Cultura Católica

¿Dónde se encuentra la cabeza de san Juan Bautista?

Por la de sitios donde está debió de tener muchas cabezas: Por un lado está el cráneo y por otro la mandíbula…

Una de los santos con mayor devoción popular es san Juan Bautista, el profeta precursor de Jesucristo. Muerto decapitado en el 35 d. C., como nos cuentan los evangelios (Mt. 14, 3-13).

Y aunque si al final de la lectura dice que los discípulos de Juan se llevaron el cuerpo lo sepultaron, se sabe que en la Edad Media el culto a las reliquias se popularizó de tal manera que se empezó a comercializar y a traficar los restos de los santos.

¿Entonces qué se hizo del cuerpo y de la cabeza de san Juan Bautista?

En la basílica de San Silvestro in Capite, en Roma se venera desde el siglo XII, la que es considerada auténtica cabeza de Juan el Bautista, o más bien el cráneo sin la mandíbula, porque la “sagrada mandíbula” o una de las veinte mandíbulas se encuentra en la ciudad de Viterbo no muy lejos de Roma.

Durante siglos, el cráneo fue expuesto en una simple caja de vidrio con la siguiente inscripción: “Caput Sti. Joannis Baptistae Praecursoris Domini”, hasta que en el 2012 le construyeron un lujoso relicario y le agregaron al cráneo una mandíbula de bronce.

Y al principio aclaré que se cree es la auténtica, porque otras “cabezas” son expuestas en la catedral de Notre-Dame de Amiens, el cráneo fue traído desde Constantinopla en el año 1206 durante la cuarta cruzada por un canónigo.

Otra cabeza más se encuentra en la Gran Mezquita de Damasco, en un santuario igualmente venerado tanto por cristianos que por musulmanes. En 2012 se analizaron unas reliquias encontradas en Bulgaria, cerca de Sozopol al sur del Mar Negro, los resultados del análisis dieron que eran del siglo I y por las inscripciones de la urna, se cree que dichas reliquias pertenecieron a san Juan Bautista.

Pareciera que las cabezas del santo se multiplicaron, y si se multiplicaron las cabezas no se imaginan entonces, como sus restos están dispersos por todo el mundo.

Maria Paola Daud – publicado el 08/11/18-Aleteia.org

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