Opinión

Volver sobre lo mismo

MALO (que no AMLO) parece ser un historiador malo que cree en eso que creyeron los españoles del siglo XVI, vale decir que habían llegado nada más y nada menos que al “Paraíso Terrenal”.

Oswaldo Páez-Pumar:

Un griterío en Méjico del gobierno de Manuel Andrés López Obrador (no hay error al nombrarlo porque sus siglas no son AMLO, sino MALO) contra España y la conquista y colonización de Méjico, que no merece atención por lo redundante; y porque ya alguien de un reconocimiento universal hace innecesario el mío que escasamente llega si acaso a ser parroquial, dado que Neftalí Reyes, en nombre de toda la América hispana se anticipó a agradecerle a España habernos dejado ese inmenso regalo que es el idioma.

Yo desde luego soy un simple abogado y no un historiador que pueda aportar la documentación que sin ignorar los desafueros de más de un “conquistador”, no deje de observar que en un espacio de tiempo de más de 5.000 años, dos de esos miles después de JC y los otros tres antes de él, fue en España donde se cuestionó por primera vez la legitimidad de la conquista cuando de los cinco mil años referidos habían transcurrido nada menos que “cuatro mil quinientos”. Por primera vez un “descubridor” o quizá debo decir un explorador o un aventurero, se planteó si tenía “derecho” a hacer lo que estaba haciendo: “descubrir, explorar o conquistar”.

MALO parece ser un historiador malo que cree en eso que creyeron los españoles del siglo XVI, vale decir que habían llegado nada más y nada menos que al “Paraíso Terrenal”. Los aztecas,  los mayas que los antecedieron y muchas otras etnias indígenas como los incas, los araucanos o los chibchas, excluyendo a los caribes que sostenían que solo ellos eran gente, serían descendientes de Adán y Eva que habían sido trasladados al verdadero paraíso. Es algo así como un incrédulo creyente y quizá por esa visión que desde luego resulta ridícula en quien no sea creyente, no puede conducir sino a la necedad de atribuir nuestras desgracias a la conquista de la América Hispana por los “españoles”, que como dijo Pablo Neruda nos dieron el idioma.

Esa misma prédica de MALO la escuchamos en Venezuela de la boca de Chávez Frías que en su confusa visión, no me atrevo a decir del mundo, ni siquiera de América, sino de Venezuela, se le ocurrió incorporar a nuestro texto constitucional, que las tierras que ocupaban nuestras etnias indígenas, nada que ver con incas, mayas ni aztecas, eran una propiedad colectiva no susceptible de apropiación y por eso hoy imperan en los estados Bolívar y Amazonas los explotadores de oro, diamantes, coltán y bauxita que desde luego quien sabe cuándo tomaron la disposición de la nueva constitución, para sentirse autorizados a explotar lo que no tenía dueño, porque eso de ser propiedad colectiva le da a todo el mundo derecho se arrogarse los tres atributos que se le asignan a la propiedad: usarla, gozarla y la más importante, “disponerla”.

Lamento haberme apartado de la idea que venía desarrollando en relación con MALO, porque tan “malo” como MALO lo fue Chávez Frías y hoy aquí entre nosotros tenemos a quien ha superado a Chávez, el usurpador apellidado Maduro, que desde luego no ha madurado, ni será capaz de hacerlo y encuentra -no  podría ser de otra manera- en MALO un colaborador para buscar la manera de sostener el proceso de destruir a Venezuela. Desde luego el impulso a este “par de dos” le viene dado por Castro que con la colaboración de su hermano y ahora de Díaz-Canel, le siguen ofreciendo a sus pueblos la miseria bajo la cual viven, mientras ellos disfrutan de una vida sin rémoras, restricciones o privaciones, de las cuales no disfrutaron ni Hernán Cortés, ni Francisco Pizarro, ni siquiera Alonso de Ojeda.

Lo único que hacen es ofrecerle a cubanos, nicaragüenses, venezolanos, y ahora a mejicanos, peruanos, chilenos y desde luego a todos los demás que hablen español, el paraíso terrenal con el que se encontró Colón, porque no fue que lo descubriera, sino porque llegados al Paraíso no tenemos por qué trabajar para ganar el pan con el sudor de la frente; y para colmo, o quizá por paradojas, que nunca faltan, también para que la oferta le llegue a España y se embarque en esa tierra promisoria que es el “paraíso terrenal”, no el bíblico, sino con el que se encontraron cuando Isabel empeñó sus joyas hace medio milenio.

Caracas, 7 de octubre de 2021

América 2.1

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba