Dos universidades católicas muestran la «relevancia» del Catecismo en las cuestiones sociales
El 23 de mayo de 2022, bajo el lema: 1992-2022: treinta años junto al Catecismo de la Iglesia Católica, va a desarrollarse el Diálogo Académico Internacional co-organizado por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino de Tucumán y la Universidad Católica de Ávila.
En dicho encuentro participarán estudiosos de ambos lados del Atlántico, entre los cuales figura Ricardo von Büren, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de la UNSTA.
-¿Cómo han llegado a asociar esfuerzos una universidad argentina y una española para evocar la aparición del Catecismo de la Iglesia Católica a 30 años de su publicación?
-El vínculo de nuestras universidades es reciente, pero ya ha dado muchos frutos de colaboración e intercambios académicos. Se funda en una común adhesión a la Fe católica, que es la marca identitaria de ambas instituciones, pues cada una con su estilo e historia propia, procuran ser vehículos apostólicos al servicio de la predicación del Evangelio en el ámbito de la cultura contemporánea.
»En ese contexto hemos previsto la realización de un ciclo de Diálogos Académicos Internacionales que comienzan en mayo y han de continuar a lo largo del año. La temática del primero de ellos es la Doctrina Social de la Iglesia, y teniendo en cuenta que este año 2022 se cumple el 30º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, nos pareció que el tema del encuentro se imponía por sí sólo. Ahora, lo que entiendo es un aporte original es que reflexionemos sobre una de sus facetas menos atendidas y estudiadas, que es precisamente, la referida a las cuestiones sociales.
Estos son los intervinientes en la jornada conmemorativa del ‘Catecismo de la Iglesia Católica’. Tendrá lugar el lunes 23 de mayo a las 19.00 horas (España) / 14.00 horas (Argentina) y para participar on linea hay que inscribirse aquí.
-¿Por qué figura la Nueva Evangelización en el título de su exposición?
-El Catecismo de la Iglesia Católica es un texto privilegiado para encarar la Nueva Evangelización, a la que en 1984, en Puerto Príncipe (Haití), convocara el Papa San Juan Pablo II. Una evangelización que es nueva “en su ardor, en su expresión y en sus métodos”, pero que en lo sustancial procura hacer efectivo hoy en esta cultura relativista y post-cristiana, el mandato perenne que Cristo entrega a la Iglesia, de evangelizar a las naciones (Mt 28, 18). Como dice el Catecismo, “la transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo” (nº 425).
»Estoy convencido que el Catecismo de la Iglesia Católica es un documento que no debe pasar desapercibido, ni puede ser olvidado o relegado. Es una obra maestra que sintetiza la Fe Cristiana en su dogmática, en su moral y en su culto. Pero su relevancia se extiende también a las materias sociales, por cuanto en su entramado discursivo se advierte una abundante presencia de principios de reflexión, criterios de juicio y orientaciones para la acción referidas a las cuestiones humanas en el plano comunitario.
»Enseñanzas sociales que iluminan el camino histórico de los fieles, especialmente los laicos, que como expresa el Catecismo, deben procurar que “las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana impregnen las realidades políticas y económicas” (nº 899), puesto que siempre “el esfuerzo misionero… se implica en un proceso de inculturación para así encarnar el Evangelio en las culturas de los pueblos” (nº 854).
-Usted va a hablar de la Nueva Evangelización y su dimensión social. ¿Qué implicancias tiene esta relación?
-Las vinculaciones entre la Nueva Evangelización y lo social son íntimas. Se desprenden de la naturaleza misma de la Misión encomendada a la Iglesia, que incluye como una propiedad que le es inherente, el hacer conocer a Cristo en todos los ámbitos de la vida humana, individuales y sociales, públicos y privados, y así alcanzar la “animación de las realidades terrenas en el espíritu de Cristo” (nº 2427).
»Creo que no siempre se ha resuelto adecuadamente la delicada relación entre el orden natural y el orden sobrenatural, clave para entender la Doctrina Social de la Iglesia, incurriéndose en un doble posible error. O bien se desconoce la dimensión social de la evangelización, transformando nuestra fe en una religión intimista e individualista encerrada en los templos pero sin presencia pública, o a la inversa, se enfatiza tanto lo social que se desdibuja lo apostólico, y se termina cayendo en un activismo tan desenfrenado como estéril.
»El Catecismo de la Iglesia Católica resuelve lúcidamente este tema fontal, al expresar, por un lado, en su n° 661, que “dejada a sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la ‘Casa del Padre’ (Jn 14, 2), a la vida y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre”, con lo cual cierra las puertas a todo naturalismo, laicismo o secularismo. Y por otro, al mostrar el necesario influjo de lo sobrenatural sobre el orden natural socio-político, para que éste pueda desarrollarse en plenitud y despliegue todas su posibilidades entitativas y morales. Lo enseña el n° 2439: “‘La Revelación Cristiana… nos conduce a una comprensión más profunda de las leyes de la vida social’ (Gaudium et Spes 23, 1). La Iglesia recibe del Evangelio la plena revelación de la verdad del hombre. Cuando cumple su misión de anunciar el Evangelio, enseña al hombre, en nombre de Cristo, su dignidad propia y su vocación a la comunión de las personas, y le descubre las exigencias de la justicia y de la paz conformes a la Sabiduría Divina”.
-Por último, ¿por qué es importante recordar la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica?
-Son varios los motivos por los cuales es necesario tenerlo presente. En primer lugar, por la difundida e inocultable confusión que existe entre los fieles, que desconocen o conocen mal los fundamentos de su fe, situación que debe ser revertida de manera urgente. Para lo cual, el Catecismo de la Iglesia Católica resulta ser un instrumento absolutamente excepcional, único en la historia de la Iglesia, por su génesis, por la participación de todo el Pueblo de Dios en su preparación bajo la guía del entonces cardenal Ratzinger y por haber sido promulgado por un Testigo singular del Evangelio como fue San Juan Pablo II, “El Grande”.
»Y en línea con lo que venimos diciendo, y ése es el sentido profundo del Diálogo Académico Internacional UNSTA-UCAV que organizamos, porque creemos que los cristianos de una vez por todas debemos sacudirnos la tibieza y la mediocridad en la que estamos sumidos y dedicarnos a estudiar seriamente la Doctrina Social de la Iglesia para ponerla en práctica.
»Me parece oportuno recordar lo que señalara el Papa Francisco, en su discurso del 11 de octubre de 2017 con motivo de los 25 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica: “No basta, por tanto, con encontrar un lenguaje nuevo para proclamar la fe de siempre; es necesario y urgente que, ante los nuevos retos y perspectivas que se abren para la humanidad, la Iglesia pueda expresar esas novedades del Evangelio de Cristo que se encuentran contenidas en la Palabra de Dios pero aún no han visto la luz. Este es el tesoro de las ‘cosas nuevas y antiguas’ del que hablaba Jesús cuando invitaba a sus discípulos a que enseñaran lo nuevo que él había instaurado sin descuidar lo antiguo (cf. Mt 13,52)”.
»Entre “esas novedades del Evangelio de Cristo”, que al decir de Francisco, “aún no han visto la luz” en nuestro tiempo, se encuentra la dimensión social de su Mensaje recogido y expuesto magistralmente en el Catecismo de la Iglesia Católica.
»Con este Diálogo Académico Internacional: 1992-2022, Treinta años junto al Catecismo de la Iglesia Católica, la UNSTA y la UCAV se ponen al servicio de todos para propiciar un espacio de encuentro y de reflexión, que incentive su lectura, su estudio y su aplicación. De este modo, queremos hacernos eco de las enseñanzas del Catecismo, que en su n° 23 nos dice que ha puesto «el acento» en «la exposición doctrinal. Quiere, en efecto, ayudar a profundizar el conocimiento de la fe. Por lo mismo está orientado a la maduración de esta fe, su enraizamiento en la vida y su irradiación en el testimonio (cf CT 20-22; 25)”.-