Opinión

Venezuela, tu Enemigo a Vencer

Ante la pretensión de relativizar nuestros valores culturales fundamentales debemos estar prestos a dar la batalla con caridad

 

 

Juan J Mora Valladares:

La lucha en Venezuela en el momento histórico y contexto mundial que nos ha tocado vivir es fundamentalmente de tipo Espiritual.

 Las sociedades desarrolladas del mundo, muchas de ellas devenidas de “la  civilización Cristiana”, si bien es cierto que han alcanzado un desarrollo tecno científico inimaginable en el último medio siglo, de la misma manera han sufrido un proceso vertiginoso de descristianización . Estos países han  pasado por varias etapas. Una primera fue de progresiva secularización en donde han hecho economía , comercio, política, investigación y familia, entre otras, como si Dios no existiera. No ha habido normas ni límites éticos en sus ejecutorias. Este proceso secularizante trajo de la mano una apostasía generalizada de muchas de estas sociedades que no es otra cosa que una rebelión consciente contra el mensaje del cristianismo. Este escenario de negación a lo trascendente y eterno le abrió las puertas a la cultura relativista que es una posición filosófica que niega la existencia de verdades absolutas rechazando la posibilidad de que el conocimiento humano sea objetivo. Bajo esta concepción y sin limitantes ético – morales el hombre puede hacer lo que le plazca o convenga con el solo consentimiento de su consciencia, en la cual ya Dios no está presente, solo sus instintos e intereses personales del momento.

Durante todas estas décadas de cultura relativista, en las sociedades más avanzadas se vinieron desarrollando ideologías contrarias a la cultura Cristiana, dentro de estas las más significativas: la ideología de género , las contrarias a la vida y las nuevas concepciones de familia. La ideología de género pregona que no nacemos ni hombre ni mujer, nacemos neutro y después cada quien elige su sexo, osea, convierte al sexo en algo opinable o de gusto. Obviamente esta ideología contraviene lo científicamente demostrado de que durante la etapa  embrionaria ya se ha  producido una diferenciación celular, en donde los sexos quedan establecidos.

Una nueva etapa ha sido la imposición de estas ideologías al legislarse en función de tales materias y la aprobación de leyes a favor de las mismas. Esto es lo que en su momento el Cardenal Joseph Ratzinger  denunció como “ la dictadura del relativismo”, en su homilía de la misa celebrada previo a la apertura de el cónclave del cual resultaría electo Papa (10/04/2005). El Cardenal dijo, “Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos”.  El relativismo moral niega la existencia del bien objetivo por lo que habría que suprimir la ética como actividad intelectual que busca un camino para conocerlo y alcanzarlo.

En la Venezuela sufrida que vivimos a pesar de los inmensos problemas de toda índole que agobian a sus ciudadanos, y que su solución estructural y práctica debiera ser la prioridad de todos, se ha venido gestando  un movimiento para imponer a través de “ leyes anti natura” estas nuevas ideologías del progresismo mundial. Se está preparando  “ la transculturación” de nuestra sociedad.

El verdadero desafío que enfrentamos los Venezolanos no está enmarcado en tomar posición en el sempiterno  estereotipo de derechas o izquierdas, sino, en defender nuestro patrimonio cultural más valioso como es la familia, el criar a nuestros hijos en el conocimiento de la verdad (Dios lo creó varón y hembra; Gen 1,28), la acogida y cuido  que damos a nuestros adultos mayores y el estar abiertos a la vida de manera responsable desde su concepción hasta su muerte natural.

Ante la pretensión de relativizar nuestros valores culturales fundamentales debemos estar prestos a dar la batalla con caridad: ser fieles a la verdad natural intrínseca en la naturaleza humana, a la verdad revelada en las escrituras, y a la fe de nuestros mayores.

Al igual que en Pentecostés llenemos nuestros corazones de fuego para brindar esperanza. Somos el único país del mundo Consagrado a perpetuidad al Santísimo Sacramento del Altar (propulsor de la consagración , Mons. Juan Bautista Castro, 2 de Julio de 1.899),   y confiemos que  Dios también llevará a término la obra de la salvación en esta tierra de gracia.-

 

Juan J Mora Valladares

Franciscano de María.

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