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Putin crea un ministerio de la verdad histórica oficial -la suya- que controle prensa y escuela

En su accidentada historia, la Rusia zarista y la URSS no han carecido de encontronazos con sus vecinos -bálticos, polacos, finlandeses…- y con las múltiples etnias que aún hoy la componen -tártaros, asiáticos, caucásicos… Como en todos los países, ha habido episodios edificantes, otros vergonzoso y también verdaderas salvajadas.

Los vecinos y las minorías no van a dejar de contar la historia desde su punto de vista, pero Vladimir Putin, el presidente ruso, va a imponer dentro del país una única versión construida, cabe suponer, desde el nacionalismo más contundente, el de nosotros siempre somos los buenos y todos los demás mienten porque nos envidian o nos odian.

Para ello Putin ha creado un «ministerio de la verdad histórica», o, más exactamente, una  comisión interministerial para la interpretación de la historia, con el ex ministro de cultura Vladímir Medinsky al frente.

La historia no será lo que digan los historiadores, sino lo que diga la comisión de Medinsky.

El Gobierno ruso dice que esta comisión busca «garantizar un enfoque activo y sistemático en las cuestiones que atañen la defensa de los intereses nacionales de la Federación Rusa, relacionadas con la preservación de la memoria histórica y la divulgación en el ámbito de la historia«.

Trailer de la película polaca Katyn, de 2008, nominada al Oscar de Película extranjera; recoge a los soviéticos y nazis repartiéndose Polonia como aliados y la bandera roja y la nazi ondeando juntas en una revisión de tropas (hechos reales de 1939); es el tipo de cosas que al Gobierno de Putin no le gusta que se recuerden y difundan

Este organismo además investigará a las entidades extranjeras que hagan quedar mal ‘la dignidad de Rusia‘ y deberá «organizar actos de contra-propaganda».

La comisión incluye a funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, los servicios de seguridad, Interior y la Fiscalía General, la Sociedad Histórica Militar y otros organismos.

Según la agencia misionera AsiaNews, «pronto las escuelas contarán con un nuevo libro de texto, el único manual de historia a utilizar, preparado por el mismo Medinsky. Desde la época de Stalin que no se imponía una censura tan sistemática». 

Medinsky, antes de ser ministro de cultura, ya fue miembro de la comisión «contra la falsificación histórica», que se creó en 2009 y se cerró tres años después sin tener que sancionar ningún tipo de violación de la memoria oficial.

Pero este nuevo organismo es distinto porque tiene mucho poder e incluye agentes de los distintos servicios secretos rusos, «lo que hace que todo sea mucho más amenazante: ni siquiera en la época soviética los miembros de las fuerzas de seguridad se ocupaban de la historia», detalla AsiaNews.

El organismo no sólo presionará sobre los académicos e historiadores, sino sobre Internet, prensa y televisión.

¿Se podrá hablar de los mártires católicos?

Para los católicos, este organismo puede ser una fuente de problemas añadidos. La mayoría de católicos del Imperio Ruso, y luego de la URSS, pertenecían a etnias vecinas -armenios, lituanos, polacos, alemanes- con los que Rusia estuvo en guerra habitualmente. Tradicionalmente se tendía a presentar al catolicismo como una religión extranjera, de los enemigos.

Monjas mártires de Silesia

Las 10 beatas mártires de Silesia (religiosas polacas, en su mayoría de etnia alemana) asesinadas por los soviéticos en su avance hacia Berlín, algunas cuando protegían a niñas o jóvenes de ser violadas… el tipo de cosas que no enorgullecen a un país y se tratan de esconder

Además, a la hora de recordar crímenes y martirios de los soviéticos contra personajes católicos -bien sean monjas mártires de etnia alemana (los soviéticos mataron un centenar en su camino hacia Berlín) o rusos de pura sangre, como la Sierva de Dios Anna Abrikósova, que de hecho era hermana del médico embalsamador de Lenin- un organismo así tendrá la tendencia de ocultar o minimizar los horrores del régimen soviético, ocultando así a los mártires.

También puede tener consecuencias para el mundo ortodoxo. El Patriarcado de Moscú ha cortado relaciones con el de Constantinopla y con varias iglesias ortodoxas más, con todas aquellas que reconozcan la nueva Iglesia ortodoxa de Ucrania. El poderoso Estado ruso y su nuevo organismo lleno de agentes de servicios secretos va a establecer con muchos recursos la «verdad histórica» que le interese también sobre la Historia de la Iglesia, incluyendo la de Ucrania, Bielorrusia y otras muchas zonas. Eso no va a ayudar a recuperar las buenas relaciones ni la unidad entre las iglesias ortodoxas del mundo.  

P.J.G./ReL

06 agosto 2021

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