El Papa

¿Cuáles son las dos degeneraciones de la democracia y los tres caminos educativos para revertirlas, según el Papa?

En un discurso a un congreso sobre democracia en un mundo fragmentado, el Papa habló del totalitarismo y del laicismo como dos amenazas para la democracia y esbozó tres caminos para sortearlas

 Del 17 al 19 de marzo la Fundación Pontificia Gravissimum Educationis realizó un congreso internacional que giró en torno a “Educar en la democracia en un mundo fragmentado”. El congreso tuvo lugar en la LUMSA (universidad privada católica en Roma).

En ese contexto, el Santo Padre recibió en audiencia a los participantes la mañana del viernes 18 de marzo. Aludiendo inicialmente a la actualidad internacional, concretamente a la situación en Ucrania, el Papa abrió su discurso diciendo:

 

“Estamos acostumbrados a escuchar noticias de guerras, pero lejanas. Siria, Yemen… lo de siempre. Ahora la guerra se ha acercado, está prácticamente en nuestra puerta. Y esto nos hace pensar en lo «salvaje» de la naturaleza humana, hasta dónde somos capaces de llegar. Asesinos de nuestros hermanos”.

A continuación agradeció a Mons. Guy-Réal Thivierge, secretario de la Fundación, por una carta que le entregó y que decía relación con el tema antes referido. Acto seguido se centró en el tema de la educación, el cual relacionó con la guerra:

 

“Hablamos de educación, y cuando pensamos en educación pensamos en los niños, en los jóvenes… Pensamos en tantos soldados que son enviados al frente, muy jóvenes, soldados rusos, pobrecitos. Pensemos en tantos jóvenes soldados ucranianos; pensemos en los habitantes, en los jóvenes, en las mujeres jóvenes, en los niños y en las niñas… Esto está ocurriendo cerca de nosotros. El Evangelio sólo nos pide que no miremos para otro lado, que es precisamente la actitud más pagana de los cristianos: cuando un cristiano se acostumbra a mirar para otro lado, se convierte poco a poco en un pagano disfrazado de cristiano. Por eso he querido empezar con esto, con esta reflexión. La guerra no está lejos: está en nuestra puerta. ¿Qué estoy haciendo? Aquí en Roma, en el «Bambin Gesù», hay niños heridos por los bombardeos. En casa, se los llevan a casa. ¿Rezo? ¿Ayuno? ¿Hago penitencia? ¿O acaso vivo despreocupado, como normalmente vivimos las guerras lejanas? Una guerra siempre -¡siempre!- es la derrota de la humanidad, siempre. Nosotros, los educados, que trabajamos en la educación, somos derrotados por esta guerra, porque por otro lado somos responsables. No hay guerras justas: ¡no existen!

(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 18.03.2022)

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