A 10 años de Laudato Si
Laudato si’ es un portento fruto de cientos de años de reflexiones teológicas, filosóficas y científicas, y del encuentro de los mejores talentos en esos campos convocados por el Papa Francisco para abordar con seriedad este asunto, el más importante que enfrenta la humanidad. Y no se quedó en palabras

Francisco González Cruz:
El 24 de mayo se cumplieron 10 años de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, el documento más importante que en materia del desarrollo humano integral ha publicado la iglesia católica en toda su historia, y que innovó de manera audaz las miradas a la complejidad de que tiene la humanidad frente a su propia realidad y a la tierra que habita.
Entre los muchos y trascendentales aportes de este documento está el enfoque integral, sistémico y holístico necesario para abordar con éxito los problemas que enfrenta nuestro planeta. “Todo está relacionado” plantea de forma reiterada la carta encíclica y repetía constantemente el Papa. No hay ningún fenómeno aislado en la naturaleza, incluyendo a la persona humana.
Esto también en una innovación: el hombre no fue creado para dominar la tierra, sino para vivir en armonía con ella como parte integral de su ecosistema. Y acuña en nuevo concepto: la ecología integral, que expresa la interconexión entre la naturaleza y la sociedad, superando la visión tradicional de “medio ambiente” separado de la acción humana. Naturaleza, sociedad, economía, territorio, hábitat, pobreza, riqueza, clima y todo lo demás son elementos de una gran trama de relaciones, donde pesan cada uno de ellos y, fundamentalmente, su dinámica.
La creación, o como le dice, “La Casa Común”, es el hogar de todas las creaturas y en ese hogar entran todos los seres vivos y todos los elementos inanimados: tierra, agua, aire, energía y demás. La responsabilidad de los humanos como seres que sienten y piensan, es enorme. El hombre en libre y por tanto responsable.
La crisis ambiental, la contaminación, la extinción de especies vegetales y animales, la desertificación, el hambre y la pobreza de la mayoría de los seres humanos tienen su origen en la irresponsabilidad con que se han apropiado de los bienes de la tierra, dominándola no para la sobrevivencia con dignidad, sino movidos por la codicia.
No se queda en la exposición de los daños sufridos por todo ese ecosistema integral, sino que la Carta Encíclica avanza no sólo en las causas de la crisis sino en sus remedios, fundamentalmente reclama una “conversión ecológica integral”, una transformación espiritual profunda y extensa que lleve a vivir y convivir en esa Casa Común que es la tierra. Plantea desde la acción individual y cotidiana hasta las acciones locales, nacionales y planetarias.
Laudato si’ es un portento fruto de cientos de años de reflexiones teológicas, filosóficas y científicas, y del encuentro de los mejores talentos en esos campos convocados por el Papa Francisco para abordar con seriedad este asunto, el más importante que enfrenta la humanidad.
No se quedó en palabras, pues creó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, un órgano de la curia romana para abordar las iniciativas que pongan en práctica las estrategias y propuestas para el cuidado de la Casa Común. Desde allí y sus plataformas se adelantan iniciativas en todo el mundo y en los más diversos campos: educación salud, economía, ambiente, migraciones, justicia y paz.
A 10 años de su publicación y su presentación en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a todas las naciones y a todas las creencias, el trabajo ha sido enorme, sobre todo en aquellas instituciones y lugares que lo han tomado como guía para su accionar en la promoción del desarrollo humano integral.
En Venezuela, un país que sufre daños ambientales y humanos de enormes proporciones, las respuestas a Laudato Si’ han sido tibias, pero nunca es tarde para que “despertar y reaccionar”.-