Opinión

Arma poderosa

¿Por qué la Iglesia proclama el Evangelio de Jesucristo?

Mons Fernando Castro Aguayo:

Los intercesores existen. Se llaman embajadores, mediadores, facilitadores. Para nosotros los creyentes en Jesucristo “la vida no termina, se transforma; y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión en el Cielo”. O sea, hay otra vida y la viven los que ya han pasado por el umbral tremendo de la muerte. Pasan a ser nuestros intercesores.

¿Por qué la Iglesia proclama el Evangelio de Jesucristo? Porque el Evangelio, es la razón de ser la convocación que hace Jesucristo a los creyentes, que se pertenece por el Bautismo. Está muy arraigado en nuestro pueblo, que a los niños hay que bautizarlos. Así lo quiere Dios. Y así, se pertenece a la Iglesia.

El Evangelio tiene por eje transversal la misericordia. Y todo en la enseñanza de la Iglesia hay que verlo desde la perspectiva de un Dios misericordia. Sólo así el cristianismo se hace creíble, y más en nuestro “hoy”, donde en aras del placer, de lo utilitario y del poder, de hecho están descartados miles de personas, millones de niños, millones de ancianos. Sencillamente si no sirven, no existen: son basura.

Tenemos a una intercesora poderosa: la Madre de Jesucristo, la siempre Virgen María. Ella está enraizada en el corazón de nuestra gente, de la más sencilla. El mes de octubre es el mes del Rosario, del rezo de esta oración que ha sido tan recomendada por la Iglesia y por la misma Madre de Dios. San Josemaría hablaba del Rosario como “arma poderosa”. Una oración en la que se meditan 20 misterios de la vida de Jesucristo y que están fundamentados en la Sagrada Escritura. Esa oración no puede ser más sencilla: un Padre Nuestro, diez Ave marías y un Gloria al Padre, y así cada misterio.

La Madre de Dios, como buena Madre, no quiere sino que estemos unidos a Jesucristo nuestro hermano mayor. Que cada cristiano sea un portador del Evangelio y que seamos portadores de la alegría. Y con el “arma poderosa”, intercedamos por tantos hermanos nuestros descartados que necesitan de la ayuda del Cielo, de los intercesores, y de nosotros sus hermanos.

Fernando Castro Aguayo

fcastroa@gmail.com

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