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Von der Leyen desautoriza a la comisaria que quería prohibir menciones a la Navidad

Ha sido una de las meteduras de pata más estruendosas que se recuerdan en lo que leva de mandato la Comisión que preside la alemana Ursula von der Leyen. La comisaria de Igualdad, la maltesa Helena Dalli, ha sido desautorizada de forma suave pero contundente en una de las poquísimas iniciativas que se le conocen, por parte de la presidencia de la institución, que le ha obligado a retirar una «guía de comunicación inclusiva» que contiene recomendaciones aberrantes basadas en las corrientes más radicales de lo que algunos consideran hoy políticamente correcto. Formalmente trataba de proteger la sensibilidad de minorías sexuales o religiosas, pero sus propuestas han resultado simplemente «inaceptables por el sentido común» como han declarado incluso algunos antiguos miembros de la Comisión Europea.

Dalli había presentado su «guía para la Unión de la igualdad» y para «la comunicación inclusiva» el pasado 26 de octubre y había presumido de ello en un tuit en el que se declaraba «orgullosa de mostrar estas consignas para que cada cual pueda reconocerse en nuestra comunicación, independientemente de su sexo, de su raza, de su origen étnico, de su religión, de sus convicciones, de su discapacidad, de su edad o de su orientación sexual». Esta declaración tan entusiasta no concuerda con el comunicado publicado el martes pasado en el que afirma que si bien su iniciativa «tenía como objetivo ilustrar la diversidad de la cultura europea y encajar la naturaleza inclusiva de la Comisión Europea hacia las corrientes vitales y las creencias de los ciudadanos europeos», finalmente reconoce que «lo que se ha publicado no contribuye a este objetivo, no es un documento maduro y no cumple con los estándares de calidad de la Comisión Europea». Por ello «retiro esa guía y me comprometo a trabajar más profundamente en el documento».

Las razones de este espectacular frenazo por parte de Dalli hay que buscarlas en el enfado que provocó la publicación en media Europa. La guía de comunicación para los funcionarios pedía que «nunca se dirijan a una audiencia como ‘damas y caballeros’, sino que utilicen expresiones como ‘Estimados colegas’». También pidió al personal de la Comisión que se abstuviera de usar los términos «Señorita o Señora, a menos que sea la preferencia explícita de la persona a la que se dirige» y en las comunicaciones escritas en inglés en vez de Mr, Mrs o Ms llega a aconsejar la expresión Mx.

Pero seguramente la más controvertida de estas directrices era la insistencia en «evitar asumir que todos son cristianos», lo que aplicado a las fechas prenavideñas significaba que tendrían que camuflar el fundamento del calendario: «No todo el mundo celebra las fiestas cristianas y no todos los cristianos las celebran en las mismas fechas, dice el documento finalmente retirado, que aconseja en esta caso concreto evitar frases como «La Navidad puede ser estresante» para utilizar en su lugar «Las vacaciones pueden ser estresantes». En última instancia se acepta que «las vacaciones pueden ser estresantes para los que celebran lal Navidad».

El colmo de la asepsia contra todo lo que puede ser interpretado como cultura cristiana no solo propone eliminar la expresión en inglés «nombre de pila» (’christian name’) sino que llega a sugerir que en los ejemplos usados en la comunicación de la Comisión ni siquiera se utilicen «nombres que son típicos de una religión» y pone como ejemplo utilizar «Malika y Julio» en lugar de «María y Juan» para describir una «pareja internacional».

En general, las orientaciones aprobadas por Dalli insisten en detalles como eludir «describir a las personas entre casados o solteros, porque eso invisibiliza a las parejas no casadas» u otras más estratosféricas como no decir «colonización de Marte» o «asentamientos humanos» en ese planeta, porque son términos que tienen «connotaciones negativas». Por no poder ni siquiera se puede usar la palabra «ciudadanos» cuando se habla de los destinatarios de las políticas europeas porque eso excluye a las personas sin papeles que están en Europa.

No le ha ayudado mucho a la comisaria Dalli que ella misma hubiera felicitado explícitamente el inicio del Ramadán a la comunidad musulmana, con todas sus letras: «Deseo paz y espiritualidad a todos los europeos musulmanes durante el mes de Ramadán y todos los días», sin tener en cuenta los mismos criterios que quería imponer en el caso de la Navidad cristiana.

Tampoco le ha ayudado en la polémica que ella misma haya financiado y promocionado recientemente una campaña en favor del uso del hijab islámico bajo el lema de que ‘la belleza está en la diversidad del mismo modo que la libertad está en el hiyab’ que es la prenda que están obligadas a vestir millones de mujeres por razones religiosas. Para Dalli es un símbolo que debe ser respetado en nombre de la diversidad de las instituciones europeas.-

BRUSELAS

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