la música en la mente de nuestros niños y jóvenes estudiantes venezolanos,  permitiéndoles ampliar su campo de inteligencia y desarrollo.

Es decir, de un conglomerado de  estudiantes que, al graduarse, por su buena preparación, son bienvenidos y muchos son ganadores de becas universitarias por sus estupendas calificaciones.

Viendo a estos niños y adolescentes estudiantes de tacha y comportamiento impecable, y de hacerlo  interpretando piezas musicales con gran destreza y dedicación, sea imposible que, a la par, no existan motivos que llenen de gran alegría y de esperanza a la muchachada y a sus representantes. Sobre todo porque,  al pensar que, no obstante la situación actual en Venezuela, difícil y compleja, dado que el país durante 25 años de continuo deterioro se ha desmejorado en todos sus aspectos, también  existen motivos para que  aún tengamos un gran repertorio de estupendas escuelas, docentes y estudiantes. Mejor dicho, de héroes de la actual situación, tal y como se puede apreciar en este Colegio en Caracas, liderado por un gran profesional, como se trata del Profesor y Director Pablo Arguello.  Sí de quien,  junto con su esposa la Profesora Jayone Sosa de Argüello y la hija de ambos, hacen posible el hecho cautivante y motivador,  al frente de la importante gestión administrativa y funcional del Colegio; junto a un estupendo equipo de técnicos, asistentes y docentes profesionales.

Pero, además, que, a pesar de las difíciles adversidades, carencias y necesidades cotidianas, todos ellos, y con  todo empeño, se han convertido en ejemplos y en forjadores de esperanzas a futuro.  Trabajando con dedicación y con esmero, pero, además,  sin descanso,   para formar los hombres y las mujeres profesionales del futuro que, seguramente,  sabrán hacer de Venezuela en el futuro a uno de los grandes y bellos países prósperos del Continente americano.

NO LO DUDAMOS: ESTA NOCHE PODREMOS CONCILIAR EL SUEÑO MOTIVADOS  POR ESTE BAÑO DE ESPERANZA. GRACIAS,  EMIL.-

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