Lecturas recomendadas
El choque de los populismos
Bernardo Moncada:
“Entre los puntos compartidos entre totalitarismo y populismo pueden destacarse, en primer lugar, el hecho de que ambas fomentan la división y las reacciones extremadamente emocionales frente a lo que acontece en la arena pública.” Del populismo al totalitarismo. Aportes conceptuales a partir de Hannah Arendt. S/N, Seudónimo: Arendt. Centro Ricardo Salinas Pliego
“La cuestión de la autoridad constituye un problema político de primer orden en el contexto de los populismos contemporáneos, marcados por un poder que se autoriza a sí mismo mediante el discurso de la soberanía popular, representado por la figura del líder.” Poder sin autoridad, marca de identidad del populismo. Concepción Delgado Parra, Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Es difícil juzgar con la necesaria objetividad (aunque no seamos imparciales) el drama vivido por el pueblo venezolano por causa del tipo de dinámica que, cual si fuera un trecho fatalmente necesario, repite confrontaciones personalistas semejantes a las vividas en el imperio romano y con los arcaicos caudillismos, en general. Hemos derivado hacia el mismo juego.
“Los vicios –escribió G.K. Chesterton– están, efectivamente, liberados y ellos deambulan y hacen daño. Pero las virtudes andan zafadas también; y las virtudes deambulan aún más enloquecidamente, y las virtudes hacen un daño aún más terrible.”
Los que han surgido como proyectos políticos ideológicamente opuestos pierden, en la refriega que crece, sus respectivas cohesiones internas; lo que debería ser debate de propuestas deviene choque de guerreros caudillescos, en el cual la puja, el grito y el porrazo sustituyen la lógica de los argumentos iniciales. La razón se rinde a la emoción, y las posiciones partidarias se vuelven consignas de tribus irreconciliablemente hostiles.
Los bandos partidistas se han convertido en muchedumbres populistas. El populismo, como pulsión emocional e irracional que se adhiere a los temores y a las carencias más básicas de los individuos, nos seduce.
El populismo hallaba vía de propagación en cierta prensa; hoy, Como tóxico alimento populista, cada uno, armado con su prodigioso telefonito, recibe incesantemente un flujo oceánico de pareceres superficiales, intencionalmente prefabricados, falsas noticias e incitaciones de la pseudopolítica, siempre tan inútiles como dañinas, sobre todo para quien, ingenuamente, las difunde apresuradamente como si ganara un juego, ser el primero en viralizar. Y esto ocurre en ambas parcialidades. Cada partidario parece emitir para sí mismo un goteo oscuro y debilitante, que lo bloquea.
La necesaria capacidad de juicio se ve suplantada por la repetición de una serie de clichés, tendencias, torpes apodos, que buscan en las redes el combate, más que el debate, y las conmociones e impresiones superficiales provocan cambios absurdos de actitud y perspectiva. Tal explosión continua genera, en lugar de la voz coral de un pueblo, una lamentable cacofonía. Para nuestra consternación, se vuelve a la marea del desencanto y la “impotencia” entre nosotros. ¿Nos recreamos en la desgracia propia? Las voces que intentan contrarrestar la irracionalidad del pesimismo y la división parecen clamar en el desierto. Se cree firmemente en un futuro condenado del cual es mejor escapar.
Pero nuestros trabajadores, profesionales, artistas, educadores, constructores y líderes, ya una vez habían logrado rescatar la nación de las montoneras y la desolación, hasta lograr una de las mejores democracias parlamentarias de Sur América, con hermosas ciudades y creciente estructura productiva. Y todavía la mayor parte de nuestra población permanece en su tierra como una realidad, derrotando día a día la miseria a la que pareciéramos creernos condenados.
Reunificando las virtudes, desbocadas en los populismos, la suicida cacofonía puede hacerse hermoso coro para que retorne la buena política capaz de mirar lejos, ayudando a repavimentar un camino de dignidad en lugar de sendero pedregoso sembrado de hirientes zarzas. Razonando en lugar de gritando saldremos del choque de los populismos.-