Lecturas recomendadas

¿Se puede exigir la Justicia?

La justicia no se implora, se exige

 

Rafael María de Balbín:

 

Nadie me puede obligar a que sea bueno, pero me pueden obligar a que sea justo. Siendo la justicia dar a cada uno la suyo, es necesario para la vida de la sociedad que la justicia se cumpla. Es un mínimo  ético imprescindible. La justicia no se implora, se exige.

“La sociedad asegura la justicia social cuando respeta la dignidad y los derechos de la persona, finalidad propia de la misma sociedad. Ésta, además, procura alcanzar la justicia social, vinculada al bien común y al ejercicio de la autoridad, cuando garantiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a los individuos conseguir aquello que les corresponde por derecho” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 411).

La básica igualdad entre todas las personas humanas, requiere la justicia. “Todos los hombres gozan de igual dignidad y derechos fundamentales, en cuanto que, creados a imagen del único Dios y dotados de una misma alma racional, tienen la misma naturaleza y origen, y están llamados en Cristo, único Salvador, a la misma bienaventuranza divina” (Idem,, n. 412).

La justicia se complementa, pero no se excluye, con la solidaridad. “Existen desigualdades económicas y sociales inicuas, que afectan a millones de seres humanos, que están en total contraste con el Evangelio, son contrarias a la justicia, a la dignidad de las personas y a la paz. Pero hay también diferencias entre los hombres, causadas por diversos factores, que entran en el plan de Dios. En efecto, Dios quiere que cada uno reciba de los demás lo que necesita, y que quienes disponen de talentos particulares los compartan con los demás. Estas diferencias alientan, y con frecuencia obligan, a las personas a la magnanimidad, la benevolencia y la solidaridad, e incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras” (Idem , n. 413.).

La justicia es un punto de  partida, pero la solidaridad va más allá de la justicia. “La solidaridad, que emana de la fraternidad humana y cristiana, se expresa ante todo en la justa distribución de bienes, en la equitativa remuneración del trabajo y en el esfuerzo en favor de un orden social más justo. La virtud de la solidaridad se realiza también en la comunicación de los bienes espirituales de la fe, aún más importantes que los materiales” (Idem, n. 414).-

(rbalbin19@gmail.com)

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