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Reflexión de un Seminarista sobre el 12 de octubre

El autor se pasea por las falacias que nos han mantenido atados a una ficción

 

Tomás Chacón:

A 529 años de la llegada de los españoles a América, cabe preguntarse: ¿Qué puede decir un Seminarista acerca del 12 de octubre? Detrás de esta pregunta se infiere que en los Seminarios se parte de la búsqueda de la “verdad que nos hace libres” (Jn 8, 32b). Esto requiere separar la ficción de la realidad, lo que conduce a una segunda pregunta: ¿Qué hay de ficción y de realidad en lo que se pudiera decir sobre el 12 de octubre? De esta manera encontramos que desde la ficción se cree que lo acertado en el cristianismo fue lo vivido por las comunidades cristianas de los primeros siglos y lo ocurrido en y por el Vaticano II.

Desde esta falacia, el 12 de octubre señalaría una iglesia católica no real que impuso la fe considerando a los indígenas como inferiores en cultura, raciocinio y dignidad. Esta ficción se alimenta desde supuestas venas que abrieron los españoles a América Latina en donde se menciona fraudes como: Mentira 1: “somos pobres porque los españoles y los siguientes imperios se hicieron ricos robándonos a nosotros, Mentira 2: la historia es una guerra entre buenos y malos donde los malos siempre ganan. Mentira 3: lo producido en las naciones ricas siempre es malo, (pero se gusta usar eso malo producido). Mentira 4: la evangelización de América fue por imposición y muerte de 60 millones de indígenas. Sin embargo, desde la verdad que libera del resentimiento, la envida y los complejos; encontramos que junto al segundo viaje de Cristóbal Colón llegaron los primeros misioneros encabezados por el moje Ramón Pané (¿?-1502), que no impuso la fe, sino que aprendió las culturas y lenguas indígenas para convertirse, con reconciliación y misericordia, en el “primer catequista de América”.

Esta evangelización de la cultura fue continuada por los primeros obispos, como el caso de Juan de Zumárraga, quien se ganó ser “protector de los indígenas” y llevó adelante la evangelización en torno a la “La Virgen de Guadalupe” De igual manera, que grato es encontrar que los nativos llamaron a un obispo “Tata Vasco” por su amor y defensa entrañable a los indios. Hubo otros que llevaron ese amor entrañable hasta lo científico, como el caso de Bartolomé de las Casas, quien debatió en la Universidad de Salamanca que los indígenas son personas con igual dignidad humana; y ello condujo a que el papa Pablo III sacara una bula donde defendía a los indígenas como personas con igual dignidad humana y con el derecho de que se le sean respetada sus propiedades.

Esto lleva a mencionar a discípulos académicos de Bartolomé de las Casas, como el obispo Antonio Valdivieso, quien fue mártir en Nicaragua por defender a los indígenas de la crueldad y maltrato por parte de autoridades españolas a quien llamó raza de víboras.

En el caso de Venezuela, su primer obispo Rodrigo de Bastidas, con la Constitución y Regla de Coro, eleva la dignidad de los indígenas, mestizos y negros ofreciéndoles hasta educación musical; y desde entonces se podían encontrar orquestas con personas de todas las razas; como un verdadero encuentro de lo mejor de dos mundos; de lo mejor de la diversidad del mundo.

Se hace propicio honrar a Santo Toribio de Mogrovejo, Obispo de Lima, quien creó cátedras de lenguas indígenas y abrió la Universidad a “indios, mestizos, zambos y afrodescendientes”.

En este Episcopado, nace nuestra insigne Santa Rosa de Lima, quien tuvo una rápida canonización con una amplia devoción en todas las capas sociales; en donde sobresalieron los indígenas. Solo hemos recordado a unos pocos de los tantos cristianos que llegaron a estas tierras a traer a Cristo por medio de una evangelización que se hizo cultura en hispanidad defensora de los derechos humanos basados en la verdad que nos hace libres; motivo que nos conduce a desearnos hoy: Feliz 12 de octubre para todos.-

Thomas Chacón, desde el Seminario de El Hatillo, Caracas

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