Entrevistas

Mesa Lago: El embargo no ha afectado a la dirigencia cubana, sino al pueblo

El profesor Carmelo MESA LAGO distinguido de economía y estudios latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh explica en esta entrevista las múltiples presiones internas y externas que han provocado la actual crisis cubana.

Desde el 11 de julio, cientos de cubanos en diferentes ciudades se han manifestado en contra del gobierno de Miguel Díaz-Canel debido a su mala gestión de la pandemia de covid-19, la escasez de alimentos y medicinas y la represión. Se trata de la ola de protestas más grande del periodo posrevolucionario, desde que el 5 de agosto de 1994 cientos de cubanos protestaron en el malecón de La Habana en contra de Fidel Castro.

Carmelo Mesa-Lago, profesor distinguido de economía y estudios latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, explica en esta entrevista las múltiples presiones internas y externas que han provocado la actual crisis cubana.

¿Qué opinión tiene de las protestas en Cuba y de las reacciones que han tenido dentro y fuera de la isla?

Cuba enfrenta la peor crisis económica y las más grandes protestas públicas desde la década de 1990. La única protesta que hubo antes fue el “maleconazo” en La Habana en 1994. Las protestas actuales han ocurrido en 50 ciudades y han sido más nutridas. Cuatro factores han facilitado la extensión y magnitud de las demostraciones de inconformidad.

Primero, internet y las redes sociales. No existían en 1994 y ahora están ampliamente difundidas entre la población. Los videos en San Antonio de los Baños, Palma Soriano, Alquízar, Matanzas y La Habana muestran a un gran número de los manifestantes con un celular en sus manos; en la primera ciudad un hombre exhorta a los que protestan a que difundan los videos a otras provincias, lo que ocurre con gran rapidez.

Segundo, el cierre de la válvula de escape. Cada vez que el gobierno enfrentó una grave situación económica, permitió el escape de los descontentos como una alternativa. “Camarioca” en 1965: cientos de embarcaciones vinieron desde Estados Unidos para sacar a familiares y amigos. “Éxodo de los balseros” de 1994: las autoridades permitieron fabricar balsas y embarcaciones rudimentarias a unos 100,000 cubanos que escaparon y fueron admitidos en Estados Unidos. Obama abolió la política “pies secos y pies mojados” que permitía el ingreso a Estados Unidos de inmigrantes provenientes de la isla. Trump reforzó las restricciones a los inmigrantes cubanos. El secretario de  Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas ha advertido que la guardia costera capturará y deportará a los cubanos si hay otros éxodos. El cierre de la válvula de escape aumenta la presión dentro de la isla.

Tercero, la ausencia de líder carismático. Cuando el “maleconazo” ocurrió, Fidel Castro se apareció en medio de los manifestantes para convencerles que dejaran de protestar, recitándoles los bienes traídos al pueblo por la revolución (simultáneamente permitió el éxodo masivo). Raúl Castro, ya retirado, no se mostró en público durante las protestas de julio, lo hizo el domingo 11 de julio en la reunión del Buró Político para ayudar a Díaz-Canel, pero ninguno de los dos tiene el carisma y aprobación que tenía Fidel.

Y cuarto, la alienación de la juventud. Nacidas después de la revolución, las generaciones más jóvenes no comparten muchas de las ideas de los mayores, están cansadas de las penurias y promesas repetidas que no se cumplen, desean una vida mejor, manejan bien las redes sociales y apoyan el lema “Patria y vida” (en vez de “muerte”).

¿Cómo describiría la situación económica actual de la isla?

El producto interno bruto (PIB), que estaba virtualmente estancado desde 2016, disminuyó en 0.2% en 2019 y cayó 10.9% en 2020; el promedio anual del período 2016 a 2020 fue de -1.3%; con un crecimiento adecuado tomaría tres años recuperar el quinquenio perdido. La caída de 10.9% en 2020 es la mayor después de -14.9% en 1993, el peor año de la crisis de los 90. Según la CEPAL, el descenso cubano de 2020 fue el más fuerte después del venezolano (30%) y superior al promedio regional de 6.8%. El gobierno proyecta un crecimiento de 6% en 2021, pero en el primer semestre hubo una caída de 2%, lo cual requeriría un aumento de 8.2% en el segundo trimestre para alcanzar 6%. La CEPAL predice 2.2% en todo el año, el crecimiento más bajo después de Haití y Venezuela, esa tasa demandaría un crecimiento de 4.4% en el segundo semestre. El déficit fiscal en 2021 se proyecta aumentar al 30% del PIB, el mayor desde los años 90. La inflación en 2021 se estima por expertos entre 500% y 900%, la mayor después de la venezolana.

Obama tomó medidas para normalizar las relaciones de Estados Unidos con Cuba, pero Trump endureció las sanciones. El presidente Biden no ha modificado las políticas de su antecesor. ¿Qué opina de esa postura?

La política de acercamiento de Obama con Cuba (la cual apoyé) resultó en numerosas concesiones del primero, sin que Cuba cediese un ápice. Por el contrario, la dirigencia cubana continuó criticando al gobierno estadounidense por mantener el embargo, que Obama no podía eliminar pues los republicanos tenían mayoría en ambas cámaras. Esa actitud ha sido aprovechada por los republicanos para oponerse a cualquier apertura con Cuba. Biden perdió las elecciones en Florida debido a su declaración de que seguiría la política de Obama hacia Cuba; una vez asumida la presidencia ha oído consejos como el del senador demócrata Robert Menéndez, presidente de la Comision de Relaciones Exteriores, quien se opone a la reapertura. Biden tiene muchos retos y tendría que gastar su escaso caudal político en una pelea en la que ganaría poco y perdería mucho.

Usted ha sido crítico del embargo de Estados Unidos contra Cuba. ¿Por qué no ha funcionado ni funcionará el embargo?

El embargo no ha afectado a la dirigencia cubana, sino al pueblo de Cuba y le ha dado un chivo expiatorio a La Habana para culpar al “bloqueo” del desastre económico, las protestas, y todos sus errores.

Muchas personas que simpatizan con el gobierno cubano atribuyen los problemas económicos que hoy sufre Cuba al embargo. ¿Qué tanto de esos problemas son producto del embargo y qué tanto de las políticas internas del régimen?

Los extremos reducen a una sola la causa de la crisis: para el gobierno es el bloqueo estadounidense, para los más radicales del exilio en Miami es únicamente el sistema comunista. En la realidad hay múltiples causas. Una primera causa es el ineficiente sistema económico de planificación central y amplio predominio de la propiedad estatal sobre el mercado y la propiedad no estatal, que ha fracasado en todo el mundo, incluyendo a Cuba. Raúl Castro intentó reformas estructurales orientadas hacia el mercado, pero muy lentas, plagadas de obstáculos, desincentivos, impuestos y vaivenes, por lo que no tuvieron efectos tangibles en la economía. El gobierno ha rechazado el exitoso modelo de “socialismo de mercado” al estilo vietnamita. El presidente Díaz-Canel apoya el continuismo, pero a comienzos de 2021 decretó la unificación tributaria-cambiaria, necesaria pero iniciada en el peor momento económico y, hasta ahora, solo ha generado efectos adversos.

Una segunda causa es la grave crisis económica-humanitaria de Venezuela que ha reducido radicalmente su relación económica con Cuba: la compra de servicios profesionales cubanos (el primer ingreso en divisas de la isla), el suministro de petróleo con términos favorables (que cubre el 50% de las necesidades cubanas) y la inversión directa. Dicha relación alcanzó su cúspide en 2012-2013 con 16,017 millones de dólares y disminuyó a la mitad en 2018, en relación al PIB se contrajo de un 22% a un 8% y dicho descenso continuó en 2019 y 2020. Los tres componentes se redujeron: la exportación de profesionales en 24%, el envío de petróleo en 62% y la inversión de 8,000 millones de dólares se esfumó.

La tercera causa es que la economía cubana ha sido incapaz de financiar sus importaciones con sus propias exportaciones (debido a la caída en la producción doméstica), lo cual la hace insostenible. El valor total de las exportaciones cubanas se contrajo en 65% en 1989-2019, mientras que las importaciones aumentaron y así también el déficit de mercancías. Por ejemplo, la relación económica con China alcanzó un cénit en 2015-2016, cuando se convirtió en el primer socio comercial cubano (superando brevemente a Venezuela); su intercambio comercial representó 17% y 20% respectivamente, pero disminuyó en 36% de 2015 a 2019. La razón clave fue una balanza comercial negativa contra China (las exportaciones cubanas son muy inferiores a las importaciones chinas) un déficit de 2,000 millones de dólares en 2015, por lo cual China redujo sus exportaciones a Cuba a casi la mitad.

Como cuarta causa están las fuertes medidas impuestas por la administración Trump que revirtieron el proceso de acercamiento del presidente Obama y reforzaron el bloqueo en Cuba: la aplicación del Título III de la ley Helms-Burton, que había sido suspendida cada seis meses por los anteriores presidentes (incluyendo a Trump) y que permite demandar a las compañías extranjeras que han “traficado” con bienes confiscados por el gobierno cubano, lo cual ha paralizado la inversión; la restricción de vuelos a Cuba; la imposición de un límite a las remesas y la prohibición a Western Union de enviar dichas remesas a una agencia cubana manejada por los militares; el endurecimiento de las sanciones a los bancos internacionales que hacen transacciones con Cuba, y la reinstalación de dicho país entre los que patrocinan el terrorismo.

La quinta causa es la pandemia que ahora alcanza el mayor número de casos y de muertes en Cuba, a pesar de la inoculación de la población con dos vacunas producidas en la isla, pero que no han probado su eficacia. La covid-19 ha virtualmente eliminado el turismo internacional, el gobierno exige que los viajeros paguen de antemano un “paquete de aislamiento”, para alojarse en hoteles durante un período de cuarentena. La pandemia también ha impedido el viaje de “mulas” que antes llevaban remesas, así como alimentos y otros bienes para familiares o su venta informal en Cuba. La combinación de las medidas trumpistas y la covid-19 han provocado la salida de compañías españolas de turismo como Meliá y Bankia.

Una sexta y última causa es la implementación, a inicios de 2021, de la “unificación monetaria y cambiaria” que, aunque a largo plazo daría resultados positivos, a corto plazo ha agravado muchos de los problemas anteriores como un enorme incremento de la inflación, aumento del desempleo, subida notable del precio de los bienes y una fuerte escasez de alimentos y medicinas.

Una de las grandes preocupaciones que usted ha tenido –y sobre la que ha escrito– son los sistemas de seguridad social. Cuando se habla de Cuba, se menciona con frecuencia sus logros en salud y, sin embargo, uno de los reclamos de las protestas tiene que ver con la salud pública. ¿Cuál es la realidad del sistema sanitario en la isla?

En 1989, Cuba se colocaba entre los primeros países de América Latina respecto a sus indicadores de salud, pero la crisis de los 90 afectó adversamente a los cubanos y, a pesar de una mejora, muchos de los índices no han recuperado los niveles previos (por ejemplo la mortalidad materna en 2018 era mayor que en 1990); el acceso y la calidad de los servicios sanitarios se ha deteriorado severamente. Según el Anuario Estadístico de Cuba, el número de hospitales ha disminuido (todos los hospitales rurales han cerrado), al igual que los policlínicos y puestos de salud, y la cantidad de personal de salud (excepto de médicos, que ha crecido, pero un tercio está en el extranjero como parte de la venta de servicios profesionales de Cuba, la primera fuente de divisas). –

Eduardo Huchín Sosa Karla Sánchez/28 julio 2021—Letras Libres

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